Ilusión óptica: Pablo Padín, de notable parecido con Freddy Mercury, sobre un fondo que rememora al célebre estadio londinense. Foto: Gentileza producción
Una magia renacida
Dios Salve a la Reina traerá su encarnación del show más mítico de Queen en versión integral. Será el viernes 12 de abril, en el Centro Cultural Provincial.
Ilusión óptica: Pablo Padín, de notable parecido con Freddy Mercury, sobre un fondo que rememora al célebre estadio londinense. Foto: Gentileza producción
Ignacio Andrés Amarillo
El destacado grupo argentino Dios Salve a la Reina revivirá el recital más emblemático de Queen, realizado en el Wembley Stadium de Londres, Reino Unido, el 12 de julio de 1986 durante el Magic Tour. La cita será el próximo viernes 12 de abril, en el Centro Cultural Provincial (Junín 2457).
Para conocer más sobre esta reencarnación del pináculo de la banda liderada por Freddy Mercury, El Litoral se contactó con Pablo Padín, el encargado de revivir al fallecido vocalista.
—El concierto de Wembley representa la cumbre de la carrera de Queen. ¿Cómo fue animarse a realizarlo íntegramente?
—Fue y es un gran desafío. Porque es como bien decís la cumbre de la carrera de Queen y además está en el imaginario colectivo. Todos conocen a la perfección el show, por eso nos llevó unos cuantos años animarnos a hacerlo. Además había elementos musicales más complicados de lograr, que llevaron su tiempo, pero estamos muy conformes con el resultado.
—¿Cómo fue el proceso de armado del show? Tanto desde el punto de sacar las canciones, encontrar el sonido de cada una, y sumar la parte escénica.
—Había muchos temas (la gran mayoría) que ya veníamos tocando, a esos hubo que modificarlos un poco para acercarlos a las versiones de Wembley, para que el show fuera más real. Después hubo unos cuantos temas que tuvimos que sacar de cero, y después adaptarnos a las estructura del show, que no es para nada fácil. También implicó trabajar en nuevos vestuarios, nuevos instrumentos e incluso una estética en la puesta en escena completamente nueva.
—¿Les resultó más difícil o distinto que otros shows anteriores, por ahí más eclécticos en cuanto a los períodos representados?
—El gran desafío es que el show ya es perfecto y no requiere ninguna improvisación, entonces lo que era nuevo en este caso era adaptarnos a que funcionara, como funcionó Wembley. Hay temas que estaban en un orden que nosotros jamás usaríamos, y que funcionan de una manera en Wembley que es distinta a la de nuestro show, así que hubo que intentar pensar por qué estaban ahí, que función tenían, y procurar el mismo resultado. Tocar temas de distintas épocas no es nuevo para nosotros, eso fue la parte más sencilla en todo caso.
Sensaciones
—¿Qué se siente cuando llega el final, con la capa y la corona y el “Dios Salve a la Reina” sonando? ¿Se vive una emoción especial?
—Para nosotros hay una gran rutina (como para cualquier banda en gira) que es enormemente contrarrestada por el público. Cada noche es especial y cada respuesta es especial. Sin la respuesta del público, sin dudas no estaríamos tocando hoy en día. Nos alimentamos de la emoción de la gente, nos contagia y nos llena de alegría.
—¿Se siente desde arriba del escenario cómo el público revive la mística de Queen?
—Se siente enormemente, uno toma dimensión de lo que hace a través de la respuesta del público. Ver a alguien disfrutando como loco, o llorando emocionado por un tema te pone en situación de que algo bueno estás brindando, y que vale la pena recordar así a Queen.
—¿Qué representaba Queen para ustedes cuando arrancaron con la banda, y qué representa hoy, que han “internalizado” sus canciones y vestuarios?
—Todos éramos fans de Queen cuando empezamos; hoy, 15 años después, ya lo sentimos como propio, hemos recorrido un camino haciendo esto y lo sentimos parte de nuestras vidas. Pero el fanatismo sigue intacto. Cada tanto nos encontramos hablando de la banda con la misma admiración y respeto que teníamos cuando éramos adolescentes.
Evolución
—¿Qué les dicen en otras partes del mundo, especialmente los anglosajones, de cómo logran atrapar el sonido y la estampa de esta gran banda británica?
—La verdad que en el mundo y en Inglaterra por suerte hemos recibido muchos elogios. Somos autocríticos y buscamos mejorar más allá de todo eso, pero la gente por lo general nos tira siempre mucha buena onda, desde el público hasta incluso gente muy allegada a Queen.
—Cuando arrancaron con DSR, ¿imaginaron que podría terminar siendo un proyecto con este grado de profesionalismo?
—Ni un poco. Jamás se pensó para que fuera algo en serio. Simplemente era algo para divertirnos, y las cosas se fueron dando.
—¿Tienen algo en vista de lo que será el próximo show de DSR, luego de terminar con la gira de Wembley?
—Tenemos algunas ideas, pero por ahora, ¡queda Wembley para rato!