Kevin Johansen y Liniers en el cierre de la Bienal de Arte Joven
Des-generaciones ilustradas
Kevin Johansen y Liniers en el cierre de la Bienal de Arte Joven
Des-generaciones ilustradas
En el cierre de la Bienal de Arte Joven de la UNL, una noche movida.
Foto: Gentileza Prensa Cultura UNL-José David
Ignacio Andrés Amarillo
Anoche como parte del cierre de la 11ª Bienal de Arte Joven de la UNL (aunque para hoy quedan actividades y la entrega de premios) pudo concretarse el complicado recital de Kevin Johansen y Liniers junto a The Nada. Trasladado definitivamente a ATE Casa España por la persistente lluvia, una hora antes el ex Cine Colón ya se mostraba como una representación escolar de un 25 de Mayo que no fue así: un puñado de paraguas e impermeables esperaba en la puerta: los que habían logrado retirar entradas, en una puerta: en otra, los que no tenían ticket pero sí ganas y esperaban que la matemática les abriera las puertas.
Todo para ver el regreso de la dupla del más ártico (por haber nacido en Alaska,) de los “templadistas”, el más “desgenerado” (otro concepto propio) a la hora de la fusión, unido al humorista gráfico alejado de la risa fácil, el infiltrado ideológico en la “tribuna de doctrina”. Iniciada hace tiempo, la reunión está en su pico más alto, tras la edición de un DVD en vivo grabado en México.
Bailando la diversidad
El ukelele empezó a sonar antes de que se abra el telón, y allí estaba parado ese Piojo López de voz grave, con el barbado artista (con ropa manchada de pinturas) dibujando corazones flacos para “Amor finito”. La velada siguió con “Baja a la tierra” (el tema de “Bi” que Johansen grabó con Lila Downs), la cumbia andina glam “En mi cabeza”, con un primer momento de baile y Liniers dejando correr una de sus animaciones. Porque la interacción no es sólo de plástica y música, sino que hay un diálogo constante entre los dos amigos, plagado de humor no necesariamente con corrección política.
Pero la base es ésa: un dibujo en vivo mientras dura la canción, con referencias más o menos directas a la letra. “El palomo” trajo aparejado el primer avioncito, la ilustración arrojada a las manos de los espectadores. De ahí pasaron a “No voy a ser yo”, coescrito con Jorge Drexler, con otro avión arrojado al fondo de la sala.
“Vecino” fue “una milonga media zitarrosesca”, con los arpegios achamarrados y un dibujo que tributó a Homero Simpson y Ned Flanders. “My name is Peligro” se desarrolló como un folk tropical en spanglish (el territorio ideal para el estadounidense más argentino), con tributo estético a Sergio Leone sobreimpreso sobre el vaquero dibujado.
“Che Donalds o Mc Guevaras” levantó la electricidad (Ricardo “Liniers” Siri en armónico), anticipando el “Hindú Blues”, ese del banjo griego que suena a sitar indio, cantado en inglés. “El círculo” trajo mantras hipnóticos, y a continuación, Johansen habló de Liniers, toma cosas de él, pero que en “Hamaca” fue al revés. La prueba fue que la pantalla se llenó de personajes entrañables, como la niña Enriqueta (hamacándose, por supuesto), el gato Fellini y el monstruo del gorrito de cumpleaños, con Siri tocando el émbolo.
Otra referencia vendría con la salida de los “Charango Sensishon 2000” (según la grafía del falso virrey), o sea el cantante y el guitarrista Sebastián “Cheba” Massolo haciendo covers en dúo de charangos: así llegó “Hotel Patagonia” (relectura del “Hotel California” de los Eagles), con los consabidos pingüinos. También “A Little Respect” de Erasure, con falsete y danzas a cargo del de los dibujitos.
Acidez y romanticismo
Johansen salió en musculosa para cantar “Desde que te perdí”, y se puso una remera para entrarle al “milongón” (una “milonga oriental”, diría alguno) “Daisy la comehombres”, con el amigo dibujando con peluca fucsia, antes de mostrar unas fotos imitando a John y Yoko en la cama, donde a Siri le tocó ser Yoko. “Es bueno travestirse de vez en cuando, se lo recomiendo por ejemplo a Jorge Lanata”, cascoteó Ricardo.
Y de ahí pegaron el salto a “Cumbiera intelectual”, durante la cual subieron las primeras chicas y como único varón un niño de nombre Santino, mientras la banda mechaba cosas del “Bombón asesino” y “La pollera amarilla”, con un dibujo a lo Piet Mondrian.
La Fender Stratocaster modelo Hello Kitty trajo como siempre “Sos tan fashion” (y dibujo alusivo), seguida de “Everything Is (Falling Into Place)”, y a continuación una dedicatoria a “Gustavito” Cerati: “Puente”, en guitarra de 12 cuerdas y voz, con alguna línea de la guitarra de Massolo, y un “gracias por venir, Gustavo” en la ilustración. La otra versión fue la relectura country del “Modern Love” de David Bowie.
Apuntando hacia el final, llegó “Down with my baby (Barry White meets Nirvana)”, el clásico que fue cortina de “Resistiré”, que “fue el himno al cachondeo por unos meses” según el autor, y contó con acotaciones del ilustrador. “Anoche soñé contigo” trajo romanticismo simple y un personaje flotante en la pantalla, con el jopito igual al del Kevin real; mientras que “No digas quizás” mezcló el cariñoso dibujo de las parejitas con el video en el que aparece Lisandro Aristimuño (el más austral de los templadistas, en la otra punta).
Fin de fiesta
Primera salida, vuelta para arrojar los aviones retenidos, y levantaron de nuevo con “Guacamole”, con su spanglish revuelto, con Liniers reclutando un trencito de chicas para llevarlas a bailar al escenario. Y el cierre con “Fin de fiesta”, con todos cantando por turnos partes de la letra. Así pasaron los integrantes de The Nada por el micrófono (Massolo, Juan Manuel Álvarez, Maxi Padín, Andrés “Caio” Reboratti, Nicolás “Turco” Said y el histórico Enrique “Zurdo” Roizner). El telón se cerró antes del fin de la canción; afuera el frío embestía, y en Las Vegas, el Chino Maidana ya buscaba su chance.