ARQUITECTURA

La obra de la Católica ganó otro premio nacional

Se trata de ARQ, reconocimiento que otorga la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos y el suplemento ARQ del diario Clarín. Con este trabajo, los arquitectos Lucila Gómez y Javier Mendiondo apuntaron a plasmar en los hechos los valores de la arquitectura en relación con el sistema educativo.

De la Redacción de El Litoral

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Recientemente, la obra de ampliación de la sede de la Universidad Católica de Santa Fe, realizada por los arquitectos Lucila Gómez y Javier Mendiondo, ganó el primer premio nacional ARQ en la categoría de más de 600 m2.

El reconocimiento fue otorgado por Fadea, Federación Argentina de Entidades de Arquitectos y el Suplemento ARQ del diario Clarín.

En el certamen, compitieron 53 trabajos, ganadores de cada región en sus categorías respectivas. El Gran Premio Nacional fue para la Casa Puerto Roldán, del Estudio Gerardo Caballero y Maite Fernández. El jurado estuvo compuesto por Oscar Fuentes, Mariano Clusellas, Elvira Fernández, Ignacio Dahl Rocha y Berto González Montaner.

“Para nosotros, este premio significa el reconocimiento a los valores y las ideas que, muchas veces siendo intangibles, son el fundamento conceptual de cualquier obra de arquitectura. En este caso, esta obra indaga sobre dos ejes, la educación como hecho colectivo y la relación con el barrio de Guadalupe, entendiendo que los límites entre lo urbano y lo arquitectónico se desdibujan en favor de una espacialidad compleja”, definieron los profesionales, quienes destacaron la buena predisposición de la UCSF a la hora de llevar adelante un proyecto de estas características, y a la empresa Cocyar por el compromiso con la calidad de la obra.

Vale recordar que el año pasado, la obra de los santafesinos había sido galardonada con el primer premio en la categoría Escala Media, en un certamen organizado por el diario Clarín y la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos.

Enfoques

Con este trabajo, los profesionales pudieron plasmar en los hechos los valores y las funciones de la arquitectura con relación al sistema educativo. Según consignan en el proyecto, las características del barrio en el que se emplaza la UCSF son “la densa forestación, la baja densidad edilicia y el uso que sus vecinos hacen de la calle como espacio de encuentro de sus vecinos. En ese contexto, el edificio con sus 12 mil metros cuadrados preexistentes, se distinguía por su arquitectura de una escala discordante con respecto el entorno”.

“Se presentaba el desafío de proyectar un edificio con destino educacional y la reflexión sobre el rol que tiene la educación en la sociedad y el entendimiento de la capacidad que tiene la arquitectura de transmitir aquellos valores fundantes del acontecimiento arquitectónico específico. Francesco Tonucci afirma que sólo educadores autoritarios niegan la solidaridad entre el acto de educar y el acto de ser educado por los educandos. Este pedagogo señala, además, que todos nosotros sabemos algo, que todos nosotros ignoramos algo y por eso, aprendemos siempre. Este enfoque sobre la educación y los actores que participan del proceso educativo guió el desarrollo del proyecto. Los dispositivos espaciales deberían favorecer la interacción entre los distintos actores de la universidad, en un ámbito en el que cada uno de ellos se relacione con los otros en clave dialógica”, fundamentaron.

“El nuevo edificio traslada el carácter ambiental de las calles del barrio al interior de sus espacios mediante el uso de vegetación, tanto en la fachada a modo de filtro ambiental como en el corazón de la ampliación con la presencia de un lapacho rosado. Asimismo, una planta baja abierta y transparente propone un nuevo diálogo entre el edificio y la ciudad, a modo de interacción entre el patio central y la calle. A su vez, esta planta de acceso recompone las circulaciones interiores de la universidad permitiendo una fluida comunicación con todos los componentes, antes fragmentados, del conjunto edilicio”, definieron.

Se trata de ARQ, reconocimiento que otorga la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos y el suplemento ARQ del diario Clarín. Con este trabajo, los arquitectos Lucila Gómez y Javier Mendiondo apuntaron a plasmar en los hechos los valores de la arquitectura en relación con el sistema educativo.

El proyecto apuntó a que los dispositivos espaciales favorecieran la interacción entre los distintos actores de la universidad, en un ámbito en el que cada uno de ellos se relacionara con los otros en clave dialógica. Foto: Federico Cairoli

 

Construir

La obra comenzó en julio de 2007 y culminó en agosto de 2008. La coordinación del proyecto estuvo a cargo de los Arqs. Alejandro Moreira y Marcelo Saus; con la colaboración de Melina Langhi, José Citroni, Sebastián Romero, Leonardo Huspenina y José Pizzi. Los asesores estructurales fueron los Ings. Alejandra Saux y José Gallo; y cálculo de estructura estuvo a cargo del Ing. Marcelo Panza; el paisajismo de Liliana Bock, Mario López y Enzo Fratti, y la empresa constructora fue Cocyar SRL.