Programa Juventudes Incluidas

Tutorías para que los jóvenes vuelvan y avancen en la escuela

Es un proyecto del Ministerio de Seguridad de la provincia que busca revincular a los jóvenes de entre 16 y 30 años con alguna actividad. El eje educativo se lleva a cabo mediante las tutorías.

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En la escuela Juana Azurduy, las alumnas mamás aprovechan las tutorías para compensar las clases que pierden al tener que ocuparse de sus hijos. A veces, llevan a los pequeños a la escuela.
 

Mariela Goy

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“Ir a clases a un colegio normal sería imposible porque tenemos hijos y debemos faltar bastante a la escuela. Así que estas tutorías son una oportunidad muy buena para terminar el secundario”, dijeron Melisa, Celeste, Camila y Aynara, cuatro jóvenes mamás de la escuela secundaria Nº 511 Juana Azurduy, ubicada en Entre Ríos 3642. Ellas están asistiendo dos veces por semana y fuera del horario escolar a las tutorías del programa Juventudes Incluidas, de la Secretaría de Seguridad Comunitaria del Ministerio de Seguridad de la provincia.

La reescolarización de adolescentes es uno de ejes del programa Juventudes Incluidas, una iniciativa amplia que está orientada a jóvenes de entre 16 y 30 años, en situación de vulnerabilidad social y, en casos puntuales, con problemas de adicciones o en conflicto con la ley.

El objetivo es que recuperen su vínculo con el Estado, a través de actividades deportivas, culturales, de salud y de trabajo, o del regreso a la escuela. Alrededor de 200 jóvenes de Santa Fe, Rosario y Villa Gobernador Gálvez participan de las propuestas. En nuestra ciudad, vienen desarrollándose en los barrios San Lorenzo, Santa Rosa de Lima, Centenario, Chaqueño y Alto Verde.

“A principios de este año detectamos que 90 de estos jóvenes habían dejado la escuela y querían reescolarizarse. Por eso, tratamos de generar alternativas de educación que sean interesantes, inclusivas y que tengan como meta final reinsertarlos en el sistema educativo”, señaló Juan Manuel Pereyra, referente del plan Juventudes en la Escuela, que forma parte del programa macro.

En la sede de la secundaria Juana Azurduy se brinda apoyo escolar a las alumnas mamás, que les cuesta seguir el ritmo de estudio por tener que ocuparse de sus hijos. “A veces me deja escribir y otras veces no”, dijo la mamá de Nico, un pequeño inquieto de un año y medio que se entretenía moviendo en las sillas del aula. En cambio, otra de las niñas de más edad, hacía su propia tarea de forma tranquila y muy callada. “Hoy no tuvo clases así que vino conmigo a la tutoría”, contó Aynara, su mamá.

Rosario es otra de las jóvenes del programa Juventudes Incluidas y una de las pocas del grupo de la Juana Azurduy que no tiene hijos. “Aprendo mucho acá”, aseguró, con timidez.

Contagiar el deseo de aprender

Las tutorías en Santa Fe están a cargo de unos 25 estudiantes de los profesorados del Normal y del Brown, que realizan sus prácticas docentes con estos grupos. Susana Ibáñez, directora del Instituto Superior de Profesorado Almirante Brown y a cargo de las tutorías, describió que “el año pasado nos dimos cuenta que había un gran número de jóvenes que querían volver a la escuela pero, cuando reingresaban a las instituciones, les era imposible sostener las trayectorias. Una de las causas es que ya no tienen los hábitos que exige una secundaria -como quedarse quieto mucho tiempo-, o bien porque no les gusta estar encerrados o les cuesta leer y comprender. Entonces, algunos volvían a dejar la secundaria, y los que se quedaban cursando, tenían muchísimas dificultades”.

Esa experiencia piloto generó dos tipos de tutorías: una de apoyo a las trayectorias para que los estudiantes que habían logrado reinsertarse, siguieran en la escuela; y otra de “reingreso” que consistió en “entusiasmar a los adolescentes, en volver a contagiar ese deseo de aprender o de incorporarse a una comunidad que ya está organizada y tiene reglas determinadas, para que este año pudieran volver a la escuela”, explicó Ibáñez.

Este ciclo lectivo ya están trabajando con un mayor número de chicos de las tutorías que están cursando en alguna escuela, y también con algunos que se van sumando para reinsertarse el año próximo. “En 2013 eran en su mayoría varones y este año tenemos muchas chicas que están queriendo volver a cursar la secundaria, y que vienen con bebés o nenes a las tutorías”, señaló.

 

El dato

Programas

Desde 2009, y luego de identificar aquellos barrios de Santa Fe y Rosario que cuentan con mayores índices de episodios violentos y conflictivos, el Ministerio de Seguridad viene trabajando en el programa Juventudes Incluidas. “Está dentro de un proyecto macro sobre prevención del delito e incluye tres ejes definidos: el productivo y laboral, el de convivencia, y el de promoción y garantía de derechos. Dentro de una de esas líneas, figura el proyecto de Juventudes en la Escuela, de revinculación de los jóvenes con la escolaridad, que está articulado con el Ministerio de Educación, y que es una herramienta más de inclusión”, explicó Publio Molinas, coordinador del Programa Juventudes Incluidas.

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Aynara con su hija. Una ocupada en aprovechar al máximo la tutoría y la otra haciendo su propia tarea escolar. Fotos: Luis Cetraro

Prácticas docentes

  • “En vez de la práctica convencional, nos ofrecieron venir a las tutorías del programa Juventudes Incluidas. La experiencia es buenísima, porque nos encontramos con una realidad muy diferente de la que nos están enseñando en el instituto”, dijo Rita, alumna del Profesorado de Historia del Instituto Superior Almirante Brown.

Según contó la practicante, en la escuela Juana Azurduy se encontraron con un programa propio denominado “Mamá en la escuela”, que son chicas con hijos que no pueden cumplir con el cursado requerido. “En las tutorías las ayudamos con las materias haciendo un trabajo integrador que lo prepararon las docentes encargadas de las cátedras. Algunas nos dieron el material y otras las consignas, y con eso ayudamos a las jóvenes en las materias que necesitan”, contó la tutora.

Según Fernanda, una estudiante del Profesorado de Lengua y Literatura del Normal, estas tutorías fortalecen la posibilidad de que los jóvenes puedan empezar a tener otro camino. “Además, como futuras docentes entramos en diálogo con los adolescentes que vamos encontrar cuando empecemos a trabajar en las escuelas”, cerró.