Mirada desde el sur
Mirada desde el sur
Cristina y un lunes
por Raúl Emilio Acosta
Ayer fue domingo, cálido domingo de enero de 2015. Hizo calor en el país. En la quinta abrimos las ventanas. No hay mosquitos en esta zona.
Prefiero el sur. Desde aquí, en cinco minutos, se llega en helicóptero a cualquier lado. Sanatorio o aeropuerto, lo mismo da. No debería pensar en aeropuertos. Mucho menos en helicópteros. Por nada del mundo. Madrugada.
Para este lunes, lo que tenía que pasar pasó. Las cifras son las esperadas. Ni lindas ni feas. La traición ya la esperaba. Quien sabe que lo van a traicionar, sabe cómo acomodar la espalda.
Es manía masculina querer convencer a quienes no se puede. Convivir en el peronismo siempre fue difícil. Tendría que haber metido en cana desde el comienzo a Eduardo Duhalde. Sin motivos, pero reiniciaba el juego como 10 casilleros más atrás. Y parar a De Narváez antes de que el colombiano se me viniese al humo en la provincia de Buenos Aires. Se alió con Sergio Massa. Era mío. Los sub 50 son todos hijos míos.
Darle manija a De la Rúa hubiese sido una buena idea. Con los radicales siempre hay retorno en puerta. La Argentina se domina desde la provincia de Buenos Aires. Ya no existe el radicalismo, lo destruimos. Les ganamos. Perdimos.
Scioli se me escapó al final. Mi negocio era darle más oxígeno a “Lilita” y encontrar un De la Rúa. Qué jugadora “Lilita”. En algún lugar del cielo, dentro de muchos años, nos encontraremos.
Antiguos militantes dijeron la misma frase: “Esto es lo más parecido a lo que yo soñé”. No estuvieron mal ni los juicios a los represores, ni los Derechos Humanos, ni la asignación por hijo, ni las Afjp recuperadas. Mucha Hebe, pero la veterana ayudó. El PBI creció, hubo más plata, los negocios no sólo que no se fundieron sino que abrieron sucursales. La inflación es mala en los libros, si la controlás es buena. La teníamos controlada. Además, el peronismo es así y yo no soy peronista. Tenemos el mismo enemigo, la contra, a los que siempre hay que desconfiarles. Con los peronistas le metemos para adelante, el país es nuestro. Fue así. Es así.
El asunto de las radios, los canales y los diarios, como hizo Perón con los diputados: una conversación privada que se hace pública en la tele y el diario nuestro, un escribano, un acta y a otra cosa. Siempre les desconfié. Siempre.
También me equivoqué con Cleto. Después con Amado. En la Argentina nada es absoluto. Hasta pueden volver. Este engendro me cambió la vida. Lo armaron en mi contra. Ya le pasó al turco. Un muerto ilustre y le armaron la alianza.
En Córdoba, por dejar crecer a Juez perdí al gallego De la Sota y se metieron los radicales a joder. En Santa Fe siempre le desconfié al Lole, porque medía bien en las encuestas, y mirá lo que resultó. Siguen ellos. Los socialistas. Dos provincias jodidas. Son desagradecidos conmigo los socialistas. De la Sota es del viejo FEN.
Pero donde peor estuve es en este territorio del Obelisco.
La división en Buenos Aires fue fatal. Por ahí anda el pibe, queriendo que salga a decir algo a los suyos. Es madrugada. Para qué. Además ya tomé las pastillas y cuando hablo después de las pastillas no hablo bien, me excito y no es bueno.
La Argentina iba a ser una cosa distinta con nosotros. Notaba entusiasmados a muchos. Gente que había dejado de trabajar en política que ahora volvía. Hubo negocios, sí ¿y qué? Para mí hice todo bien. Nadie me explicó el poder del Mossad y la CIA ¿Existen?
Un encuentro con todos los mandatarios de la región, un nuevo lanzamiento. El Palasur. No sé. Ahora es inútil pensar. Cómo perder con todos los indicadores en alza. No se puede. Sucedió. Este lunes no termina más.
Lo mejor hubiese sido arreglar con Tinelli en 2013 y no esperar al final, cuando todos, por lo burdo, se dieron cuenta. Bailando por una presidencia: mucha joda. Hay que desconfiar de esas cosas.
Debería haber cerrado los canales y dejar sólo fútbol y películas. El Chavo, Olmedo, Grecia Colmenares. Argumentaba que la otra era la grilla del imperialismo, que se vencieron las licencias, no sé. Hacer que a los canales los tomaran los obreros, pero eso era dejarlo en manos de la CTA, que no son confiables. No creo que se hubiese metido la Corte Suprema, ésos sí que me traicionaron.
Por la 125 debería haber puesto a uno de ellos al frente, mantener el 35 por ciento de retención y reventarlos con la vigilancia satelital, los fosforados, denunciarlos por envenenar y no dejarlos sembrar soja en la pampa húmeda. Billetera versus Afip.
Si nos quedamos, tengo una seguridad: no voy a confiar en nadie. Ni en los espías. Ése es el secreto.
Si nos quedamos, tengo una seguridad: no voy a confiar en nadie. Ni en los espías. Ése es el secreto.