El Octógono de la FIQ, lugar del debate de las agrupaciones estudiantiles

Un histórico espacio de ocho lados que abriga el fragor de la militancia

Un histórico espacio de ocho lados que abriga el fragor de la militancia

Rutina universitaria. Mate de por medio, dos estudiantes comparten un momento en uno de los bancos del octógono. Esa postal se ve todos los días. Foto: Mauricio Garín

Es el corazón de la Facultad de Ingeniería Química, y uno de los lugares centrales en la historia reformista de la UNL. Lugar de estudio, charlas y asambleas, por allí transita a diario la rutina universitaria. Y es arena de fervientes debates políticos.

 

Luciano Andreychuk

landreychuk@ellitoral.com

Un “Coliseo” de la militancia estudiantil vernácula, arena de ardorosas discusiones políticas, que con su regular geometría arquitectónica le da contenido y continente a un espacio social vivo, con sus tensiones sanguíneas, sus dinámicas propias, y con toda la historia reformista como trasfondo. Eso es el octógono de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ), encastrado en el corazón del edificio de Sgo. del Estero al 2800, con su murmullo incesante de voces que vienen y van y todo el calor de la rutina universitaria.

Sus ocho lados y ángulos regulares constituyen el espacio central del diseño arquitectónico de la facultad, donde desembocan sus tres pisos. Cerámicos cuadrados blancos y negros tipo ajedrez, pilares laterales de un rosado oscuro -al igual que la cúpula superior, que deja entrar una luz escasa y nostálgica-, columnas de un color pardo gastado por el tiempo, componen la estética del lugar. Hay bancos y pupitres a sus costados, donde siempre se encuentran grupos de alumnos: allí se ensayan por día decenas de fórmulas químicas, se ceba el mate del compañerismo, se soporta la ansiedad previa a un examen.

Desde arriba del octógono, caen carteles y afiches con mensajes partidarios, que gritan reivindicaciones o reclaman cambios: es un batalla semiológica silenciosa pero feroz. En uno de esos mensajes se pide una “nueva cantina estudiantil”, con menú más barato y variado. En otro se advierte sobre “virtudes y falencias” del plan de estudios de una de las carreras que se dictan. Petróleo y política energética, minería a cielo abierto, la nacionalización de YPF o el conflicto local con la empresa Naranpol, son algunos de los temas de coyuntura que movilizan los debates del estudiantado universitario.

La vida política en la FIQ -una de las facultades más “ideologizadas” de la UNL- está integrada por tres agrupaciones: Martín Fierro (independiente), de izquierda; Franja Morada (FM), radicales, y el Movimiento Nacional Reformista (MNR Siete Jefes), de extracción socialista. La primera tiene la presidencia y la mayoría de las secretarías del Centro de Estudiantes. Las dos segundas tienen representación minoritaria tanto en el Centro como en el Consejo Directivo de la facultad. La convivencia es democrática, y se ajusta a lo que establecen los reglamentos en orden al cogobierno y la autonomía universitaria. Aunque eso no aminora el fragor de las disputas políticas.

Rutina

“Las charlas informativas, los debates y las asambleas del centro de estudiantes tienen lugar en el octógono. Casi todo pasa por acá”, dice a El Litoral Emanuel Elizalde, de Martín Fierro. “Al espacio se le da un uso común. Aquí comemos, estudiamos, hasta clases de consulta hay. En el octógono hacemos intencionalmente asambleas, reuniones y paneles de debate, porque al estar ubicado en el centro de todo, debe ser usado como espacio de discusión: al lugar hay que llenarlo de sentidos y puntos de vista”, relata el estudiante de Ingeniería en Alimentos.

Los temas de debate estudiantil son de lo más variados: hay cuestiones locales -como el conflicto de la fábrica Naranpol- y nacionales, como las políticas de recursos ambientales. “En el octógono, se hizo recientemente un debate sobre minería a cielo abierto, con especialistas disertantes. El tema viene desde hace dos años, cuando las universidades nacionales, entre ellas la UNL, aceptaron regalías millonarias de una empresa minera. Desde entonces se abrió un profundo debate interno y se plantearon posiciones alternativas. Todo tuvo escenario en la FIQ y su octógono”, cuenta Elizalde.

Para Sebastián Lucchini, de Franja Morada, el octógono es antes que nada un lugar de difusión, de contacto y reunión entre estudiantes. “Y es la caja de resonancia de muchas cuestiones que hacen nueva vida como universitarios, como ocurrió en su momento con la cantina de FIQ, las becas de estudios o de trabajo, entre muchas otras cuestiones”. El joven de 23 años agrega: “Desde nuestro lugar, tratamos de proponer ideas sobre temas que permitan mejoras a la calidad de vida estudiantil”.

Herencia

El petróleo en la Argentina y la reciente expropiación de la YPF fue otro de los temas que agitó un profundo debate, al igual que el monocultivismo y el uso de agroquímicos. “Como estudiantes, nos tocan de cerca estas cuestiones. Como futuros ingenieros químicos o en Alimentos vamos a tener un papel social relevante ante estos temas; entonces, lo lógico es encarar estas discusiones hacia adentro de la facultad”, dice Elizalde.

El joven reconoce el valor del pasado: “Hay una historia muy importante de militancia en esta facultad. Hubo gente muy importante que discutió aquí en el octógono cuestiones muy trascendentes para la vida universitaria. Y nosotros humildemente queremos rescatar todo eso, cada uno desde su agrupación. Por ahí suena exagerado, pero nos sentimos herederos de esa tradición política y responsables de esa valiosa herencia”.

Un histórico espacio de ocho lados que abriga el fragor de la militancia

PASADO. Una postal del octógono en los primeros tiempos de la facultad. Foto: Archivo El Litoral


Un histórico espacio de ocho lados que abriga el fragor de la militancia

PRESENTE. Así se ve hoy; los afiches, en su propia “batalla” semiológica. Foto: Mauricio Garín

Rica historia

En octubre de 1919

s e crea la Universidad Nacional del Litoral (UNL), y con ella la Facultad de Química Industrial y Agrícola, que en la década de 1950 cambiaría su denominación por la actual Facultad de Ingeniería Química (FIQ). “Desde sus primeros años, la Facultad ha sostenido los principios reformistas que le dieron origen, proyectando su labor de enseñanza, investigación y promoción científica y cultural desde Santa Fe hacia toda la región”, dice la web de la FIQ.