El griego nuestro de cada día
Enrique José Milani
El griego que hablamos. Muchos pensarán: “Qué está diciendo este señor?, ¿Se trata de una broma?, nosotros hablamos y escribimos en castellano o español”. Sin duda que es así, pero el título apunta a ilustrar acerca de la infinidad de palabras de origen griego que se han filtrado en nuestra lengua, la han enriquecido, sostenido cual pétreas columnas, enaltecido a lo largo de los siglos y hoy nos permiten expresarnos con propiedad y riqueza. Además, nos ofrecen elementos suficientes como para hacer frente a las nuevas necesidades lingüísticas que se van presentando diariamente, por el progreso constante del conocimiento, la aparición de nuevas técnicas, aparatos y descubrimientos sin fin, en todos los órdenes de la vida, que sorprenden a diario a la humanidad.
Sabemos que el español descansa sobre variados idiomas, pero hoy queremos referirnos, siquiera mínimamente, a los vocablos griegos que, a través de los siglos, posibilitaron enfrentar la realidad para traducirla en cristalinas, duraderas y eficaces palabras. Si abrimos una gramática (y hete aquí una voz griega que se forma sobre la base “grama” que significa letra, línea), nos encontraremos con listas de innumerables elementos griegos, cuyo significado ayuda a conocer el de muchísimas palabras castellanas, en cuya formación intervinieron.
Presentamos ahora apenas un puñado de vocablos que pueden aparecer en nuestro diario decir: ateo, anónimo, monarca, arzobispo, biología, calma, cámara, camarada, democracia, hipódromo, filósofo, sinfonía, fósforo, pentagrama, hipótesis, camello, católico, catarro, gas, geranio, gimnasio, teatro, teología, Eugenio, Eulogio, mecánica, metrópoli, próstata, miope, laberinto, sismo, sirena, sifón, remolcar, química, protagonista, político, telepatía, torneo, microbio, neuralgia, perímetro, microscopio, seudónimo, sintaxis, filosofía, zoología.
A continuación, analizaremos algunos términos para ver cómo contienen distintos vocablos para conformar uno solo: anfi-bio: dos vidas; aero-lito: aire, piedra; cinemát-ica: movimiento, ico-ica: relativo a; polí-cromo: muchos, colores; epi-tafio: sobre, tumba; antropó-fago: hombre, comer; genea-logía: origen, tratado; neura-stenia: nervio-tensión; homó-nimo: igual, semejante-nombre; micro-scopio: pequeño, ver (vista); litó-grafo: piedra, grabado; mono-lito: una, piedra; pentá-polis: cinco, ciudades; poli-edro: muchas, caras; melo-drama: canto, acción; mecano-grafía: máquina, impresión; proto-mártir: primer, mártir; masto-donte: mama (pezón), diente (enorme mamífero, doble elefante con cuatro colmillos); sin-taxis: con, orden; arc-ángel: jefe, ángel; hipó-dromo: caballo, carrera; demo-cracia: pueblo, poder o gobierno.
Para terminar, consideremos la palabra “broma”, voz tan común entre nosotros; sin embargo quién iba a pensar que se trata de un término griego, “brooma”: gozo, alegría de sobremesa. Luego se generaliza en algazara, bulla, chanza.