Encuesta sobre alimentación en las escuelas

Productos poco nutritivos, los preferidos de los escolares

Un proyecto de extensión de la UNL reveló que los chicos se rigen por su “gusto” y compran alimentos altos en sal, azúcares y grasas en los kioscos escolares. Detectó preocupantes tasas de sobrepeso.

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“A los kiosqueros, les pedíamos que el sándwich lo armen con queso solo y sin paleta o que fraccionen grisines en vez de bizcochos de grasa. Había predisposición, pero no se arriesgaban a cambiar lo que vendían por una cuestión económica”, destacó Marcela Martinelli. Fotos: Mauricio Garín

 

Mariela Goy

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Un estudio realizado entre 637 alumnos de 1º a 7º grado de dos escuelas primarias céntricas de la ciudad, reveló que el 50 % de ellos compra una colación en los kioscos escolares y que la mayoría prefiere los productos no recomendables -como gaseosas, panificados, panchos y golosinas- a otros de mayor calidad nutricional como frutas o cereales.

También arrojó otro dato significativo: el 75 % de los niños, dispone de entre 2 y 6 pesos para comprar algo en los kioscos escolares. Esa cifra corresponde al momento de hacerse la encuesta, durante los meses de abril y mayo de 2012, y se fue actualizando al ritmo de la inflación.

El estudio fue realizado en el marco de un Proyecto de Extensión de Interés Social (Peis) por parte de un equipo de docentes de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL, con la participación de tesinistas, voluntarios y pasantes universitarios de la Licenciatura en Nutrición. Algunos resultados se publicaron en octubre en la revista Archivos Argentinos de Pediatría.

La investigación centró la mira en el snacking o colación durante la jornada escolar y determinó que la mitad de los alumnos compra en los kioscos de las escuelas, mientras que un 35 % trae el refrigerio desde sus hogares y el resto no ingiere alimentos durante esas horas. “Las colaciones traídas a la escuela desde sus casas, mayoritariamente, son productos recomendables”, sostiene el estudio. En este grupo de alimentos, el informe incluye a las frutas, cereales, jugo de frutas, galletitas dulces simples o de agua, turrones o lácteos.

En cambio, cuando los chicos compran en los kioscos escolares, la calidad nutricional se vuelve más deficiente ya que la elección queda a cargo de ellos y aquí entra a jugar el gusto infantil. Los productos “no recomendables” son los preferidos: gaseosas, panificados, pebetes, panchos, caramelos, alfajores, churros, galletitas rellenas y productos de copetín.

“Estudios realizados en diferentes países señalan que los escolares a la hora de elegir alimentos a media mañana, prefieren los de alta densidad de energías, grasas, sal y azúcares. Estos alimentos de bajo valor nutritivo son los que más abundan en las cantinas escolares y los niños que los consumen presentan generalmente mayor tendencia al sobrepeso y obesidad”, destaca el estudio, que fue coordinado por la Dra. en Ciencias Biológicas y docente Marcela Martinelli, del Departamento de Ciencias Biológicas de la Facultad de Bioquímica de la UNL.

El equipo de investigación, además, midió y pesó a cada uno de los chicos y los resultados obtenidos “son preocupantes”, aseguró Martinelli. Se encontró una prevalencia de sobrepeso del 25 % (159 chicos) y de obesidad de un 21 % (133 niños). En tanto, un 1 % presentó un bajo peso (sólo 6 chicos) y un 53 % registró un peso normal (337 alumnos), según el índice de masa corporal (IMC) para la edad de acuerdo con los criterios de la Organización Mundial de la Salud.

Gustos y disponibilidad

Ninguna de las dos escuelas relevadas recibe asistencia alimentaria (copa de leche o comedor) y poseen, además, una matrícula parecida, de nivel socioeconómico medio. Pero hay una diferencia entre ambas instituciones: en una de ellas el kiosco vendía toda clase de productos, y en la otra, la dirección escolar limitó la oferta de facturas a sólo 15 por día, prohibió la venta de gaseosas y dispuso que se ofrezcan frutas.

Además de las encuestas a los niños, se hicieron consultas a “boca de kiosco”. Así se conoció que en la escuela donde se vende de todo, el 90 % de los chicos eligió un producto no recomendable. Mientras que en la otra institución, el 60 % prefirió este tipo de alimentos poco nutritivos.

Los niños eligen lo que van a consumir guiados por su “gusto” y “apetito”, mayoritariamente. Sólo del 8 al 10 %, argumentó que el “precio” es decisivo a la hora de comprar el refrigerio.

Martinelli indicó que “esto da cuenta de la falta de orientación que reciben los niños para seleccionar apropiadamente lo que consumen, ya que aún con 2 ó 3 pesos podrían haber comprado una fruta o cereal y no lo hicieron. Los directivos de las escuelas nos manifestaron que muchos alumnos dicen que les da vergüenza comer una fruta o un yogurt porque son objeto de burlas”, explicó.

Regulación necesaria

La docente destacó que para mejorar la calidad de la colación de los niños es indispensable la enseñanza de hábitos saludables en las familias y las escuelas primarias destinada a que los chicos aprendan a elegir responsablemente los alimentos que consumen, y acompañada de una regulación en la venta de productos en los kioscos escolares.

“Lamentablemente, Santa Fe aún no cuenta con una ley que regule los kioscos o cantinas escolares, como sí existe en otras provincias. Hubo un proyecto que tuvo media sanción en Diputados pero nunca se transformó en norma. A nivel nacional, tenemos la Ley de Obesidad y Trastornos Alimentarios que incluye un artículo sobre los kioscos escolares, pero si la provincia no adhiere ni la reglamenta, no se puede aplicar”, advirtió Martinelli.

El estudio fue realizado por las docentes de la Facultad de Bioquímica: María Alejandra Fortino, Nora Aimaretti, Florencia Walz y Marcela Martinelli, junto a la licenciada en Nutrición, Alicia Zurbriggen, y tesinistas, voluntarios y pasantes de la carrera de Nutrición. Contaron con el apoyo de Juan Villafañe, de la Federación de Asociaciones Cooperadoras Escolares del departamento La Capital.

Sólo el 1,6 % consumió un desayuno de buena calidad

  • El relevamiento realizado en las dos escuelas en el marco del proyecto de extensión es completo e incluyó un análisis sobre el desayuno que los chicos consumieron en sus hogares antes de ir a clases. Apenas el 1,6% de ellos (10 niños de un total de 637 encuestados) dijo haber consumido un desayuno de “buena calidad” el día en que se hizo la encuesta. Esto incluye una porción de cada uno de los tres grupos de alimentos: lácteos, cereales y frutas.

En tanto, el 33,1% consumió un desayuno de “mejorable calidad” (una porción de alimento de dos grupos distintos, por ejemplo, la leche con cereal), el 45,4%, uno de “insuficiente calidad” (una porción de alimentos de un sólo grupo, generalmente un vaso de leche sola) y un 8,9% ingirió un desayuno de “mala calidad” (incluye alimentos que no pertenecen a ninguno de estos tres grupos, entre ellos, golosinas).

El día de la encuesta, un 11% de los niños no desayunó. El principal motivo por el cual los alumnos manifestaron no desayunar o hacerlo a veces, fue la falta de tiempo (no levantarse lo suficientemente temprano), seguido por no tener hambre o por sentir malestar al desayunar. También se determinó que los niños de menos edad -de 1º a 5º grado- desayunan con mayor frecuencia cuando un familiar les prepara los alimentos. Se observó, asimismo, que más de la mitad de los niños consultados mira televisión mientras desayuna. El informe dice que “esto puede resultar un factor de distracción a la hora de ingerir los alimentos y puede restar tiempo para la realización del desayuno”.

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Concientizar

  • Además de recabar datos, el proyecto extensionista incluyó una serie de intervenciones durante todo el 2012 en las dos escuelas a través de talleres educativos para los niños sobre buena alimentación, la distribución de “colaciones saludables” como frutas, cereales y yogures, la realización de videos de cocina con los grados superiores, charlas para padres y docentes, juegos y actividades didácticas de todo tipo. También se hizo un trabajo de concientización con los kiosqueros, a quienes se les facilitó un listado con los precios y distribuidores más cercanos donde podían adquirir los productos de calidad nutricional.