Nueva potencia económica

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El turismo genera la mitad de los ingresos a la economía isleña.

En esta última entrega de la serie escrita a partir del viaje de dos santafesinos a las Islas, una radiografía de los ingresos que producen la cría de ovejas para la exportación de lana, la pesca y el turismo. además, una semblanza de tres isleños y sus recuerdos de la guerra.

TEXTOS Y FOTOS. JUAN MANUEL VÍTTORI Y MANUEL P. VÍTTORI.

Antes de la Guerra de 1982 la economía de las Islas Malvinas era casi de tipo feudal, con grandes extensiones de tierra no aptas para la agricultura, totalmente en poder de la FCL (Falkland Company Limited) -controlada por la FIH (Falkland Islans Holding) de capitales ingleses- que, para el negocio con la lana de oveja, contrataba como mano de obra barata a los nativos de las islas.

Una vez finalizado el conflicto, esa política cambió. Mediante acuerdos, se subdividió la tierra y fue entregada a los kelpers para que críen sus propias ovejas -que superan los 500.000 animales- y se beneficien con una parte de los ingresos producidos por la exportación de lana de alta calidad al Reino Unido y otros lugares del mundo. En cada establecimiento de campo (Camp) también existen invernaderos con huertas familiares dedicadas al cultivo de hortalizas frescas para el autoconsumo.

Después de la guerra se creó unilateralmente, en 1986, una zona de exclusión de 150 millas alrededor de las islas que le permitió a las autoridades otorgar licencias de pesca de langostinos, calamares y merluzas. De esta manera, el producto bruto interno aumentó de los 3 millones de libras esterlinas de 1982 a la friolera de los actuales 100 millones.

Es así que la pesca se ha transformado en una de las principales fuentes de ingresos para las Islas, relegando a la producción de lana. Esta nueva actividad además incluye la protección de la fauna marina limitando la pesca de las especies que van disminuyendo.

También suma lo que dejan la gran cantidad de cruceros que en el verano visitan las islas.

Actualmente, los crecientes ingresos provienen de estas tres actividades principales, aportando las licencias de pesca un 40%, la lana un 10% y el turismo el otro 50%.

EN BUSCA DE ORO NEGRO

La posibilidad de una posible explotación petrolera crea grandes expectativas entre los kelpers ya que, de concretarse, los haría todavía más ricos.

La petrolera Rockhopper Exploration (una de las seis británicas que están explorando la zona) obtuvo resultados positivos en la cuenca de la Isla Leones Marinos (Sea Lion Island) ubicada al norte del archipiélago y estimó que puede extraer, por lo menos, 155 millones de barriles de petróleo de buena calidad. El problema es que esa isla es una importante reserva de animales y se teme por el impacto ambiental que pueda tener la explotación. La compañía triplicó así los cálculos iniciales que rondaban los 50 millones de barriles y, después de la noticia, sus acciones subieron un 16 % en el mercado londinense.

INGRESOS Y PUESTOS DE TRABAJO

Esta época de bonanza, con un ingreso anual promedio per cápita que actualmente varía entre 20 y 40 mil libras esterlinas, también ha permitido a las autoridades aumentar considerablemente la recaudación fiscal anual que, de los 4 millones de libras esterlinas de 1982, pasó a la cifra actual de 20 millones. Una buena parte se invierte en la administración de los sistemas gratuitos de salud, educación y asistencia social de las islas.

De esta manera, los puestos de trabajo en hoteles (conserjería, mucamas y mozos) , supermercados (caja y repositores), pubs y otros negocios menores han sido cubiertos por chilenos o personas provenientes de distintas colonias británicas, lo mismo sucede para la esquila de la lana, para la que actualmente se contratan neocelandeses y chilenos.

SIN REJAS

Los isleños también se jactan de vivir en una comunidad segura, sin delitos ni drogas. Lo primero se confirma en la propia arquitectura del lugar, típica de los territorios británicos de ultramar, con casas que en su mayoría son de madera prefabricada traídas desde Inglaterra, siempre de puertas abiertas y sin rejas. Lo segundo, en las propias estadísticas de la policía de las islas que indican que sus escasos efectivos prácticamente no tienen actividad.

Sí está presente el problema del alcoholismo, sobre todo los fines de semana cuando en los 3 pubs que hay en la Capital: el Globe, el Deano’s y el Victory (el más famoso y concurrido es el primero, y el más complicado para los argentinos el segundo) se toma mucho alcohol, es especial los más jóvenes.

KARL HARRIS

Al final de la guerra, los vehículos abandonados por las fuerzas argentinas despertaron el interés de los restauradores isleños. En marzo de 2002, mientras caminaba por el campo con un grupo de amigos, Karl Harris encontró un viejo tanque francés Panhard AML-90 (Auto Mitrailleuse Legére).

A pesar de haber transcurrido 20 años del conflicto y que estaba totalmente inundado con agua de lluvia, ya que había quedado abandonado con una de las dos escotillas superiores abierta, su estado general era mejor que cualquier otro tanque argentino que Harris hubiera visto en las islas.

Sucede que, al terminar la guerra, los pertrechos abandonados fueron usados como blancos en ejercicios militares británicos. Pero este Panhard estaba muy lejos de todo, a más de 160 kilómetros de Puerto Argentino (Stanley).

Con la ayuda de su amigo Lee Clement propietario de un jeep Mercedes-Benz 230 G chasis corto, también llegado desde Argentina durante la guerra-, Harris trabajó dos días para sacar el tanque del barro y subirlo a un remolque. Lo llevó hasta un taller en las afueras de la capital y se propuso restaurarlo a nuevo, tareas que estaba realizando cuando nos topamos con él.

Actualmente ambos vehículos, el Panhard y el Mercedes Benz 230 G, totalmente restaurados, están en uno de los patios del Museo de Puerto Argentino (Stanley), el mismo edificio donde antes de la guerra estaban las oficinas de Aerolíneas Argentinas y Austral.

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La producción y exportación de lana de alta calidad fue la principal fuente de ingresos de las Islas antes de la guerra.

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Gerald Cheek (centro) perteneciente a las FIDF con El Litoral en el Cementerio Militar Inglés de San Carlos. Al fondo, el ‘Corredor de las Bombas‘.

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Tony Smith (a la izq.), todo un personaje y el mejor guía de las Islas.

TONY SMITH

Es un isleño de 44 años, 4ª generación en Malvinas, y uno de los mejores guías de las Islas. Al principio fue bastante parco con nosotros, pero después que nos fuimos conociendo se aflojó y resultó ser muy amable. Saliendo de Puerto Argentino (Stanley) con su Land Rover Defender roja, nos trasladó por distintas partes de la geografía de Isla Soledad (East Falkland): Monte Tumbledown (Mount Tumbledown ) Bahía Agradable (Pleasant Bay, en la zona de Fitzroy), Darwin, Pradera del Ganso (Goose Green), San Carlos, la reserva de animales de Punta Voluntario (Volunteer Point), y los restos de una posición de la artillería inglesa que todavía conserva las pilas de cajas metálicas vacías de los proyectiles de 105 mm. que desde allí se dispararon sobre las posiciones argentinas, entre ellas, las baterías del GA 3 que comandaba el por entonces Tte. Cnel. Martín Balsa.

Smith nos contó que antes de la guerra casi no había rutas en las Islas y había que desplazarse a campo traviesa. Con su experiencia de esa época se jacta de poder manejar de esa manera, sin GPS e incluso de noche, sin perderse. Demostró su habilidad al volante sorteando obstáculos del terreno (barro, piedras, cursos de agua) y trepando con su Land Rover a las máximas alturas de los montes Harriet (Mount Harriet) y Dos hermanas (Mount Two Sisters) donde todavía quedan restos de las posiciones argentinas.

También nos comentó que durante la guerra los padecimientos sufridos por los propios isleños no fueron menores: 50 casas sufrieron daños, y 6 ó 7 quedaron totalmente destruidas por los bombardeos navales británicos. Increíblemente solo murieron tres isleños. La gente mayor fue la que más sufrió durante los bombardeos navales y es la que más marcada quedó por la guerra. Unos tíos suyos mayores de 70 años tuvieron muy malas experiencias de las que nunca pudieron recuperarse. Su tía vivía sola, resultó herida por los bombardeos, y permaneció es su casa hasta que unos soldados argentinos la rescataron y la llevaron al Hospital. Ella nunca se recuperó y su tío tampoco, hasta que falleció unos meses después de la guerra.

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Karl Harris (a la izq. junto a la tanqueta Panhard AML-90 que encontró abandonada y restauró totalmente.


GERALD CHEEK

Es uno de los guías que nos trasladó por las Islas. Propietario de una flamante Toyota Prado, pertenece a la FIDF (Fuerza de Defensa de las Islas Falkland), una fuerza civil y voluntaria que durante la guerra de 1982 guió a las tropas británicas después del desembarco de San Carlos. Por eso, Gerald Cheek recibió un reconocimiento de la propia Margaret Thatcher. Sucede que después del hundimiento del portacontenedores Atlantic Conveyor, el 25 de mayo de 1982, luego del ataque de una escuadrilla de aviones Super Etendard de la Marina Argentina, los ingleses perdieron 6 helicópteros Wessex del escuadrón naval 848, y 3 de los 4 HC.1 Chinooks del escuadrón 18 de la RAF, vitales para un rápido avance sobre Puerto Argentino (Stanley). Eso obligó a las tropas inglesas a una larga marcha a pie por terrenos desconocidos y muy peligrosos, por lo que muchas veces debieron ser asistidos por los isleños y la FIDF. El único Chinook sobreviviente, mat. ZA178/BN, se encontraba haciendo un vuelo de pruebas de sus sistemas de ingeniería y, por ello, se salvó del ataque. El 2 de junio, este aparato, al cual se le voló una de sus puertas, rompió dos records llevando 81 y 75 paracaidistas británicos en dos misiones separadas a Fitzroy desde Prado del Ganso, ya que su capacidad máxima era de 44 soldados. Este helicóptero todavía está en servicio y es toda una leyenda en Gran Bretaña, ya que ha volado en Irak y en Afganistán, entre otros teatros de operaciones.

Mucho más frío y serio con nosotros que Tony Smith, a medida que pasaron los días Cheek modificó su actitud y se mostró muy respetuoso durante la visita al Cementerio Militar Argentino de Darwin. También nos guió durante la visita al Cementerio Militar Ingles de San Carlos y al lugar donde murió el Tte. Cnel. Herbert “H” Jones durante el combate de Darwin, reconociendo el valor de las tropas argentinas que durante mucho tiempo contuvieron al 2º Batallón del Regimiento de Paracaidistas ingleses. De ese episodio hay versiones que indican que H. Jones murió por un disparo del FAL de un soldado argentino que le entró por la espalda. Según Cheek, por la fuerte resistencia argentina, H. Jones debió salir al frente arengando a sus tropas y en ese momento no escuchó la advertencia sobre posiciones adelantadas argentinas de donde proviene el disparo que impacta de frente acabando con su vida.