“Así estoy más tranquilo”. Este almacén es enorme. Pero su dueño decidió hace meses atender detrás de las rejas para su tranquilidad. Es que no hace mucho tiempo fue asaltado y herido de bala.
La postal del barrio en nada se asemeja a la de 20 años atrás. Ahora, la vida de los vecinos transcurre de las casas para adentro y con la consigna de evitar la calle lo más que se pueda.
“Así estoy más tranquilo”. Este almacén es enorme. Pero su dueño decidió hace meses atender detrás de las rejas para su tranquilidad. Es que no hace mucho tiempo fue asaltado y herido de bala.
Dos décadas atrás, Santa Marta se caracterizaba por ser un barrio con todas las letras. La gente se reunía en grupos por la tarde para compartir varias rondas de mates dulces y amargos, mientras los chicos andaban en bicicletas y conversaban sobre distintos temas. El primer vecino que se asomaba y sacaba el sillón inauguraba el lugar de encuentro, el sector de la cuadra donde minutos más tarde se acercarían otras personas.
Pero hoy Santa Marta no es el de aquellos años. Esa postal de personas reunidas, disfrutando de la vida de barrio, ya no existe. Ahora, la vida de la gente transcurre de las puertas de las casas hacia adentro y con la consigna de evitar la calle lo más que se pueda. Ello, por el principal problema que padece la ciudad: el de la inseguridad.
A la soledad que hay en las calles de este barrio ubicado en el cordón oeste, hay que sumarle cómo atienden los comerciantes para terminar de confirmar que la falta de seguridad es un problema serio. Todos atienden detrás de una reja. Sí, todos. Desde el quiosco más humilde hasta el almacén más grande.
“El barrio está complicado. No se ven policías ni patrullajes, siendo nosotros los más vulnerables”, cuenta un carnicero.
Todos los vecinos coincidieron en que muchos jóvenes de Santa Marta tienen una fuerte adicción a las drogas, drogas que consiguen en el mismo barrio.
Luego de varios minutos de charla, un hombre describió situaciones cotidianas que ocurren en la jurisdicción. “Muchos jóvenes del barrio consumen drogas. Se juntan en las esquinas para eso y cuando se les acaba van a comprar más. Como no tienen dinero, porque ya se les acabó, salen a asaltar o a robar. Y lo hacen para eso, para seguir consumiendo.
En el olvido
Además del problema de la inseguridad, Santa Marta carga con otras cuestiones vinculadas con los servicios. En gran parte no hay agua potable, por ejemplo. Tampoco gas natural ni calles asfaltadas en su totalidad.
“Decir Santa Marta es decir olvido, postergación, marginalidad... Estamos a la deriva. Todos los intendentes que hemos tenido a lo largo de nuestra historia miraron siempre hacia el este. Se olvidaron del oeste y nuestro barrio es la mejor evidencia. ¿Cómo me explican que en el año 2014, todavía no tengamos agua potable en todo el barrio?”, pregunta un vecino sabiendo de antemano que nadie le dará una respuesta.
“Estamos presos”. A este quinielero lo asaltaron varias veces, aún trabajando detrás de las rejas. Dice que la inseguridad en el barrio es tremenda.
“Más vale prevenir que curar”. En Santa Marta, quedan algunos comercios que no han sido víctimas de robos. Aún así trabajan con el ingreso restringido.
Servicios. La jurisdicción cuenta con energía eléctrica. Sólo un reducido sector tiene agua potable. No hay gas natural ni tampoco cloaca. Varias viviendas acceden al servicio de televisión por cable, telefonía e Internet. Poseen recolección de residuos matutina.
Transporte público. Por el interior del barrio circula la Línea 15. La 3 circula por Blas Parera, al igual que la interurbana Recreo.
Escuelas. No hay. Los chicos asisten a la escuela Gálvez, frente al barrio Cabaña Leiva; a las de Yapeyú, el barrio lindante; y a las de San Agustín.
Centro de Salud. No hay.
Comisaría. El barrio corresponde a la seccional 7ª de policía, emplazada en Yapeyú (Av. 12 de Octubre al 9200).
Vecinales. Una. La homónima del barrio.
Mejores precios A Santa Marta llegan vecinos de barrios lindantes para comprar comestibles, gaseosas y garrafas. Dicen que allí los precios son mejores en comparación con los de sus jurisdicciones y supermercados de la zona norte y que la calidad de los productos es excelente.
Faltan servicios Pese a que la red troncal de agua potable pasa por el barrio, gran parte de Santa Marta no tiene agua de red. Quienes viven en el sector norte consumen agua de pozo, compran bidones o se conectaron de manera clandestina al servicio. A fines de este año podrían ser conectados a la red.