SALUD
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Cáncer: avanza una investigación para desarrollar nuevos tratamientos
Esta línea de investigación surge a partir del trabajo del Dr. Gabriel Rabinovich, director del Laboratorio de Inmunopatología del Instituto de Biología y Medicina Experimental del Conicet, quien vino a la ciudad para participar de un seminario en el Conicet Santa Fe.
Foto: Gentileza Conicet Santa Fe
Paula Pochettino
Prensa Conicet Santa Fe
Especial para El Litoral
El Dr. Gabriel Rabinovich es investigador y director del Laboratorio de Inmunopatología del Ibyme (Instituto de Biología y Medicina Experimental) del Conicet. La investigación que viene desarrollando, junto a su equipo de trabajo desde hace más de dos décadas, hoy posibilita que puedan pensarse nuevas estrategias terapéuticas en enfermedades como el cáncer. Una historia que comienza con una investigación básica y ya cuenta con 8 patentes, y una posible licencia con la industria.
Durante la década del 90, Rabinovich logró identificar y caracterizar Galectina-1 (G-1), una proteína que ha demostrado tener un rol fundamental en patologías como cáncer y otras enfermedades autoinmunes. Sigue con el estudio de los mecanismos de la proteína en el sistema inmune y allí descubre que los tumores expresan mucha más presencia de G-1 que una célula normal, y la utilizan para escapar a las herramientas de defensa del organismo; además, fomenta la formación de vasos sanguíneos, canales que nutren al tumor.
Durante la última década, el investigador argentino avanzó en el desarrollo de un bloqueante de G-1 en cáncer: un anticuerpo monoclonal, una herramienta de defensa celular fabricada en un laboratorio. Hasta el momento, varias empresas farmacéuticas están interesadas en el anticuerpo; ellas serán las encargadas de realizar las pruebas clínicas antes de que el tratamiento logre alcanzar estado público.
— ¿Cuándo se inicia el proceso de investigación?
— Comenzó cuando yo era estudiante, en 1991; tenía 22 años, y estábamos generando anticuerpos de las distintas fases de la retina del pollo. Entre esos, un anticuerpo reaccionó en forma cruzada con una proteína del sistema inmunológico. No sabíamos cuál era. Fuimos a Buenos Aires, la secuenciamos y resultó ser una proteína de unión de azúcares beta-galactósidos, hoy en día se llaman Galectina-1. Fue la primera identificación de G-1 en el sistema inmune y después de ahí empezamos a caminar.
— ¿Qué función cumple la G-1?
— Encontramos que los tumores tenían 20 veces más de G-1 que las células normales, entonces nos dimos cuenta de que la usaban como un proyectil para cuando el linfocito T (células del sistema inmune encargadas de atacar bacterias, virus, entre otros), intentaba matar al tumor; no podía y el tumor mataba antes al linfocito, como un mecanismo de evasión. Luego detectamos que, además, fomentaban la formación de vasos sanguíneos.
— ¿En qué etapa se encuentra esta investigación?
— No queremos generar falsas expectativas porque hay muchos pacientes que están necesitando nuevas terapias. Por ahora, la terapia (anticuerpo monoclonal) funciona muy bien en ratones. La idea es bloquear dos proteínas, sumando el antigalactina-1 al anticuerpo que se usa comercialmente. Cuando utilizamos los dos anticuerpos monoclonales en ratones, tumores que eran resistentes al tratamiento dejaron de serlo.
— ¿Qué falta?
— Humanizar el anticuerpo, transformarlo para que el paciente no lo rechace. Empezar a ver la fase clínica en pacientes, esto es: que no sea tóxico, que sea más beneficioso que el otro agente terapéutico en uso y probar distintas combinaciones para administrar. Todo ello, para que finalmente las industrias farmacéuticas puedan licenciar el anticuerpo monoclonal.
— ¿Ya hay tratativas para ello?
— Acabamos de regresar de Estados Unidos, donde seis compañías manifestaron mucho interés. Además, tanto el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, como el Conicet, están muy deseosos de ver “cosas” que realmente llegan a la clínica, a la sociedad.
— ¿Cómo llegamos a hablar de un producto farmacéutico cuando comenzaste describiendo los mecanismos de G-1?
— Porque esto comenzó como un proyecto básico, purificando una proteína que no sabíamos para qué servía, y yo soy un defensor de la investigación básica. Creo que hay que empezar por ésta, y no con proyectos de tecnología. Muchas veces lo que sucede es que la ciencia se está tornando mercantilista. Faltan las preguntas, la gente trata de responder mucho, pero hay pocas preguntas.
Mitos, que es importante superar
En el marco de la entrega de diplomas realizada a becarios del Conicet Santa Fe, el Dr. Gabriel Rabinovich dijo que hay cuatro mitos que es fundamental derribar para tener “éxito” en el trabajo científico.
1. “No hay una disociación entre la ciencia básica y la aplicada. Para poder generar un proyecto de transferencia es importante hacer ciencia básica de calidad. Las preguntas son más importantes que las respuestas”.
2. “Son importantes los experimentos que resultan bien, pero quizás más importantes son los que salen mal. Las oportunidades nacen de la crisis, en las que existe la posibilidad de cambiar cosas”.
3. “Nosotros (los investigadores) creemos que nuestro becarios deben ser los Leonardo Da Vinci de la ciencia, que tienen que hacer absolutamente todo. Hay que concentrarse en lo que uno mejor sabe hacer y pasarla lo mejor posible, hacer una ciencia creativa y lúdica”.
4. “Uno crece sobre modelos: nuestros premios Nobel y los científicos a quienes les va bien. Es importante focalizar en ellos, pero mucho más importante en ustedes mismos, porque son la fortaleza, son el futuro”.
El dato
Breve perfil
Visita de Rabinovich a Santa Fe
La Dra. Raquel Chan, directora del Conicet Santa Fe, dio la bienvenida a los becarios e invitados, y presidió el acto junto al rector de la UNL, Albor Cantard. En el estrado también se ubicaron los Dres. Hugo Ortega, director del Icivet Litoral; Ludovico Videla, directivo de la Fundación y el Dr. Rabinovich.
También participaron directores de institutos de doble dependencia Conicet/UNL, investigadores, becarios y personal de apoyo; funcionarios provinciales y universitarios. El Dr. Videla remarcó la vocación de la Fundación Bunge y Born de “trabajar en todo el país apoyando la ciencia, la salud y la educación”.