Primaria República del Paraguay

Una escuela con pocos chicos

pero con grandes desafíos

El establecimiento educativo realiza un trabajo de inclusión de chicos con capacidades especiales. Las autoridades escolares intentan impedir la fusión de dos grados.

Mariela Goy

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Situada en el barrio residencial Villa Setúbal, a metros de la laguna, la escuela primaria Nº 569 República del Paraguay lleva adelante la desafiante labor de integrar en sus aulas a chicos con necesidades educativas especiales que aprenden a la par de los alumnos sin dificultades, lo que convierte a la escuela en un espacio clave de integración social.

Además de la matrícula habitual de una primaria común, el establecimiento atiende a un niño con traqueotomía, a otros chicos que se desplazan en sillas de ruedas, a dos niños hipoacúsicos, otros con discapacidades intelectuales leves y con enfermedades como epilepsia y TGD (trastorno generalizado del desarrollo). Todos ellos reciben una educación común y son acompañados por equipos terapéuticos o maestras integradoras que provienen de escuelas especiales.

Ese concienzudo trabajo es posible gracias a la atención personalizada que los docentes pueden dispensar a raíz de la baja matrícula de la institución, que tiene 73 alumnos en total, de 1ro. a 7mo. grado. Esta situación permite recibir a niños que fueron excluidos o rechazados de otras escuelas, posibilitándoles acceder a una educación en la modalidad primaria común, a pesar de sus dificultades. “Desde su origen, hace 83 años, esta fue una escuela chica, de tercera categoría, porque tiene una matrícula que va desde los 61 hasta los 170 alumnos. No obstante, la institución continuó con su presencia y labor educativa, ya que lo que sustenta su existencia no es la matrícula sino su servicio especial a la comunidad”, fundamentó la directora escolar, Claudia Grillo.

Por elección

El sistema educativo intenta revertir en los últimos tiempos ese bache infranqueable entre la escuela común y la escuela especial. Pero la primaria República del Paraguay ha sido siempre un puente entre ambas modalidades. “Siempre tuvimos alumnos integrados, no sólo provenientes de escuelas especiales sino de escuelas comunes que tal vez necesitaban una atención más especial porque tenían problemas de conducta o de aprendizaje. Tradicionalmente hubo niños integrados a nuestras aulas, y a partir del decreto 2.703/10 -que amplía los alcances de las políticas de integración escolar-, empezamos a articular aún más con escuelas especiales”, explicó Grillo.

La directora manifestó que si bien en los alrededores existen otras escuelas primarias más grandes (Alte. Brown, Drago, Nº 38, Julio Bello), los papás buscan esta institución por su servicio diferenciado. “La mayoría de nuestros alumnos no pertenecen al radio escolar, sino que vienen de barrios alejados como Alto Verde o Barranquitas, a pesar de que no tenemos comedor. Por lo tanto, la elección de la institución no es por cercanía ni comodidad sino por la búsqueda de un seguimiento más personalizado de cada alumno”.

Sacar de donde “parece” que sobran

Desde hace un tiempo, la escuela se enfrenta a la posibilidad de que se fusionen grados, según establece el decreto 4.720 Reglamento General de Escuelas Primarias. Esa norma considera que ante la asistencia inferior a 20 alumnos por grado, se pueden unificar dos cursos en uno, para trasladar un cargo docente a otra escuela.

Grillo sostuvo que “estamos en charlas con nuestros superiores y ya se han llevado algunas horas de Educación Física. Ahora se quiere fusionar 4to. y 5to. grado de nuestra escuela. Esto haría que dentro de un mismo salón estén alumnos que necesitan permanecer en ámbitos separados por las características que poseen”.

La docente añadió que “en esos grados tenemos alumnos con TGD, epilepsia, trastorno disocial de la conducta que necesitan un ámbito específico y de acompañantes terapéuticos. Quitar uno de los docentes no beneficiaría el abordaje propuesto por el proyecto institucional”.

Además, la escuela cuenta solamente con una división por grado, por lo que fusionar dos cursos significaría perder esa continuidad educativa. “Si bien la matrícula siempre fue pequeña, estamos progresando. Nosotros queremos mantener nuestra estructura y no nos parece indicado que se saque de donde ‘parece’ que sobra”, cerró.

Tener grupos reducidos, de entre 8 y 11 alumnos por grado, permite a la escuela una atención más personalizada de los chicos, algunos de ellos con problemas físicos, de aprendizaje o enfermedades.

Foto: Guillermo Di Salvatore