“El molino y la cruz”
“El molino y la cruz”
Una composición audaz y ambiciosa
Escena de la excelente película del director polaco Lech Majewski. Foto: Télam
Por Laura Osti
“El molino y la cruz” es una composición estética original que integra varios lenguajes en el formato cinematográfico. Una exquisitez, si se quiere, un planteo formal, una lección de arte, que trata de aprovechar todos los recursos de la tecnología digital, para plantear una reelaboración de una obra pictórica: “El camino del Calvario”, pintura de Brueghel que data del siglo XVI.
La realización de la película le llevó varios años al director polaco Lech Majewski, en un proyecto audaz y ambicioso que intenta reflejar una mirada artística, metafísica e histórica, porque no se trata solamente de un juego formal y visual que apela a los sentidos, sino que pretende recrear el proceso de creación de una obra de arte. Algo así como una deconstrucción, utilizando otras técnicas como el cine, el teatro, la plástica y el prolífico universo digital que permite nuevas maneras de integrar los lenguajes clásicos.
Partiendo del lienzo mencionado, Majewski da vida a varios de los personajes que aparecen en la pintura, inspirándose también en los bocetos previos que se conocen de Brueghel, para dar una visión de lo que fue la violenta ocupación española de Flandes, a mediados del siglo XVI. La pintura es contemporánea de esos sucesos y en el cuadro aparece retratado el mismo autor, interpretado en el film por Rutger Hauer, su amigo y coleccionista de arte Nicholas Jonghelinck (Michael York) y la Virgen María (Charlotte Rampling).
La obra pictórica recrea la pasión de Cristo en el Monte Calvario, pero ambientada en Flandes, en un escenario en el que Brueghel sintetiza las dos pasiones, la del Salvador y la del pueblo campesino perseguido por las milicias de la fe, muchos de ellos castigados y torturados hasta morir por herejes, a manos de los soldados españoles.
Una mirada trascendente
Casi no hay diálogos en “El molino y la cruz”, cada escena habla por sí misma. La composición visual es de un extremo cuidado así como la música que acompaña cada secuencia, pensada especialmente para la película. Así, de la mano de Majewski, el espectador se puede hacer una idea de la vida cotidiana en ese momento en ese lugar y cómo esa vida se vio alterada por la irrupción de jinetes vestidos con uniformes colorados en una cruzada cruel y sangrienta.
Respetando el espíritu del pintor flamenco, el director polaco reúne información sobre hechos históricos con elementos y figuras simbólicos, para dar su particular visión de los hechos, recordando que el arte siempre ofrece una mirada trascendente sobre los datos de la realidad.
El resultado es una obra nueva, que tiene su propio lenguaje y a la vez, un homenaje a uno de los genios de la pintura universal. Y quizás esta película sea recordada en el futuro como un hito en la historia de las artes audiovisuales, por la complejidad de las técnicas utilizadas, por su temática y por su extraordinaria calidad.
• • • • •
EXCELENTE
El molino y la cruz
The mill and the cross, Polonia-Suecia/2011. Dirección: Lech Majewski. Guión : Michael Francis Gibson y Lech Majewski. Fotografía: Lech Majewski y Adam Sikora. Música: Lech Majewski y Jozef Skrzek. Edición: Eliot Ems y Norbert Rudzik. Diseño de producción: Katarzyna Sobanska y Marcel Slawinski. Elenco: Rutger Hauer, Charlotte Rampling, Michael York, Joanna Litwin y Dorota Lis. Duración: 96 minutos. Calificación: Apta para mayores de 13 años. Se exhibe en el América.