EDITORIAL
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Otro grave caso de agresión escolar
Llegó a su casa desde la escuela, tomó el arma de su abuelo y se quitó la vida. El protagonista de esta dramática secuencia fue un niño de apenas 12 años y el hecho sucedió a principios de abril en Temperley, provincia de Buenos Aires.
Cuando se investigaron las posibles causas de tan drástica determinación, apareció un motivo contundente: desde hacía tiempo, la víctima sufría un acoso constante de parte de sus compañeros de colegio. Las agresiones se producían porque se trataba de un niño con sobrepeso, para quien las clases de educación física representaban un escollo prácticamente insalvable.
Entonces, el problema del hostigamiento escolar (conocido por el término en inglés bulling) se convirtió por algunas semanas en tema de debate en la Argentina.
A menos de dos meses de aquel episodio, la justicia rosarina investiga por estos días la brutal golpiza a la que fuera sometido un niño de 11 años de la escuela primaria Brigadier Estanislao López, de Fighiera. En este caso, la víctima debió ser hospitalizada y los médicos se vieron obligados a extirparle un testículo debido a la gravedad de los daños.
Hace tiempo que los compañeros de este chico se burlaban de él y lo agredían, por el simple hecho de haber llegado al Gran Rosario desde la provincia de Salta. Sus hermanos también vienen sufriendo los malos tratos. Incluso, los padres del niño habían denunciado lo que ocurría al Ministerio de Educación de la Provincia y hasta presentaron denuncias en la Policía del departamento Constitución.
La Justicia de Menores será la encargada de investigar el caso, caratulado como “lesiones gravísimas agravadas por fines discriminatorios”.
Desde el Observatorio Latinoamericano de la Violencia Escolar de la República Argentina, se reconoce que en los últimos años la violencia en las escuelas se fue extendiendo y profundizando. Las burlas y las bromas, suelen pasar cada vez con mayor frecuencia a las agresiones físicas o psicológicas, en algunos casos con graves consecuencias.
A diferencia de lo que algunos pueden suponer, el bulling suele estar más presente en escuelas privadas, de clase media o media-alta, que en escuelas públicas, cuyos alumnos provienen de sectores más humildes.
Otro prejuicio es pensar que las agresiones son protagonizadas exclusivamente por varones. Los especialistas advierten que el acoso escolar no tiene relación alguna con el género de los alumnos e, incluso, algunos afirman que el fenómeno comienza a ser más frecuente entre las mujeres.
Si bien no existen estadísticas oficiales, un estudio internacional elaborado con datos de la Unesco develó que la Argentina está al tope en el ranking de insultos y maltratos físicos de la región. El 37% de los alumnos encuestados reconoció haber sido insultado o amenazado y el 24% sufrió golpes de otros alumnos.
Por lo general, los maestros no están capacitados para actuar convenientemente. La gravedad y las consecuencias de estos hechos plantean la necesidad imperiosa de que el tema sea abordado de manera integral por las máximas autoridades educativas de la Nación y de las provincias.