Niños angustiados, ¿adultos ansiosos?

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Con frecuencia los síntomas que presenta un adulto con trastorno de ansiedad aparecen por primera vez en la infancia. La identificación y el tratamiento en la niñez son aspectos críticos para la prevención de este tipo de desorden.

TEXTO. LIC. ANDREA BALDANTONI. FOTO. EL LITORAL.

No es fácil ver y contener a un niño angustiado, con miedo intenso y preocupación. Esto genera en los padres mucha confusión al tratar de lidiar entre su propia intuición y los diferentes consejos que las personas a su alrededor generosamente brindan con el fin de ayudar: “Está llamando la atención”, “tenés que ser firme”, “no dejes que te maneje”.

Todos los niños sienten ansiedad. Es de esperar y es normal que se sientan ansiosos en ciertos momentos específicos de su desarrollo. Sin embargo, cuando las ansiedades se vuelven severas y empiezan a interferir con las actividades diarias de la infancia, tal como separarse de los padres para ir a la escuela y hacer amigos, los padres deben considerar la posibilidad de recurrir al asesoramiento de un especialista.

Los trastornos de ansiedad están entre los problemas más comunes de la infancia. Estudios realizados en los Estados Unidos detectaron que entre el 8 y el 10 por ciento de la población infantil y adolescente evidencia algún tipo de trastorno vinculado con la ansiedad. Si bien en la Argentina no hay estadísticas al respecto aún, la inestabilidad, la inseguridad y los efectos de la llamada “era del estrés” producen un impacto indiscutible entre la población infantil.

A pesar de su alta prevalencia, persiste la idea errónea de que estos trastornos son transitorios o inocuos. Investigaciones han demostrado que si se deja sin tratamiento, los niños con trastornos de ansiedad tienen un mayor riesgo de mal desempeño en la escuela, tienen menos desarrolladas las habilidades sociales, son más vulnerables al abuso de sustancias y pueden desarrollar trastornos de ansiedad y depresión al llegar a adulto.

CUANDO SE PASA EL LÍMITE

Existen ciertos miedos esperables para cada etapa del desarrollo relacionados, por ejemplo, con el comienzo de la escolaridad, la oscuridad, ciertos animales, o a los fenómenos naturales (relámpagos, truenos). Estos miedos suelen aparecer en forma transitoria y se los considera normales.

En la adolescencia, los temores pueden manifestarse por una preocupación exagerada en relación al desempeño o apariencia física frente a grupos de pares.

Estas preocupaciones no deben ser consideradas necesariamente un trastorno. Sin embargo, cuando estos síntomas se vuelven excesivos (por ejemplo, reacciones de llanto y angustia desmedidas de un niño ante la separación de sus padres, o timidez marcada), o cuando persisten más allá de la etapa donde se consideran parte del desarrollo evolutivo normal, podemos considerar que estamos frente a un trastorno de ansiedad.

¿CÓMO DETECTARLO?

Algunos de los siguientes síntomas, extraídos de la Escala de Ansiedad para Niños de Spence, son típicos de los chicos que padecen un trastorno de ansiedad. Si su hijo/a responde “Si” a varias de estas preguntas es aconsejable que consulte con un profesional especializado.

1. Hay cosas que me preocupan.

2. Me da miedo la oscuridad.

3. Cuando tengo un problema siento feo en el estómago.

4. Siento temor.

5. Me preocupo cuando estoy lejos de mis padres.

6. Me preocupo por hacer un mal trabajo en la escuela.

7. Me preocupo porque algo malo le suceda a alguien de mi familia.

8. De repente siento como si no pudiera respirar sin razón alguna.

9. Tengo que estar revisando varias veces que las cosas que hago estén bien (como apagar la luz, o cerrar la puerta con llave).

10. Antes de ir a la escuela me siento nervioso(a) y con miedo.

11. No puedo dejar de pensar en cosas malas o tontas.

12. Cuando tengo un problema, mi corazón late muy fuerte.

13. Me preocupa que algo malo pueda pasarme.

14. Cuando tengo un problema me siento nervioso(a).

15. Me asustan los lugares altos (como montañas, azoteas, etc.) o los ascensores.

16. Me preocupa lo que otras personas piensen de mí.

17. Me da miedo estar en lugares donde hay mucha gente (centros comerciales, cines, camiones, parques).

18. Me da miedo estar en lugares pequeños o cerrados (como túneles o cuartos pequeños).

19. Tengo que hacer cosas una y otra vez (como lavarme las manos, limpiar o poner las cosas en orden).

20. Me molestan pensamientos tontos o malos, o imágenes en mi mente.

CUÁNDO BUSCAR AYUDA

La consulta a un especialista debe considerarse si ha respondido afirmativamente a varias de las preguntas anteriores, o frente a la presencia de cambios o problemas en las siguientes áreas:

- Hábitos de alimentación o el apetito.

- Dormir.

- El desempeño escolar.

- El nivel de actividad.

- Estado de ánimo.

- Relaciones con la familia o amigos.

- Comportamiento agresivo.

- Comportamiento típico de un niño pequeño.

- Habla y lenguaje y los hitos de desarrollo.