Escuela República Oriental del Uruguay
crónicas de barrio
Escuela República Oriental del Uruguay
El corazón en la educación
Dentro de las instalaciones de la escuela, funcionan también el Taller Manual Nº180, el Jardín Nº 223 y la Defensoría del Pueblo.
En la intersección de Peñaloza y Fray Cayetano Rodríguez, funciona la escuela República Oriental del Uruguay, que no sólo abre sus puertas a los chicos del barrio, también recibe a los de Barranquitas, Villa Hipódromo, Los Hornos y San Agustín. En total, 507 alumnos repartidos en dos turnos, reciben servicio de copa de leche y asisten al comedor escolar. También brindan almuerzo a estudiantes de la escuela Freyre y del Jardín Nº 233.
Llevar adelante un proyecto educativo en estas épocas es todo un desafío, sobre todo en esta zona de la ciudad en donde los alumnos provienen de realidades económicas y familiares distintas. En este sentido, Silvia Blanco, directora del establecimiento, comenta que “las necesidades de los chicos son tan múltiples como sus causas. Actualmente, se necesita trabajar mucho en la problemática relacionada con la inclusión social y la atención a la diversidad. Las familias de algunos de los chicos se encuentran en situación de riesgo social. En este momento, tenemos 20 alumnos con dificultades graves, a los que les cuesta mantener una asistencia regular o que no reciben un cuidado correcto e integral por parte de sus madres porque no tienen trabajo o no tienen asistencia social o familiar”.
Contención
La población educativa de la escuela es heterogénea: allí conviven chicos que provienen de una situación familiar sólida, junto con otros que no cuentan con una buena contención en sus hogares o cuyas madres fueron adolescentes que crecieron junto con sus hijos. Ante esta realidad, Silvia explica que “aunque nuestra principal función es pedagógica, en este nuevo contexto debemos adaptarnos al ritmo al cual cambia la sociedad. La educación se debe adaptar y los maestros también, por eso intentamos buscar distintas estrategias, nos relacionamos con otras instituciones del barrio. Implementamos la jornada extendida para el 7mo. grado con el fin de que el paso del primario al secundario les resulte menos traumático... Es fundamental trabajar las habilidades sociales, discriminación, valores, el respeto mutuo; eso los ayuda”. Y esto se palpa en el patio del colegio, en donde los chicos no entienden de barreras ni diferencias y donde todos se unen en tareas prácticas, proyectos de ciencia y juegos.
Sin embargo, el reto es involucrar en esta misma realidad a los padres, ya que en la escuela se considera que de nada sirve el accionar educativo si no continúa en el hogar. Para Blanco, la familia es esencial para el futuro de los alumnos: “Los chicos tienen una capacidad de darse que es mayor a la de los adultos -observa la directora-. Los chicos tienen muchas carencias, la más importante es la afectiva. Se puede tener la pancita llena pero no contar con lo primordial: la contención emocional. Desde la escuela tratamos de trabajar lo emocional y prestar atención a cuestiones que tienen que ver con el descuido, los peligros propios de la calle o el trabajo infantil. La única forma de solucionar estas problemáticas es reaccionar y trabajar todos juntos”.
"Los chicos tienen muchas carencias, la más importante es la afectiva. Se puede tener la pancita llena pero no contar con lo primordial: la contención emocional"
"En Derqui y avenida Peñaloza todavía estamos esperando el cordón, la bocacalle y el desagüe. En algún momento esta calle fue transitable, ya no lo es”.
Hugo Trujillo
vive en Schneider hace 30 años
Club Defensores de Peñaloza
Es el orgullo deportivo del barrio. Está ubicado en Regis Martínez y Santiago de Chile, corazón de barrio Schneider. Con sólo 26 años de vida, cuenta con más de 100 socios, 250 chicos que asisten a la escuelita del fútbol y un equipo de fútbol que compite en la primera división de la Liga Santesina de fútbol.
La única plaza
"Son todos muy buenos vecinos. Es un barrio tranquilo, aunque en los últimos tiempos está inseguro como otros barrios: hay asaltos, hay inseguridad”.
Andrés Frasolari
comerciante.