El 10 de abril, en Argentina, se reconoce a quienes hacen ciencia
El 10 de abril, en Argentina, se reconoce a quienes hacen ciencia
En el Día del Investigador, un santafesino que se destaca
Un consorcio internacional de científicos sintetizó el primer cromosoma de una levadura, organismo que tiene una estructura celular similar a la humana. Un egresado de la UNL, pionero en la biología sintética, explica el impacto de este descubrimiento.
El científico santafesino Jerónimo Cello está radicado en Estados Unidos desde donde comanda significativas investigaciones. Foto: Archivo El Litoral
Prensa UNL - El Litoral
En noviembre de 2002, pocos meses después de los terribles atentados terroristas en Estados Unidos, un grupo de científicos de la Universidad Stony Brook en Nueva York, anunció que había logrado replicar sintéticamente el virus del polio. El principal responsable de la investigación fue un bioquímico “más santafesino que los alfajores santafesinos”, como le gusta definirse, que además de felicitaciones recibió pedidos de expulsión del país por personas que consideraban a su trabajo una amenaza contra la seguridad de los Estados Unidos.
“Como todo en ciencia, tuvo un costado científico y otro público”, explica desde su laboratorio en Nueva York, el Dr. Jerónimo Cello, egresado de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). “El trabajo generó un cambio sobre cómo se publican datos sensibles en Estados Unidos y el mundo, pero también, detrás de todo eso, vino lo que está ocurriendo ahora”, señaló.
Eso que está ocurriendo ahora no es ni más ni menos que la reproducción sintética de la naturaleza. Lo que Cello y su equipo hicieron con un virus en 2002, se replicó después con una bacteria en 2010, y la semana pasada se supo que un equipo internacional logró reproducir un cromosoma entero de levadura de cerveza. La novedad del hallazgo no radica tanto en la técnica utilizada sino en que la levadura es un hongo unicelular con aproximadamente 6.000 genes, de los cuales un tercio son iguales a los del ser humano.
Para comprenderlo hay que saber un principio básico de la biología que establece que desde el minúsculo circovirus porcino de 17 nanómetros hasta la ballena franca de 15 metros, la información para llevar a cabo los procesos vitales y de reproducción se encuentra en los genes. En los virus, esa información genética se encuentra dentro de una cápsula de proteínas mientras que en procariotas (bacterias) o eucariotas (hongos, animales, plantas y humanos) se encuentra en diferentes estructuras celulares.
“La levadura es una eucariota y tiene una estructura celular parecida a la célula humana”, explica Cello. Por eso, todo lo avanzado con la levadura se podría transpolar en el futuro a los humanos.
Mundo sintético
Pero imitar a la naturaleza no es simple ni rápido, es un complejo trabajo de “copiar y pegar” versión biológica. Primero se identifica la secuencia de bases del ADN, responsables de almacenar la información genética de todos los organismos vivos. Una vez identificadas las bases, se copian en el laboratorio y mediante reacciones químicas se pegan entre sí hasta reproducir el gen o los genes del organismo en cuestión.
En el caso de la levadura de cerveza, el procedimiento fue más complejo porque se tuvo que copiar un material genético 30 veces más grande que el de una bacteria y 1.000 veces más grande que el del virus de polio que realizó Cello. “En números, el virus que nosotros sintetizamos tenía 7.000 bases, la bacteria 300.000 bases y el cromosoma también tiene 300.000 bases pero forma parte de una levadura, que a su vez tiene 16 cromosomas y 12 millones de bases”.
Trabajando en diferentes laboratorios a la vez, los investigadores removieron de la célula uno de los 16 cromosomas, lo copiaron sintéticamente y luego lo reintrodujeron a la célula original. Cual Frankenstein del reino fungi, después de todo ese proceso, la nueva levadura fue viable.
“En todos estos años, se vio que se pueden sintetizar un montón de cosas y ahora vienen muchas preguntas, que van desde la ética hasta saber cuál es la importancia de esto”, dice Cello.
A futuro
Los avances en la biología sintética abren la puerta a grandes posibilidades en el campo de la ciencia aplicada. La levadura de cerveza se utiliza no sólo para hacer pan y cerveza, sino para producir biocombustibles y fármacos contra la malaria. En el futuro, se podrá generar una levadura más productiva que ayude a bajar los costos de los medicamentos. “La vacuna contra la hepatitis B también se hace en una levadura y no me sorprendería que comience a hacerse mejor porque se avanzará en el entendimiento sobre cómo funcionan las células eucariotas”, dice Cello.
El siguiente paso lógico, una vez que se complete la síntesis del genoma entero de la levadura, sería avanzar hacia células humanas. “Uno puede imaginar que si una persona tiene un defecto genético en algún cromosoma, ese cromosoma se podría arreglar y volver a meter”. Aunque es algo con lo que muchos sueñan, Cello indica que todavía la ciencia está muy lejos de lograrlo.
Justamente los efectos desconocidos de la manipulación genética impulsaron una catarata de críticas, similares a las que recibió Cello en 2002, especialmente después de que Jef Boeke, el responsable de la investigación en la levadura dijera que su trabajo era como “jugar a ser Dios”. Quitando dramatismo, para el científico santafesino el valor de estos avances radica en que permiten conocer y no crear. “Mucha gente piensa que estamos creando cosas nuevas pero no estamos creando sino imitando a la naturaleza, se trata de entender a la naturaleza”, indica. “Vamos a aprender mucho con estas cuestiones”, concluye.