Formación de Escuela Abierta

Docentes y alumnos en una jornada de diálogo y escucha

  • La cuarta capacitación docentes se realizó hoy con los chicos en las escuelas. Cada institución organizó la modalidad. La mayoría trabajó sólo con parte del estudiantado y desobligó al resto.
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El secundario del Sara Faisal expuso en común las conclusiones del trabajo que realizó por grupos. Las emociones fueron el gran tema de la jornada, a propuesta del Ministerio de Educación.

Foto: Flavio Raina

 

Mariela Goy

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Maestros escuchando a los chiquitos hablar de su objeto favorito y conociéndolos desde otro lugar que no sea el salón de clases. Adolescentes definiendo en una palabra cómo ven a un compañero o a un profesor. Chicos con los ojos vendados dejándose guiar por otro niño para sortear un camino de obstáculos. Estudiantes de secundario opinando entre todos por qué es importante que el colegio les brinde espacios de intercambio y expresión diferentes del aula.

Con estas actividades, se encontró El Litoral en su recorrida por tres escuelas de la ciudad -una primaria y dos secundarias- para registrar la cuarta jornada de Escuela Abierta, que es un programa de formación docente en servicio. A diferencia de las tres capacitaciones anteriores, en las que los docentes trabajaron con material teórico y sin chicos, esta vez el Ministerio de Educación estipuló una modalidad que incluyó a los alumnos de todos los niveles y modalidades.

Sin embargo, cada escuela organizó a su manera el trabajo con los escolares y hubo una gran disparidad de situaciones. Desde colegios que sólo convocaron a los delegados de cursos o a determinadas comisiones y desobligaron al resto, hasta escuelas que dividieron la jornada de trabajo en dos: mitad con alumnos, mitad sólo con maestros. También hubo instituciones que pidieron a los padres que llevaran a sus hijos más tarde o bien que los retiraran más temprano, y otras que dejaron a criterio los alumnos si querían sumarse o no a la actividad.

Lo cierto es que en la mayoría de las escuelas asistió sólo una parte del estudiantado, y el resto no tuvo clases. “Creo que hubiese sido imposible llevar adelante una propuesta así con los 800 chicos en la escuela”, confesó una docente.

El colegio secundario privado Nº 3107 Sara Faisal decidió que de 7.30 a 11 horas realizaba un dispositivo con los alumnos y el resto del tiempo, los profesores hacían un encuentro de reflexión con el insumo que les dejaron los estudiantes. “Decidimos dejar a un lado las críticas y aprovechar al máximo la propuesta del ministerio. Los alumnos expresaron a través de relatos y representaciones teatrales, el clima y los problemas que ven en la escuela y en la cultura actual. Esto nos va a servir para mejorar nuestras prácticas diarias”, dijeron Alejandra Martínez y Mariela de Arcángelo, directora y vice del colegio, respectivamente.

Las emociones, tema del día

Los estudiantes del Sara estaban todos sentados en el patio escolar, exponiendo sus opiniones mientras los profesores los escuchaban. “A mí me parece que habría que hacer una jornada como ésta por mes”, soltó un estudiante. Virgi, una alumna con capacidad diferente integrada en la escuela, se paró enfrente de toda la escuela y con voz segura y firme dijo: “Los quiero mucho a todos y siento una alegría inmensa de estar acá”. Los aplausos no se hicieron esperar.

“Abordamos el tema de las emociones como uno de los aspectos que se integran a la visión de persona que tiene esta escuela. Es una tarea permanente de la educación generar una participación real para que todos se sientan parte”, reflexionó el psicólogo Matías Dalla Fontana, que estuvo a cargo de la organización junto a la psicopedagoga María Bulletich.

Por su parte, la escuela secundaria pública Simón de Iriondo citó para el trabajo a los cursos de 4to. y 5to. año. Primero, hubo un espacio de intercambio docente y luego, hicieron una dinámica en la que cada alumno tenía un papel pegado en su espalda y sus compañeros y profesores tenían que anotar qué refleja esa persona en una especie de “retrato colectivo”.

“Fue una actividad hermosa y con mucha gratificación porque uno podía ver a los profes acercarse a los chicos desde otro lugar, y los alumnos los veían a ellos con otra mirada”, señaló la asesora pedagógica del Simón de Iriondo, Gisela Gandolfo.

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Los chicos de la escuela Beleno llevaron su objeto favorito a la escuela para hablar de ellos y sus sentimientos.

Foto: Flavio Raina

Juguetes y juegos para reflexionar

Los chicos de la escuela primaria Presidente Beleno participaban de distintas propuestas. Los más chiquitos trajeron un objeto favorito y contaban por qué era importante. Había ositos de peluche, afiches con equipos de fútbol, pelotas y muñecas. “A mí lo que más me gusta de la escuela es aprender a leer”, decía Priscila, en un grupo donde había mezclados chicos de primero a tercer grado.

Los de los grados superiores escribían en afiches con rojo qué aprenden estando quietos, en movimiento, parados, sentados o acostados, y con azul en dónde tienen lugar esos aprendizajes. Tiziano, de 4to. grado, anotó que “en la escuela aprendió a activar el subconsciente”. Afuera, tenía lugar el juego del Lazarillo, donde alumnos con los ojos vendados eran guiados por sus compañeros.

“Las actividades nos parecieron enriquecedoras y positivas. Se trabajó sobre los vínculos y las emociones. Que el docente pueda escuchar a los chicos desde otro lado, es interesante”, consideró la directora María Ester Heymo.

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La escuela media Simón de Iriondo ideó una actividad en la que realizaban un “retrato colectivo” de cada estudiante y profesor.

Foto: Flavio Raina

Lo importante

Pros y contras

La jornada había recibido algunas críticas previas, como por ejemplo, que las actividades dispuestas por el Ministerio de Educación no eran “significativas”, que iba a ser difícil trabajar con los chicos de primaria y que esta dinámica con alumnos distorsiona el sentido de la capacitación docente, que venía con estudios más teóricos. Las escuelas consultadas dijeron que si bien hubo quejas y resistencia de parte de algunos docentes, otros educadores se sumaron con entusiasmo y resultó en una jornada de escucha y diálogo, con miradas enriquecidas.