Varadero Sarsotti. Mientras el staff de Crónicas de Barrio recorría la jurisdicción, una pelea entre dos mujeres, donde una de ellas fue apuñalada, derivó en que todo el barrio se movilizara ya que no era la primera vez que dirimían un problema de esa forma. La nota la dio un nene, que en plena calle sacó un cuchillo para defender a una de las dos mujeres, que era familiar suyo. Foto. Guillermo Di Salvatore.
TEXTOS. MARÍA VITTORI/ MÓNICA RITACCA ([email protected] y [email protected]).
Sólo recorriendo la ciudad uno se da cuenta de que hay una Santa Fe invisible. Sólo recorriendo la ciudad uno se da cuenta de que hay miles y miles de personas de las que nadie habla, a las que nadie auxilia y que sólo cuentan a la hora de hacer campaña. Sólo recorriendo la ciudad uno se da cuenta de que existen seres humanos convertidos cada dos años en papelitos a depositar en una urna. Sólo recorriendo la ciudad uno se da cuenta de qué lejos está de ser una urbe inclusiva, de todos y para todos. Crónicas de Barrio, el especial que todos los martes publica El Litoral sobre un barrio de Santa Fe, arrancó en noviembre de 2012 con el objetivo de darle voz a personas que no son conocidas pero que -sin lugar a dudas- tienen algo importante para decir y contar: los vecinos. A lo largo y a lo ancho, el staff recorrió en casi dos años 44 jurisdicciones, la mitad de las que tiene la capital provincial en su totalidad. Y esos dos años yendo semanalmente a los barrios avalan que el cordón oeste y el norte son los dos puntos cardinales más postergados y el este y el sur, muy por el contrario, los más avanzados. También avalan para afirmar que la mayoría de los santafesinos elige mirar hacia el centro, donde la ciudad es linda y los problemas parecieran no existir. Es que la periferia es muy dolorosa y desgarra, y entonces mejor es no verla ni asumirla. Pero sí, hay centenares de familias que viven en el medio de un basural, sin ningún tipo de posibilidades y que están debajo de los índices de pobreza. CIUDAD INSEGURA La inseguridad es el principal tema que divide a la ciudad en dos. Se habla de ricos y pobres y a estos últimos se les atribuyen las muertes de inocentes y los hechos delictivos. Muchos cuestionan al gobierno por no hacer nada pero muy pocos se preguntan cómo llegamos a esto. No se trata de avalar la violencia ni de dejar de llorar a los inocentes que murieron en un hecho de inseguridad. Se trata de pensar también en el otro costado, de modo de lograr un panorama que refleje global y realmente lo que está ocurriendo en Santa Fe. ¿Cuál es el proceso por el cual un arma termina en manos de un joven o un niño? ¿Cuál es el trasfondo que lo convence de su legitimidad para utilizarla contra un semejante? ¿Cómo vive? ¿Quién se tomó la tarea de enseñarle normas morales básicas? ¿Fue educado? ¿Tuvo padres afectuosos? ¿Qué ejemplos mama en su hogar, de sus amistades, de su barrio? ¿Tiene hogar? CIUDAD CON CARENCIAS En Santa Fe pasan cosas. Hay padres abusivos, golpeadores y violadores que circulan por las calles sin vergüenza ni pudor. Hay venta de droga a la vista de todos. También prostitución y prostitución infantil. Miles de familias no cuentan con agua potable. En muchos barrios, la policía y las ambulancias no circulan por la inseguridad o el mal estado de las calles. En otros, no existen plazas ni espacios verdes donde los chicos puedan jugar o pasar tiempo en familia. La calle es su único lugar de esparcimiento. Hay asistentes sociales que lamentan no poder denunciar casos de violencia familiar porque, de hacerlo, esos chiquitos quedarían en las calles al no haber un sistema estatal y judicial que los contenga y la mujer golpeada -valiente denunciante- debería volver al puño de su marido. Continuamente, por lo bajo se denuncian desapariciones misteriosas de mujeres y trata de personas. Hay nenes que los días de frío juegan descalzos en la calle porque no tienen ropa ni calzado. Hay pequeños que pierden la vida por la desgracia del destino de quedar en medio de un tiroteo entre bandas que pelean por territorios. Y hay hambre. Hay gente que no tiene dinero ni siquiera para comprar yerba, ni hablar de un kilo de carne. Hay Fonavis que se caen a pedazos, ranchos en los que el frío perfora los huesos. Hay gente que para juntar unos pesos debe revolver el desperdicio ajeno porque vive del cirujeo. En Santa Fe hay gente sin futuro mientras muchos ni siquiera se molestan en ver el presente desde la ventana de su coche. ¿Hacia dónde va la ciudad de Santa Fe? La respuesta sólo puede armarse en conjunto, teniendo las autoridades que gobiernan la mayor responsabilidad. Mientras que no se abran los ojos, se deje la queja inútil de lado y se proyecte una ciudad realmente inclusiva y con posibilidades concretas, el panorama es aterrador. Para todos.
La inseguridad es el principal tema que divide a la ciudad en dos. Se habla de ricos y pobres y a estos últimos se les atribuyen las muertes de inocentes y los hechos delictivos.
El Pozo. Esta imagen se observó en casi todos los barrios recorridos. Tiene varios significados, sobre todo en Estados Unidos. Acá, las zapatillas atadas entre sí mediante los cordones y colgando de los cables del tendido eléctrico indican que en las inmediaciones se vende droga. Foto. Flavio Raina.
Villa Oculta. Las ONGs cumplen un rol fundamental en los barrios de la ciudad. Muchas hacen un trabajo a pulmón, sobre todo para ayudar a los chicos. La mayoría brinda servicio de copa de leche y comedor. Foto. Pablo Aguirre.
Barrio Los Troncos. En noviembre de 2012, Crónicas de Barrio conoció a Oscar Mendoza. A sus 66 años cirujeaba botellas de plástico para poder vivir. Cada 100 kilos de plástico le pagaban menos de cien pesos. Foto. Flavio Raina.