LAS MUJERES Y NIÑOS, LOS MÁS VULNERABLES

Defensoría atiende más de un caso de maltrato por día

  • La cifra surge del Centro de Atención a la Víctima. De los 559 casos en los que intervino el año pasado, 249 eran mujeres maltratadas por su pareja y 277 niños, la mayoría analizados en Cámara Gesell por abuso sexual.
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Cámara Gesell. La Defensoría colabora con el Poder Judicial: allí se analizaron 159 nenes derivados por oficio “para evaluarlos y analizar por Cámara Gesell si resulta pertinente”.

Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Florencia Arri

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“Nos encontramos con distintos tipos de violencia que en ocasiones atraviesan a la misma persona, y afectan al mismo grupo: familias multiproblemas, atravesadas por múltiples vulnerabilidades”. Así caracterizó la psicóloga Laura Manzi, del Centro de Asistencia a la Víctima (CAV) de la Defensoría del Pueblo, a la Santa Fe que delinean los casos que atendió en 2013: 559 víctimas de delitos y/o testigos.

De 317 víctimas, 249 eran mujeres maltratadas por su pareja; 48 niños y 20 ancianos que sufrieron agresiones físicas o por negligencia. Le siguen 238 casos de índole sexual: 7 mujeres víctimas de trata, 2 abusadas sexualmente en el marco de la relación conyugal y 229 niños analizados por abuso sexual. Esta última cifra se compone de los 70 chicos que llegaron al CAV a pedido de otras instituciones o por consulta de familiares que pidieron ayuda, y los 159 nenes derivados por oficio del Poder Judicial “para evaluar a los niños y analizar por Cámara Gesell si resulta pertinente”, explicó Manzi. El resto, -apenas un 1,2%- fue el rastro que dejó la violencia escolar.

El carácter interdisciplinario del equipo que dirige el Dr. José Luis Zampó -3 abogados, 4 asistentes sociales y 6 psicólogos- se traduce también en un abordaje integral: en la mayoría de los casos, la denuncia no es el fin del problema sino el comienzo de un proceso largo y difícil.

Víctimas

En el primer piso de Eva Perón 2726, las carpetas amarillas se apilan en estantes. Cada carátula es una vida. Cada hoja, un paso determinado en un proceso de toma de decisiones y cambios.

El CAV es un espacio extrajudicial donde el trabajo se sostiene en el tiempo, durante años. Muchas veces, el primer contacto es una consulta que meses después se convierte en un caso. “Al cruzar el umbral, hay quienes llegan decididos a hacer la denuncia y se los asesora en lo que indica la ley” explicó Manzi, quien dirige el equipo de psicólogos.

El trabajo no finaliza allí: por el contrario, comienza. La primera dificultad se plantea al volver al hogar. ¿La mujer maltratada debe contarle a su pareja que lo denunció? ¿Y a sus hijos? “La denuncia no es la solución completa de la situación -agregó Manzi-. La víctima va a tener que trabajar con una serie de cambios, a veces inconvenientes, que se le van a presentar en su vida inmediata”.

Si bien no existe un protocolo de procedimientos, al tomar contacto con el caso el equipo evalúa el riesgo que corre la víctima. Se tiene en cuenta si hay armas en la casa, si la víctima tiene teléfono, si alguien puede salir a pedir ayuda. En definitiva, cuestiones que refieren a su seguridad.

“Provisoriamente, hacemos contactos y trabajamos con la víctima. Si no, recurrimos al Ministerio de Desarrollo Social para que gestione algún alojamiento” explicó la directora psicológica del CAV, y detalló otras cuestiones prioritarias como una ayuda económica o forma de sustento. “La mayor dificultad es garantizar la seguridad física de la mujer a través de un lugar de acogimiento. Seguimos sin tener ese recurso específico: un refugio donde la mujer maltratada pueda acudir con sus hijos pequeños y recibir acompañamiento específico”, sostuvo Manzi (ver “Casa de amparo”).

Los chicos protagonizan el 49% de los casos de maltrato que llegan al CAV. Allí están los 159 nenes derivados por oficio del Poder Judicial para que el equipo de psicólogos analice el relato del niño mediante Cámara Gesell. Las instalaciones de Defensoría y las de Tribunales son las únicas acordes de la ciudad, por lo que colabora con la Justicia en este aspecto. A ellos se suman otros 70 casos en que otras instituciones o incluso familiares requieren indagar si existió abuso más allá de las pruebas físicas que son poco frecuentes.

Detrás de esta distinción está la realidad: “En todos los casos, más allá de su procedencia, hubo maltrato emocional y hasta negligencia”, manifestó la psicóloga. Allí donde no hubo abuso pero se detecta que el niño está en riesgo o en una situación de mucha vulnerabilidad, Defensoría se contacta con la Subsecretaría de la Niñez “para que se haga un seguimiento y un trabajo en terreno, porque es allí donde se pueden prevenir males mayores”.

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Casa de amparo

A fines de 2012, el gobierno provincial anunció la creación de la Red Provincial de Casas de Amparo para mujeres víctimas de la violencia. La provincia destinó $ 227.084,88 -en una primera etapa- para reforzar los cimientos y colocar una nueva cubierta en un edificio propio, en desuso, que se convertiría en la primera casa de amparo pública en la ciudad. En una segunda etapa, se construyó un nuevo techo y el patio.

En enero de este año se licitó la última fase de refacciones del inmueble. La única firma oferente fue Norte Construcciones, que cotizó $ 1.406.505,66 y a la que hace un mes se adjudicaron los trabajos.

La intervención abarcará una superficie total de 460 metros cuadrados y, una vez inaugurado, el refugio tendrá capacidad para albergar a 20 mujeres con sus niños.

Más allá del resguardo físico de las mujeres y sus hijos, la psicóloga Laura Manzi del centro de Atención a la Víctima de la Defensoría del Pueblo destacó que el objetivo del refugio es que la víctima siga trabajando su problemática: “Un espacio donde esté acompañada con personas que sufran una situación semejante a la de ella: de maltrato de la persona que se supone la ama”.

“Esta situación de indefensión no es semejante a ninguna otra, de allí que es necesario diferenciarlo de otras problemáticas. Además de paredes y techos que la contengan, necesita un acompañamiento semejante al que brindamos nosotros en forma ambulatoria: contención, asesoramiento y búsqueda de recursos materiales”, agregó.

 

Sectores vulnerables

Hay sectores de la sociedad que están atravesados por todas las violencias: la realidad indica que cuando las posibilidades se estrechan, se multiplican las adversidades. “Acá también está la inseguridad”, dijo Laura Manzi, sin tapujos. Se refiere a la que se sufre puertas adentro del hogar, el lugar que debería ser el más seguro.

“La adolescencia y la niñez en barrios marginales se hacen difíciles no sólo por las carencias, también porque la vida está condicionada por la violencia que los atrinchera y que va a afectar su desarrollo, su socialización, su visión del mundo”, sostuvo Manzi.

La directora del equipo de psicólogos explica lo que los números callan: al analizar a la víctima en su integridad, en relación con su familia, los problemas se multiplican.

“Si bien la violencia atraviesa todos los grupos sociales, los más maltratados son también los más vulnerables: quienes viven en barrios marginales. En estas realidades, las mujeres golpeadas temen porque sus hijos se están drogando o pueden ser captados por el narcotráfico; sufren por las hijas que también son maltratadas y enfrentan la situación latente de desaparecer un día para ser explotadas sexualmente en otras localidades”.

Categorizar es agrupar según características predominantes y a la vez limitar, excluir. Detrás de los números, de las víctimas, cada caso se entrelaza en la encarnizada trama de violencia que desborda las calles e invade los hogares. Los casos trabajados por el CAV refieren a “los problemas más recurrentes de salud mental: las adicciones, la violencia y los trastornos de ansiedad”, según su directora. La estrecha trama que excede particularidades al pintar la realidad que nutre las páginas rojas de Sucesos.

Las cifras indican que la violencia es una realidad que trasciende las categorías y disciplinas, y requiere interdisciplinariedad y transversalidad en los abordajes. En palabras de esta psicóloga, “todos los organismos del Estado tenemos algo para hacer en relación con la violencia, algo que se dice mucho y no es tan fácil llevar a la práctica”.

" “Es importante que la víctima en algún momento se asuma como tal para pasar a considerarse una persona con derechos y hacerlos valer, que es muy distinto a reclamarlos”.

Laura Manzi, del Centro del Atención a la Víctima de la Defensoría