TEXTOS. NANCY BALZA. FOTO. FLAVIO RAINA.

LA MÚSICA. “El amor por la música está desde siempre y es difícil saber cuándo se inicia una carrera. Pero a los 16 años empecé en un coro de Buenos Aires, armé una banda a los 19 y, mientras, estudiaba Comunicación Social. Pero siempre tocaba en bandas y hacía giras por Buenos Aires. En 2006 estuve en un festival en el Pappary Jazzy Festival en Natal, Brasil, y le empecé a tomar el gusto en serio. Hacía canciones populares, argentinas y brasileras. Este es el primer disco editado y con la mayoría de las canciones propias. Escribí las letras y con artistas amigos hicimos la música”.

LA COMUNICACIÓN. “Me gustan mucho los idiomas y la comunicación. La tesis de mi carrera fue sobre la música comercial como uno de los productos de la industria cultural. Siempre me pareció interesante analizar por qué una canción trasciende, por qué se gasta. Trataba de armar conceptos para mis shows, de elegir canciones lindas que tuvieran esa chispa que las hace trascender. Y al hacer canciones pude dejar de censurarme. Ahí empecé a decir: ‘lo escribo porque me gusta, porque tiene que ver conmigo’, y empecé a soltarme y animarme a mostrarlo”.

DE INTÉRPRETE A AUTORA. “Siempre agradezco a un poeta que tenemos en Buenos Aires, Raimundo Rosales, que escribe letras de tango y fue mi maestro en la escritura de letras. Fue el primero que me dijo: ‘dejá de decir que es una porquería lo que escribís, dejá de tirar todo’, y me explicó que no necesariamente la inspiración te va a hacer escribir la letra de tu vida. Hay que laburar, armar una metáfora que tenga sentido, que sea original. Pero no decir que todo está dicho. Tengo una zamba que hicimos con el Chango Ibarra, un músico de Gualeguay que vive en Buenos Aires. a mi me parece una letra muy fuerte, triste. Y justamente hay cuatro cantantes que la están interpretando y a quienes les ‘pegó’ desde ese lugar”.

LA INSPIRACIÓN. “Para mi, la voz de Argentina es Mercedes Sosa; es una voz cálida y enorme, y una artista increíble que nos llevó por toda Latinoamérica. También soy fanática de la música brasilera. Creo que empecé a estudiar el idioma por la música de ese país. Me gustan Chico Buarque, que además es un poeta impresionante; y también Caetano, y otros artistas que son increíbles”.

DOCENCIA. “Enseño canto, tengo alumnos grandes y chicos, y es un diálogo muy lindo el que se genera. Antes, durante muchos años, me dedicaba más a la carrera de Comunicación. Hice un posgrado en Telecomunicaciones en Roma y estuve allá por 6 meses. Un día decidí que quería dejar ese mundo de multinacionales y empezar a dedicarme de verdad a esto que es lo que más quiero”.

EL CAMBIO. “Durante un montón de tiempo, mi vida fue en una oficina, de 9 a 18. En un punto dije: ‘suelto esto que es lo estable’. Estaba conectada con la vida diaria de la gente que trabaja en ventas y que siempre está muy pendiente de los objetivos de la plata. Ahora me encuentro dando clases de canto con gente que busca sentirse bien y se genera una relación muy linda. Siempre me voy contenta de las clases. Cuando salía de la oficina estaba preocupada, angustiada, y ahora estoy rodeada de la energía linda que genera la música. Así que estoy contenta con el cambio”.

IDIOMAS. “Estudié portugués, aprendí italiano a la fuerza, inglés desde chica porque en una época trabajé para el Caribe, y francés en la Facultad y en el colegio. Canto en inglés, en portugués y en castellano, más que nada me gusta el castellano para cantar. Lo hacía en portugués pero sentía que no conectaba del todo con la gente. Por eso ‘Encuentros y despedidas’, uno de los temas del disco, tiene una traducción propia para que respete la musicalidad que le da la repetición y quede lo más literal posible”.

EL DISCO. “Hay una letra que habla de una canción fugaz y me dio la sensación de que todas las canciones son más bien breves y que dejan su mensaje y lo que quieren decir en pocos minutos. Cuando me di cuenta de eso, me dije: ‘son canciones fugaces’. Lo pensé un montón hasta que un día llegó el momento en que no lo pensé más y quedó el nombre del disco”.

EL EQUIPO. “Me llevó más de un año terminar el disco, luego de crear las canciones y elegir cuáles quedaban afuera y cuáles iban a entrar. Lleva mucho tiempo buscar, probar y grabar. El pianista y productor artístico es Rafael Villazón; las baterías y percusiones las grabó Julián Semprini; el contrabajo, Gerardo de Mónaco; la mayoría de las guitarras, Ismael Grossman; las flautas, Diego Suarez, y el chelo, Leila Cherro. También tocaron la guitarra el Chango Ibarra, Mariano Heler y Charly Arana, y el bajo Paco Arancibia. La mezcla y mastering estuvieron a cargo del genial Florencio Justo”.

LA PORTADA. “Estuve buscando murales en toda la ciudad de Buenos Aires y encontré el que aparece en el disco, que está en Uriarte y Niceto Vega. Es de Fernando Montoya y, como él me dijo, representa la unión entre Buenos Aires y Copenague. Me gustó por lo colorido y alegre; es un reflejo del concepto de este disco, donde muchas canciones tienen ritmo afro-peruano y donde tratamos de que transmita la alegría de este momento”.