Ladrones de bancos con estilo
La actriz Isla Fisher en una escena de la película “Nada es lo que parece”, de Louis Leterrier. Foto: Gentileza Summit Entertainment
Ladrones de bancos con estilo
La actriz Isla Fisher en una escena de la película “Nada es lo que parece”, de Louis Leterrier. Foto: Gentileza Summit Entertainment
Laura Osti
“Nada es lo que parece” se trata de una coproducción entre Estados Unidos y Francia, pura acción, adrenalina y magia.
Según definen sus protagonistas, la magia es deleite, ilusión, entretenimiento, pero si se usa para engañar y provocar un daño, es crimen.
¿Quiénes son los protagonistas? Son cuatro magos profesionales que viven de sus trucos, que a veces son callejeros y otras veces, se exhiben en antros donde se cultiva el espectáculo circense. Pero no son unos magos cualquiera, ellos tienen sus códigos y una férrea amistad que los une. Un buen día, reciben una misteriosa convocatoria, mediante un mensaje cifrado. Alguien, desde las sombras, los quiere juntos para una misión.
Jesse Eisenberg, Woody Harrelson, Isla Fisher y Dave Franco tienen a su cargo representar a “Los cuatro jinetes”, quienes desplegarán una serie de shows, ante numeroso público, en los que usarán sus habilidades para robar a los malos y compensar a sus víctimas.
Los malos son una empresa de seguros que estafa a sus clientes y un banco que se queda con los beneficios. Ellos están representados por los veteranos Morgan Freeman y Michael Caine.
Por supuesto que las andanzas de Los cuatro jinetes son tan llamativas y escandalosas que tienen en jaque al FBI y a Interpol, porque si bien actúan en Estados Unidos, sus estafas tienen alcances internacionales.
Los magos son una especie de banda de ladrones justicieros, ladrones que roban a ladrones para repartir el botín entre los desfavorecidos. Así, se hacen muy populares y el público los adora.
La película es una sucesión de hechos despampanantes a un ritmo enloquecedor, un juego permanente entre el gato y el ratón. De un lado, los policías, encabezados por Mark Ruffalo y la bella Mélanie Laurent, y del otro, los resbaladizos bandidos, que siempre van adelante y se burlan de sus perseguidores.
En ese plan, hay de todo, transportaciones de cuerpos, gigantografías callejeras, carreras alocadas, disfraces, distracciones, pistas falsas, objetos que desaparecen sin dejar rastros... en fin, un enorme abanico de actividades, que implican un gran esfuerzo de producción, una disposición aparentemente infinita de recursos y una impunidad desmesurada.
Al mismo tiempo, la intriga va dando un giro tras otro, desorientando al espectador, hasta que al final, no quedarán preguntas sin responder, aunque la lógica no siempre acompañe. No importa. La propuesta es lanzarse a la aventura de la imaginación y divertirse, con buenos actores en juego y una moraleja que justifica todas las transgresiones y provocaciones de esta banda algo esotérica, que se parece un poco a un grupo de super héroes sui generis.
El director, Louis Leterrier, pone en escena todos los efectos que la tecnología tiene a disposición de la industria cinematográfica y consigue montar un espectáculo visual cautivador, con rasgos de cine clase B, aunque de alto presupuesto.
buena
Nada es lo que parece