al margen de la crónica
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Cervantes y Kirk
La NASA quiere nombrar a los cráteres de Caronte, una de las lunas de Plutón, con personajes de la serie “Star Trek” como el capitán Kirk. Y esta semana la comunidad astronómica española planteó llamar Cervantes, como el autor de “El Quijote”, a una estrella. Pero, ¿cómo y quién decide los nombres de los cuerpos estelares?
La última palabra la tiene la Unión Astronómica Internacional (IAU), y se trata de algo más que un debate entre expertos y frikis. Una vez nombrados, los planetas, estrellas y sus accidentes geográficos mantendrán esas denominaciones durante mucho tiempo, así que se trata de una gran responsabilidad para los científicos, que piensan en millones de años.
“Tenemos un deber con el futuro”, explica la presidenta del grupo de trabajo para la asignación de nombres de la IAU, Rita Schuz. “Tenemos que ocuparnos de que dentro de algunas generaciones nadie se pregunte por qué pusimos nombres que ya nadie conoce”.
La asignación de nombres a cuerpos celestes es más antigua que la ciencia moderna. Así, las deidaes romanas siguen viviendo en los planetas mientras que los héroes griegos quedaron inmortalizados en las estrellas.
Pero en la era de la globalización también la astrofísica se empapó de multiculturalismo. Desde los años 80, los nombres de divinidades de otras religiones llegaron también al firmamento. “Al principio, la IAU estuvo influida sobre todo por estadounidenses y europeos. Pero ahora somos muy internacionales, por eso debemos garantizar que gente de diferentes culturas pueda decir: Ese nombre proviene de mi cultura”, explica Schulz.
Los nombres no se asignan de forma aleatoria. La IAU cuenta con una cuidadosa lista de temas para dar nombres que relacionen a los planetas y sus características geográficas o satélites. Así es como Júpiter, un dios romano, se encuentra cerca del dios nórdico Thor, del tlaxcalteca Camaxli o del japonés Kaminari, todos ellos nombres de características de Io, uno de los satélite de Júpiter.
También personajes de ficción más modernos encontraron su hueco en el espacio. Desde 1980, los cráteres y montañas de Titán -satélite de Saturno- llevan los nombres de Bilbo, Arwen y Faramir, personajes de “El Señor de los Anillos”.
Y si Bilbo Bolsón tiene derecho, ¿por qué no el capitán Kirk?.