1914, el año decisivo

Hace un siglo, Zapata y Villa ingresaban en Ciudad de México

Por Itzel Zúñiga

Agencia DPA

Hace un siglo los ejércitos de los revolucionarios mexicanos Emiliano Zapata y Francisco Villa entraron juntos a la Ciudad de México como una muestra de poder que los historiadores consideran fue el momento culminante de la Revolución Mexicana (1910-1917).

La mítica reunión del 6 de diciembre de 1914 en el Palacio Nacional entre Zapata, el caudillo del sur, y Villa, el del norte, quedó plasmada en una emblemática fotografía. La imagen muestra a un alegre Villa sentado en la silla presidencial y junto a él, a un Zapata desconfiado.

“El símbolo de 1914 es de dos Méxicos populares y distintos que deciden aliarse y cooperar para llevar al país a una transformación más social que política”, dijo Lorenzo Meyer, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Días antes, el 4 de diciembre, los legendarios combatientes se habían reunido por primera vez en el pueblo de Xochimilco. Era parte de un plan, acordado mediante cartas y emisarios, para unir fuerzas contra los constitucionalistas, encabezados por el encargado del poder ejecutivo Venustiano Carranza, que luego sería presidente.

Al cabo de dos días, los caudillos de la rebelión social ingresaron de manera triunfal a la Ciudad de México. De acuerdo con Felipe Ávila, investigador del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM), iban acompañados de 60.000 hombres.

El desfile, contó Ávila, fue encabezado “por los líderes populares más carismáticos, más admirados, representó el clímax de la revolución popular porque nunca antes sus ejércitos tuvieron el poder de entrar a la ciudad, menos al Palacio (nacional)”.

La foto de la reunión, una de las más conocidas en el mundo, refleja mucho de cada líder: Villa está feliz en la “silla presidencial”, aunque era una silla vieja de época, ya que la original se la había llevado Carranza a Veracruz, adonde trasladó su gobierno provisional.

En contraste, se ve a un Zapata incómodo, “pues creía que la silla (presidencial) corrompía. Incluso unos días antes, mandó a su hermano a buscarla para quemarla, pero no la encontró”, narró Ávila.

Líder popular

Antes de la llegada de los ejércitos de Villa y Zapata, en la Ciudad de México reinaba el pánico. La población creía en la leyenda negra que sus enemigos habían forjado en torno a ellos, a través de la prensa.

“Sin embargo las cosas fueron muy distintas porque en el desfile del 6 de diciembre de 1914 la población se dio cuenta de que las personas de esos ejércitos eran sectores populares no muy distintos a ellos”, dijo Ávila.

Unos años después de este emblemático encuentro, la revolución de las clases populares de México fracasó por diversas causas. “La gran tragedia de la Revolución Mexicana fue que sus líderes populares, que representaban visiones distintas del mundo, nunca lograron ponerse de acuerdo: Zapata sí tenía proyecto político más acabado y Villa no”, pero en contraparte él tenía artillería y el control de los trenes.

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Los revolucionarios mexicanos “Pancho Villa” (abajo, segundo de izquierda a derecha) y Emiliano Zapata (abajo, cuarto de izquierda a derecha), mientras asistían a un banquete en compañía del presidente interino Eulalio Gutiérrez, en el Palacio Nacional de Ciudad de México. Foto: Agencia EFE