“Este es el fin”
“Este es el fin”
Cumbre bizarra en el Apocalipsis
Craig Robinson, Seth Rogen, Danny McBride, James Franco, Jay Baruchel y Jonah Hill asomándose al Fin de los Tiempos, sólo para hacer todo mal. Foto: Gentileza Columbia Pictures
Ignacio Andrés Amarillo
“¡Am, qué aborto!”. Con esa expresión podía tildarse en la Villa María Selva de los 80 a alguien demasiado estúpido o detestable. La memoria trae estas cosas a la mente cuando trata de encuadrar cosas que no tienen demasiado formato, como es el caso de “Este es el fin”, otro de los extremos de la “nueva comedia”, como la también inclasificable “Proyecto 43”.
Para llegar acá, hay que hacer un poco de historia. Todo comienza con Seth Rogen (actor, productor y guionista), Evan Goldberg (guionista y director) y Jay Baruchel (actor y ocasional guionista, que ya había hecho unos buenos secundarios en “Million Dollar Baby” y “Casi famosos”, de donde saltó a la breve comedia universitaria “Undeclared”), tres muchachos canadienses haciendo sus armas en el cine estadounidense, que mientras se insertaban en el mundo del estilo de comedia que impuso Judd Apatow, realizaron un corto llamado “Jay and Seth Versus the Apocalypse”, donde los actores se enfrentaban al fin del mundo encerrados en una casa.
Ese mismo año Rogen coescribió y apareció en “Supercool”, estelarizada por Michael Cera (que ese año hizo “La joven vida de Juno” y actuaba en la serie de humor ácido “Arrested Development”) y Jonah Hill; al año siguiente coescribió con Goldberg y protagonizó “Pineapple Express”, con James Franco (actor “de carácter” que hizo desde “Milk” y “127 horas” hasta “Oz, el poderoso”) y los comediantes Danny McBride y Chris Robinson.
Esas son algunas de las películas que integran una constelación que, de no ser conocida por el espectador de “Este es el fin”, se estará perdiendo mucho en cuanto a comprensión. Bueno, la cosa es que “Este es el fin” retoma la idea del corto de 2007, pero ambientada en su vida actual.
La última fiesta
Ése es el punto de partida: Baruchel, que vive en Canadá, va a Los Ángeles a visitar a Rogen, que después de agasajarlo con hamburguesas y marihuana, lo invita a donde Jay no quiere ir: a una megafiesta en la casa de Franco, a la que asisten los “nuevos amigos” de Seth, ahora que es famoso y gana dinero: el anfitrión, Hill, Robinson y McBride, entre otros, que incluyen a varios actores de comedia, la cantante Rihanna y la ascendente Emma Watson.
En medio de la fiesta, regada de drogas y alcohol, donde todas las chicas quieren tener sexo con Michael Cera, y se huele la tensión entre la vieja amistad y las nuevas, pasa algo terrible: empieza el Apocalipsis, y un agujero se traga a la mayoría de los asistentes a la fiesta. Jay, Seth, Jonah, Chris, Danny y James quedarán encerrados en la casa de éste último, casi como el Eternauta y sus amigos en la nevada, pero con una diferencia: son tan o más “abortos” que los personajes de las películas de las que se jactan. Son drogadictos, estúpidos, incultos, cobardes y traicioneros. Si Juan Salvo y los suyos encarnaban al “héroe colectivo”, Rogen y sus muchachos representan al “antihéroe colectivo”.
Metiendo en formato
Así arranca un guión disparatado en el que comenzarán a aparecer las señales del Fin de los Tiempos, pero donde los mayores problemas están en la convivencia entre los comediantes. Goldberg y Rogen firman como guionistas y directores, y le imprimen un ritmo atractivo a la retahíla de situaciones, algunas desopilantes, otras muy bizarras y otras injustificadas, lo que hace que el espectador no quede a la deriva.
En medio de un trasfondo religioso (aunque se rían de la religión), el grupo se da el gusto de hacer una gran broma autorreferencial, donde se burlan de sus propios estereotipos y se asumen peores que sus personajes habituales: los temas que les interesan son la marihuana, los objetos fálicos (en los demonios y las esculturas) y el humor chabacano. Baruchel viene de afuera y es que les corta un poco el clima de estudiantina cuarentona (Franco es el otro “serio”, pero se acopla bastante al grupo). El final se pone un poco serio y épico, pero termina tan delirante como empezó.
Invitados
De las actuaciones no podemos decir mucho más: son actores conocidos haciendo sus propios estereotipos, incluyendo a Cera, que tiene sus escenas entretenidas al principio, tan inexpresivo y con problemas de comunicación como varios de sus personajes célebres. Distinto es el caso de Emma Watson, que se baja de su flema británica (nadie más podría hacer que “Petrificus Totalus” o “Wingardium Leviosa” suenen como algo sexy) o sus chicas de clase alta americana para hacerles frente a los muchachones que están tan “calientes” como las llamas de afuera.
Por suerte, además de contar con mucho presupuesto para filmar las escenas fantásticas, sumaron la colaboración de decenas de figuras haciendo pequeñas participaciones como “ellos mismos”, algunas un poco denigrantes (ver el caso de Channing Tatum).
En definitiva, quien disfrute de este tipo de comedia, se dará una panzada con una de las más bizarras, protagonizada por un grupo de bizarros que nos quieren mostrar cuánto lo son. Los que no entren en el juego, probablemente se vaya a la media hora. Lo seguro es que “Este es el fin” tiene un lugar asegurado en algunas estanterías “de culto”, entre “Supercool” y “Proyecto 43”.
Buena
“Este es el fin”
“This Is the End” (Estados Unidos, 2013). Dirección y guión: Evan Goldberg y Seth Rogen, basados en el corto “Jay and Seth vs. The Apocalypse”, coescrito con Jason Stone. Fotografía: Brandon Trost. Edición: Zene Baker. Música: Henry Jackman. Diseño de producción: Chris Spellman. Elenco: James Franco, Jonah Hill, Seth Rogen, Jay Baruchel, Danny McBride, Craig Robinson, Michael Cera, Emma Watson. Duración: 107 minutos. Sólo apta para mayores de 16 años con reservas. Se exhibe en Cinemark.