De “De madrugada”
“Madre e hija”, de Mary Cassatt.
De “De madrugada”
“Madre e hija”, de Mary Cassatt.
Por Irma Verolín
En qué se convertirá mi madre
cuando salga de la cápsula del tiempo.
—Las cosas grandes comienzan siendo pequeñas -dice papá.
Entonces cuando cumpla seis años voy a entender
lo que necesito entender, digo en silencio.
Y el silencio ayuda a que estas medidas
que usamos para calcular el tiempo
se hagan blandas
se dejen amasar
pulvericen las barreras de los almanaques
la infinitud de las cintas métricas
y el corazón avasallado de los relojes.
Aún así lo que veo es tan enorme
tan enorme
que no alcanzan mis pretensiones
ni el hambriento trayecto de mi mirada
ni mis brazos extendidos
***
En estas páginas digo
repito que la voz de mi madre impregna el aire
pero su voz no se escucha en realidad
porque ella se ha ido.
Camina de espaldas con su vestido floreado
y las ondulaciones de lo que fue el sonido de su voz
arrastran pelusas y descomposiciones
estrellitas para pegar en serpentinas
y la maldita palabra que nadie ni ella misma
se atreve a pronunciar.
Si ella supiera que yo la miro caminar de espaldas
—pollera que ondula y tacos finitos
tintineando en la disparidad de la vereda—
si ella supiera digo a lo mejor se daría vuelta
quién sabe, a lo mejor
en una calle muy ancha
muy vacía
que no termina nunca
quién sabe tal vez
su cuerpo haría unas piruetas
que disolverán su voz
su voz de madre que dice las palabras incorrectas.