Una descripción agridulce de la vida cotidiana
Una descripción agridulce de la vida cotidiana
Gustave Kervern y Catherine Deneuve, protagonistas de “En un patio de París”, escrita y dirigida por Pierre Salvadori. Foto: Gentileza Ifa Cinema
Laura Osti
“Quería reflejar el miedo pero de una forma global”, dice Pierre Salvadori en una entrevista al referirse a su película “En un patio de París”. Salvadori es francés, nacido en 1964, y ha rodado varios filmes dentro del género de la comedia romántica.
En este caso, sin abandonar la comedia, el tema central no refiere a cuestiones de pareja. Los protagonistas de esta historia son una mujer mayor, Mathilda, que atraviesa un período de confusión con rasgos de senilidad, y un hombre cuarentón solitario, Antoine, afectado por una profunda depresión. Ella vive con su marido en un condominio de París, lugar adonde él llega buscando trabajo.
Antoine es músico y toca en una banda, pero de pronto, un día, cae en un pozo de angustia y decide dejar todo, no solamente abandona la música, también deja a su esposa y busca empezar de nuevo, aunque sin demasiadas pretensiones. Es un hombre tranquilo pero ensimismado, cuyo problema más grave es que no puede dormir.
En el edificio necesitan un conserje que se encargue de la limpieza, el mantenimiento y de hacer respetar las reglas de convivencia.
Se trata de una propiedad horizontal que ya tiene muchos años encima y donde cada vecino hace la suya, sin tener en cuenta a los demás. Pero Mathilda y su marido, ambos jubilados, son un matrimonio que ha decidido ocupar su tiempo en tareas solidarias y tienen más sentido social, por eso son los que asumen la responsabilidad de contratar al nuevo encargado.
Antoine tiene la suerte de ser aceptado y se instala en el pequeño departamento destinado al conserje. Poco a poco se va adaptando a su nueva vida, aunque deba lidiar con nuevos problemas, que tienen que ver más bien con los pintorescos personajes de la vecindad, más algún que otro “agregado”. Por un lado, está Mathilda que empieza a obsesionarse con algunas grietas que aparecen en el edificio y teme que todo termine en una catástrofe, temor que logra contagiar a la dueña de una librería especializada en esoterismo, con quien inician una campaña de alerta por todo el barrio. También hay un joven que acumula bicicletas en el patio común, con la intención de venderlas, situación que molesta al ocupante de otro departamento que se queja por ese motivo y además porque dice que escucha ruidos provenientes del sótano, entre ellos, el ladrido de un perro. Antonio tiene que hacerse cargo de todos los reclamos, aunque no tenga una respuesta adecuada para cada caso. Trata de ayudar a Mathilda con el tema de las grietas y de mantener a raya al “ocupa” ruso que por las noches se oculta en el sótano con su mascota porque no tiene adónde ir. Advierte al bicicletero sobre las quejas de su vecino y a éste intenta satisfacer en sus demandas.
Pero el caso es que entre Antonio y Mathilda empieza a surgir una rara amistad, como suele ocurrir entre personas disfuncionales que el azar reúne en circunstancias inesperadas. Esa mujer frágil y atormentada logra despertar un sentimiento solidario en ese hombre que se ha vuelto insensible a casi todo y desinteresado con respecto al resto del mundo.
El logro de Salvadori es que consigue mostrar algunos aspectos muy crueles de la vida, reunidos en un puñado de personajes que a todas vistas no figuran entre los más favorecidos de la sociedad, a través de una mirada cariñosa que despierta más carcajadas que tristeza. Se trata de una descripción agridulce de la vida cotidiana en un rincón de París, que no es ajena a la tragedia existencial ni al dolor pero que sin embargo, no cae ni en lo cursi ni en una amargo pesimismo.
Se destaca el trabajo excelente del actor Gustave Kervern en el papel del atribulado Antonio y la siempre encantadora Catherine Deneuve que da vida a una mujer entrada en años, un poco desequilibrada pero de buen corazón.
buena
“En un patio de París”
Dans la cour” (Francia, 2013). Dirección: Pierre Salvadori. Guión: David Colombo-Léotard y Pierre Salvadori. Fotografía: Gilles Henry. Música: Stephin Merritt y Gregoire Hetzel. Edición: Isabelle Devinck. Diseño de producción: Michel Barthelemy. Elenco: Catherine Deneuve, Gustave Kervern, Feodor Atkine, Pio Marmai, Nicolas Bouchaud, Michele Moretti. Duración: 97 minutos. Apta para mayores de 13 años, con reservas. Se exhibe en el Cine América.