Lengua Viva

La lecto-escritura y el conocimiento

Evangelina Simón de Poggia

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En mi último artículo comenté el problema que sostenemos, actualmente, en las aulas universitarias en referencia al “analfabetismo funcional”. Tal vez, sea el momento para recordar la inevitable relación entre la alfabetización y el conocimiento.

A partir del momento en que el estudio del lenguaje avanzó hacia la lengua a partir de Saussure, ese objeto de estudio nos llevó a preocuparnos de su correcto aprendizaje a través de ese proceso que los estudiosos e investigadores dieron en llamar: lectoescritura, sin cuyo tránsito, el niño, no podrá continuar su marcha cognitiva, la cual le permitirá introducirse en el ámbito del conocimiento superior a partir de dos grandes líneas cognitivas: la comprensión y la expresión, lo que significa comprender lo que le dicen y expresar lo que siente en una traslación de planos, en los que están implicados los procesos cognitivos que le posibilitarán el pasaje de la oralidad a la escritura, del fonema al grafema.

Tendremos que tomar conciencia de la imposibilidad de eludir conceptos básicos como: la “Conciencia lingüística” y la “Conciencia fonológica”. Este pasaje ha sido motivo de preocupación para muchos científicos del área psicológica y lingüística, predominando en los procesos la segunda a través del desarrollo de las habilidades lingüísticas. Vigotski (1979) plantea un pasaje unitario entre el hablar y el leer y escribir; pareciera que aprender a leer es una extensión natural del aprender a hablar, requiriendo los mismos procesos cognitivos que la adquisición de la lengua materna; reconoce, sin embargo, que el aprendizaje de la lectoescritura exige una preparación especial.

De lo expuesto se desprende la importancia que tiene la segmentación de las palabras en fonemas, cuyo proceso requiere de un aparato fonador y auditivo en correctas condiciones para que el sonido sea audible de manera que las ondas sonoras que se producen lleguen a oídos del oyente, lo mismo pasa con el aparato auditivo; estas observaciones debemos tenerlas muy en cuenta para el desarrollo de la conciencia fonológica y, por ende, la segmentación del continuum fonémico. Sin este plano solucionado, será muy difícil la transposición cognitiva del “fonema” al “ grafema”.

Seguiremos reflexionando.