Doctor Honoris Causa de la UNL
Doctor Honoris Causa de la UNL
Luis Caffarelli, la Matemática y su historia con Santa Fe
Luis Caffarelli, investigador y profesor argentino, actualmente residente en Estados Unidos.
Foto: Gentileza Comunicación Social Conicet Santa Fe
CONICET SANTA FE - EL LITORAL
Luis Cafarelli visitó la ciudad de Santa Fe para recibir, el pasado 15 de agosto, el diploma de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional del Litoral. Un reconocimiento impulsado por el Instituto de Matemática Aplicada del Litoral (Imal)y las facultades de Ingeniería Química y de Ciencias Hídricas, a los años dedicados a apoyar y promover la disciplina en la ciudad.
Nació en la Argentina, es investigador correspondiente del Conicet* y profesor en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos, donde vive. Asiduamente, presta colaboración a matemáticos e ingenieros argentinos. En el caso de Santa Fe este vínculo que se remonta a la década de los ‘80 cuando Luis, invitado por un grupo de amigos matemáticos, desempeñó un papel destacado como colaborador en el lanzamiento del Pema (Programa Especial de Matemática Aplicada), germen del Imal.
—¿Qué significa para usted recibir el diploma Honoris Causa en la ciudad de Santa Fe?
—Me emociona porque Santa Fe es un lugar con el que tengo vínculos más allá de lo profesional; tengo toda una historia de momentos felices, de amistades profundas. Tengo, por ello, un lazo grande, tanto científico como emocional. Es un lugar con el que me encuentro particularmente ligado. Estoy muy contento.
—¿Cuál es su campo de trabajo?
—Yo hago Matemática teórica. Trabajo en las ecuaciones a derivadas parciales que son una manera de describir fenómenos que vienen de áreas distintas pero que estructuralmente son similares. En Física están las leyes de conservación de la masa, de la energía, y si vamos al mundo de las finanzas también tiene sus leyes de conservación: lo que se tiene más lo que se gasta. Los modelos de Matemática que simulamos numéricamente tienen muchas semejanzas, por ejemplo: la difusión del calor y cómo se difunde una población de plantas, matemáticamente tiene ciertos elementos comunes. Yo trabajo a ese nivel, miro las ecuaciones, miro los modelos matemáticos a un nivel más abstracto, que hacen que uno pueda entender lo que pasa.
—La investigación en Matemática, ¿requiere de trabajo de equipo?
—Eso es más reciente. La Matemática se aisló durante la década del ‘60 y del ‘70, se hizo más abstracta. Antiguamente, la Matemática, la Física y la Química, en el siglo XIX, estaban todas unidas. En la década del ‘50 se empezó a hacer Matemática más abstracta, que es importante, pero recién con la posibilidad de simular numéricamente procesos muy complejos, la disciplina logró una nueva vitalidad.
—¿Hablamos de simular con las computadoras?
—Sí. Antes uno hablaba de ecuaciones de elasticidad, pero sin la capacidad de poder simular cómo se deforma un material; era todo teórico. Con la explosión de las capacidades computacionales, la calidad del modelo matemático cobró mucha influencia. Uno puede hacer un modelo matemático, luego trata de simularlo, y cuando no se acerca a lo que espera, le agrega elementos que describan mejor el fenómeno y vuelve a simularlo. Es un juego constante entre el modelo matemático, la simulación numérica y la realidad.
—Entonces, el intercambio de ideas entre las diferentes disciplinas, ¿es importante?
—La investigación en Matemática es así, es juntarse y discutir. Como toda investigación es intercambiar ideas. La investigación moderna es intercambiar ideas en cualquiera de los campos.
* Investigador correspondiente del Conicet es aquel investigador o tecnólogo argentino activo, con residencia permanente en el exterior, reconocido prestigio y destacadas contribuciones a la ciencia y la tecnología, que participa en actividades que contribuyan al desarrollo de la investigación en la Argentina. Este reconocimiento es ad-honorem.
* Por Lic. Paula Pochettino, Área de Comunicación Social, Conicet Santa Fe
Trayectoria
Se recibió en 1968 de licenciado y en 1972 de doctor en Matemática en la UBA. Las universidades de San Luis, Buenos Aires, Escuela Normal Superior de París y La Plata, entre otras, le otorgaron el honoris causa. Recibió el Premio Bôcher (1984), el Konex de Brillante en Ciencia y Tecnología (2003), el Rolf Schock de la Real Academia de las Ciencias de Suecia (2005) y el Premio Wolf (2012). Ha publicado más de 250 artículos en revistas del más alto nivel en la disciplina y ejercido la docencia en las universidades de Minnesota, Chicago y Princeton, todas de Estados Unidos y es miembro de la Academia Pontificia de Ciencias del Vaticano.