Interesante recorrido dentro del Colegio Inmaculada
En el nombre del Papa Francisco se inauguró un circuito histórico
Voces. El coro dirigido por Virginia Bono da inicio a la ceremonia y revela la calidad acústica tanto del jardín como de sus galerías.
Foto: Pablo Aguirre
De la Redacción de El litoral
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Una nutrida concurrencia le dio marco, en el atardecer de la víspera, a la inauguración de un nuevo circuito histórico y turístico: “La manzana jesuítica y el paso del Papa Francisco por la ciudad de Santa Fe”, el día que se cumplía el segundo año de su pontificado.
El acto central se realizó en el Patio del Sagrado Corazón, antiguo patio-jardín de la comunidad jesuítica que décadas atrás era denominado “de la clausura”, en razón de que estaba reservado a los religiosos. Los alumnos sólo trasponían sus puertas cuando eran llamados por el rector del Colegio de la Inmaculada Concepción, cuyo despacho permanece en el mismo lugar. En el ángulo suroeste se encuentra la pequeña pero bella capilla doméstica, y en el ala sur, el refectorio o comedor de los seguidores de Loyola, convertido hoy en la sala Furlong, espacio destinado a actividades culturales, y cuyo nombre evoca la figura de un importante investigador de la Compañía de Jesús, autor, entre otras obras, de la historia del colegio más antiguo del país.
La austera pero imponente arquitectura del edificio que, con algunos gestos neogóticos, encuadra el patio, se convirtió en una inesperada y sorprendente caja armónica encendida con los juegos vocales del coro que dirige Virginia Bono, actuación que se inició a cielo abierto y prosiguió bajo una de las galerías con igual calidad.
Concluidas las interpretaciones corales, habló el padre Leonardo Nardin, rector del colegio, quien hizo un elogio de la belleza del lugar; belleza entendida en términos filosóficos y teológicos, capaz de movilizar sentimientos nobles. Y en verdad, ese espacio, donde el verde de la vegetación compensa los grises de la construcción, fue un ámbito de silencios, recogimiento, meditación y oración, luego abierto a la caudalosa circulación de religiosos y civiles, profesores, alumnos, empleados, vecinos y visitantes de la ciudad. Y Nardin quiere que así sea: una casa de puertas abiertas.
A continuación habló el ex alumno Gustavo J. Vittori, quien celebró la conjunción de esfuerzos de instituciones y personas que se tradujo en la concreción de esta primera etapa del circuito. Expresó que el paso de Jorge Mario Bergoglio por esta casa durante dos años, así como su primera experiencia docente, le confieren al colegio una nota especial. Dijo Vittori que “no es lo mismo tener un Papa, que no tenerlo, sobre todo cuando es el primero no europeo, el primer americano y jesuita”, y agregó: “Pero a Francisco no le gustaría que centremos todo en él, máxime cuando se trata de una institución varias veces centenaria, que ha contribuido a formar algunas personas notables y, en general, buenas personas, con sentido de responsabilidad y solidaridad, cualquiera sea el lugar que ocupen”. También abogó por ampliar y potenciar el circuito hacia afuera, unir la manzana jesuítica de Santa Fe con la de Córdoba -que es patrimonio de la Humanidad- y la de Buenos Aires, e incluirla en el camino de los jesuitas “que hasta ahora la omite de manera insólita, ya que es la más viva de todas, con un colegio activo y en crecimiento”.
A su turno, el presidente del Concejo Municipal, Leonardo Simoniello, agradeció la generosa respuesta del colegio, en la figura de Nardin; de instituciones públicas -Concejo Municipal, con apoyo de todas las bancadas; gobierno de la ciudad, Secretaría de Turismo de la provincia-, de empresas privadas que aportaron fondos para avanzar con el emprendimiento, y de profesionales vinculados con la historia, el turismo y la comunicación, que brindaron su trabajo y contribuyeron a darle forma al circuito a través de una interesante experiencia de articulaciones intergeneracionales. Simoniello manifestó su beneplácito por el resultado, y por el hecho de continuar enriqueciendo con acciones el patrimonio histórico santafesino, al tiempo que anunció la intención de llevar adelante la segunda etapa con la incorporación de elementos lumínicos que faciliten el recorrido y subrayen los puntos más significativos del complejo, que incluye el patio en que se efectuó la ceremonia, el de los Naranjos, la iglesia de Nuestra Señora de los Milagros y el renovado museo del colegio.
Durante el acto, se entregaron reconocimientos a las empresas Sancor Seguros, Pilay, Musimundo y Merengo, por sus especiales aportes, y se agradeció la colaboración de muchas otras, gesto que se hizo extensivo a todos los que contribuyeron a que el proyecto se hiciera realidad.
Palabra. El rector del colegio, Leonardo Nardin, habla del poder transformador de la belleza y de su capacidad de gestar sentimientos nobles.
Foto: Pablo Aguirre