Stella Ricotti es autora de un libro premiado

El origami como recurso

para enseñar geometría

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“El trabajo en origami ayuda al alumno a reflexionar, a pensar sobre los conceptos geométricos”, destacó Stella Ricotti. Foto: Guillermo Di Salvatore

Una docente local desarrolló la singular propuesta de enseñar geometría apelando al origami, el arte japonés de plegado del papel. Su trabajo recibirá una prestigiosa distinción de la Fundación El Libro.

 

Mariela Goy

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“En todo el plegado de origami subyace la geometría”, dice la profesora de Matemática Stella Ricotti. La Fundación El Libro le otorgó un importante premio por su obra “Geometría y origami”, en el cual desarrolla el arte japonés de plegado del papel como un recurso didáctico para enseñar la disciplina.

“No salgo del estupor y de un estado de felicidad porque tengo la fortuna de ver coronada mi carrera profesional con un premio de prestigio”, señaló Ricotti. La entrega del Premio Isay Klasse al Libro de Educación se realizará en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el próximo 19 de abril, al culminar el Congreso Internacional de Educación.

Ricotti sostuvo que tomó la iniciativa de utilizar el arte oriental porque “es una forma de tratar de que los chicos piensen y se planteen problemas dentro del aula”. Además, consideró que el trabajo del plegado del papel es placentero y buscar llegar al conocimiento por el camino de la comprensión.

La docente de Matemática, que integra el equipo de capacitación del Instituto Martha Zerbini de Amsafe, descubrió el origami en una exposición y luego tomó clases con la conocida tallerista María José Yasukawa. “Cuando vi por primera vez las figuras en origami, pensé: esto es geometría. De allí mi interés por aprender la técnica y poder usarla en el aula”, aseguró. Otra influencia sobre Ricotti fue su paso por la Escuela de Artes Visuales, donde “intenté dictar una Matemática inherente a los intereses en Plástica o Música de mis alumnos”.

—¿Con qué contenidos se va a encontrar el docente que indague en su libro?

— El libro “Geometría y origami” es una herramienta didáctica para trabajar en geometría con el plano y el espacio. Todo lo que se puede hacer con papel, se puede hacer también con la regla y el compás o con algún programa de computación. Pero con los papelitos plegados tenemos la posibilidad de incorporar otras cuestiones en el aula, como por ejemplo la capacidad de concentración, el análisis, las secuencias de actividades, la posibilidad de corregir si nos equivocamos, el éxito inmediato de la actividad, la posibilidad de abrir a demostraciones, de preguntarse por qué se da ese resultado. Todas las propiedades geométricas aparecen plasmadas en el papel con su debido argumento. Por ejemplo, se puede trabajar con los alumnos por qué al usar una hoja A4 (de las que se usan para imprimir) salen ángulos de 60 grados y por qué las rectas son paralelas. El dobles sale pero detrás hay un argumento geométrico.

— ¿En qué nivel educativo se puede usar este recurso?

— El libro es para todos los educadores. El nivel lo pondrá después el propio docente de acuerdo con la complejidad que le otorgue al contenido. Podrá usar la técnica tanto un maestro de primaria como un profesor universitario. Para armar una de las figuras geométricas a partir de un pedazo de papel, estuve en una conferencia-taller que duró 3 horas y no fue sencillo. Es decir, el grado de complejidad lo dará el docente y en mi libro conseguirá las primeras construcciones por plegado con su correspondiente justificación matemática. Allí trabajé sobre las figuras geométricas planas y me dediqué a polígonos regulares, y sobre las figuras del espacio desarrollé los cinco poliedros platónicos.

— ¿Esta técnica es una forma de superar al clásico transportador y compás?

— Este recurso didáctico ofrece una gama de posibilidades de construcciones rápidas y sencillas, pero de ninguna manera reemplazás al transportador y compás. En todo caso, el origami complementa y conduce por otros caminos que a lo mejor no se abren con una regla y compás. El alumno tiene la posibilidad de poner en juego las propiedades geométricas y ese conocimiento entra por otro lugar, por la comprensión.

— ¿Puede el trabajo manual contribuir a fijar esos contenidos?

— Lo que pasa es el que conocimiento le entra al alumno por otro lado. La palabra “manualidad” está quizá desacreditada y ya nadie “hace” con las manos. Pero cuando vos hacés con las manos es porque antes lo hiciste con el pensamiento. El silencio interior en general está ausente en la educación. La reflexión, la paz interior no se valora; todo tiende a ser acelerado. Y el origami te lleva a la introspección, al si te equivocás no importa, a probar, al placer, a aprender a “mirar” para poder “ver”.

— Quizá la desacreditación del trabajo manual tiene que ver con que los chicos de hoy se entusiasman más con las nuevas tecnologías...

— No son herramientas incompatibles. También es posible bajar modelos de Internet para fundamentarlos y encontrarles los porqué. El trabajo diferente que hice en el libro es que encontré los modelos en origami y me pregunté los porqué. Por qué sale un poliedro complejo a partir de una simple hoja A4 y qué pequeñas modificaciones debo hacer para que los ángulos me den exactos. En el trayecto, debo hacer cálculos matemáticos.

Distinción

El Premio Isay Klasse al Libro de Educación tiene como finalidad estimular la investigación y la producción escrita del pensamiento pedagógico argentino. Consta de un incentivo monetario y un diploma. Se otorgan dos reconocimientos por año: a la obra práctica y a la obra teórica.

El premio para “Geometría y origami” de Stella Ricotti, editado por Homo Sapiens, corresponde a la categoría “obra práctica” y el primero en recibir el reconocimiento en 1994 fue el prestigioso matemático argentino Luis A. Santaló por su obra “Enfoques hacia una Didáctica Humanística de la Matemática”.

Desde entonces e ininterrumpidamente la Fundación El Libro, presidida por el Dr. Guillermo Jaim Etcheverry, auspicia este concurso que evalúa la producción editorial en el área educativa, reconociendo el valor de los autores y haciendo visible la importancia del trabajo de los editores. El prestigio de este premio también está dado por la calidad, autonomía y notoriedad de su jurado, conformado por reconocidos especialistas. A partir de 2011, el Premio al Libro de Educación cambió su nombre por Premio Isay Klasse, en homenaje a su creador.