Opina Laura Pezzatti, del grupo Educando al Cerebro

“Se enseña Matemática para otra época”

  • La docente e investigadora sostiene que se sigue haciendo hincapié en las cuentas y en la práctica mecánica de las mismas. Sugiere abrir más el juego, que los alumnos se hagan preguntas y que el docente esté dispuesto a pensar en ese momento.
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“La Matemática es buenísima porque la respuesta la tiene el propio alumno, si puede razonar lógica y críticamente”, dice la entrevistada. Foto: Archivo

 

Mariela Goy

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Twitter: @marielagoy

“Un 35 % de los estudiantes secundarios argentinos no pudo resolver el nivel 1 de Matemática, el más bajo de las pruebas Pisa. Realmente son problemas que todos los que pasan por el sistema educativo argentino, debieran poder resolver”. Mientras dice esto, Laura Pezzatti, licenciada en Ciencias Matemáticas, muestra a su audiencia el gráfico con el mal desempeño de los alumnos argentinos en los exámenes internacionales de Pisa.

La joven integrante del grupo Educando al Cerebro estuvo hace poco en el Paraninfo de la UNL de nuestra ciudad, junto a otros profesionales del equipo, para dictar una charla sobre Matemática y un taller sobre qué actividades proponer en las clases de esa materia, por lo general, una de las más odiadas del secundario.

“Lo que nosotros estamos haciendo en las aulas argentinas con la Matemática es practicar a patear córners, cuando jugar al fútbol es desplegar muchas otras habilidades”, graficó Pezzatti, quien es docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigadora de la Universidad Nacional de Moreno, abocada al proyecto “Interpretación de enunciados y modelización en la resolución de problemas”. También es autora de capítulos especiales en libros de Matemática de nivel primario y secundario.

—¿Fue muy malo el rendimiento en Matemática de los estudiantes argentinos en Pisa?

—Sí, porque sólo el 65 % resolvió el nivel más bajo de las pruebas de Matemática. Los problemas planteados están divididos en cuatro áreas, una de las cuales es probabilidades y estadísticas. Quedó en evidencia que hay que reforzar en el colegio ese tema porque la consigna que se les dio a los alumnos era un gráfico de barras muy simple y no la supieron resolver. Hoy en día, las estadísticas aparecen siempre y todos tendrían que saber interpretar los gráficos. Son seis niveles en total en Pisa y en el 4º, solamente el 2 % de los estudiantes argentinos de 15 años pudo resolver los problemas, que no requerían más que unas cuentas sencillas pero donde la mayor dificultad estaba en interpretar el enunciado y poder modetizarlo matemáticamente. En los dos niveles superiores, directamente ni figuramos. No obstante, es un problema mundial el que tenemos con la enseñanza de la Matemática porque aún en el primer mundo, el porcentaje de alumnos que superó el nivel 4º fue apenas del 30 %.

Diagnóstico

—¿Qué está pasando con la enseñanza de la Matemática en la escuela secundaria?

—Mi opinión es que se enseña Matemática para otra época, donde la memorización y el hacer cuentas tenía sentido porque no existían las computadoras ni Internet. Las pruebas Pisa plantean “problemas matemáticos” y es ahí en donde no estamos haciendo foco: en la enseñanza de cómo resolver problemas o en las habilidades necesarias para aprender Matemática. Seguimos haciendo hincapié en la memoria, en la terminología y la mecanización. Es decir, nos dan 30 ejercicios, todos iguales y no los podemos aplicar a otra cosa. Es una mecánica rutinaria que la practicamos para la evaluación y después la olvidamos.

—Vos hablabas en la charla de que se enseña solamente a patear córners.

—Claro, se practica a patear córners, cuando jugar al fútbol es desplegar muchas otras habilidades. Matemáticamente hablando, podemos explorar, planificar, debatir, tener pensamiento crítico, argumentar. No quiero generalizar, pero en muchas escuelas el foco está puesto en las cuentas, enseñadas tal como si fueran recetas de cocina, y en la práctica de las mismas. Habría que abrir un poco más el juego y plantear actividades donde uno invite a los alumnos a hacerse preguntas. Otra cosa que está mal, es que la respuesta siempre la tiene el docente. La Matemática es buenísima porque la respuesta la tiene el propio alumno, si puede razonar lógica y críticamente. Abrir el juego a todo esto, supone echar atrás lo que se viene haciendo desde hace años.

—¿Qué otras formas de enseñar Matemática hay?

—Se puso de moda esto de resolver problemas, pero si les doy a los alumnos todos planteos parecidos y solamente les cambio los números, a la consigna diez, ya no es un problema, es una mecanización que no sirve para el mundo de hoy. Por ejemplo, si yo propongo “5 + 7”, la respuesta es 12 y se hace mucho énfasis en decir está bien o mal. En cambio, si uno pregunta “¿cómo puedo formar 12?”, eso invita más a que haya posibles soluciones y no se encasilla tanto en “te equivocaste o no te equivocaste”. Lo bueno de estas propuestas es que todos sienten que están haciendo algo. Y si además un día se hace Matemática con el fútbol, otro día con la música, otro con Twitter, es decir, se conecta los ejercicios con distintos temas, eso hará que se amplíe el campo de interés para que los chicos participen en clases.

Entre el cambio y la resistencia

—En los talleres qué ofrecés a docentes ¿Se animan a probar otras estrategias para enseñar Matemática o hay resistencia?

—En general, los docentes tienen una frustración importante, y muchos están buscando alternativas porque es realmente desalentador dar algo que uno siente que no sirve. Entonces, hay que buscar alternativas y animarse. El tema es que el docente queda más expuesto al proponer una clase abierta: tendrá que estar más atento, hacer las intervenciones correctas, aceptar que a un alumno se le ocurrió algo que él no había pensado, y entonces tendrá que estar dispuesto a pensar en el momento. Y en general, en la formación de los docentes de Matemática, no tenemos desarrollada esta habilidad de ponernos a pensar en el momento. O de decir “no lo sé, vamos a investigar”; eso es algo que está mal visto porque parece que el docente debiera saber todo. Entonces, muchos docentes se copan con las propuestas, pero también hay otros que ofrecen resistencia porque se sienten expuestos. Es curioso que en los talleres, los que más cómodos se sienten son los maestros de primaria porque se relajan cuando ven que pueden resolver estos planteos; mientras que los profesores de niveles superiores están muy plantados en el estereotipo de que tienen que tener la respuesta de todo. Tenemos que desterrar el miedo al error, a equivocarnos, porque forman parte del proceso de enseñanza.

La entrevistada

Aporte

  • Laura Pezzatti es integrante del grupo Educando al Cerebro, conformado por 30 jóvenes investigadores de distintas áreas que recorre el país presentando charlas cortas y divertidas sobre temas que combinan la neurociencia y la educación. “Hay muchas aplicaciones que aportan las tecnologías y que están buenas para enseñar Matemática. Igual, la tecnología por sí sola no cambia cómo se enseña la Matemática, es una herramienta más que tenemos que tener a mano”, aportó.
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