Ignacio Andrés Amarillo
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La agrupación fundada y liderada por Walter Giardino vuelve a Santa Fe para presentar su nuevo disco. En exclusiva, El Litoral dialogó con el guitarrista para conocer más sobre el nuevo disco y la actualidad de una banda legendaria.
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Rata Blanca, la banda fundada y liderada por el guitarrista Walter Giardino e integrada actualmente por Adrián Barilari (voz), Guillermo Sánchez (bajo), Danilo Moschen (teclados) y Fernando Scarcella (batería), vuelve a Santa Fe para presentar su nuevo disco “Tormenta eléctrica”. El show será este jueves desde las 21 en ATE Casa España (Rivadavia 2874), y las entradas van de los $ 260 a los $ 400, con un costo administrativo de $ 15.
Tormenta en curso
En exclusiva, Giardino dialogó con El Litoral sobre el nuevo disco y la actualidad de una banda legendaria.
—El año pasado decías que para una banda con casi 30 años, que sus fans le estén pidiendo un disco bueno está bien, y que querías hacer un disco a la altura de las circunstancias. ¿“Tormenta eléctrica” satisface tus expectativas?
—Creo que de a poco las está superando. Estoy muy contento con la reacción de la gente, hay mucha gente que gira la cabeza hacia Rata Blanca, desde un lugar de sorpresa: este disco es absolutamente rockero, es muy potente, muy directo. Tiene todo el estilo, pero ciertas cosas quizás no se habían hecho de esta manera; y marca también la tendencia y el momento del grupo. Y sobre todo, está funcionando genial en vivo, que es lo que más nos importa.
—¿Puede ser que haya una apuesta más por el hard rock y cancionero de Rata? Cosas que siempre estuvieron en el sonido de la banda.
—Bueno, pero quizás esta vuelta sea un material más homogéneo en ese aspecto, que empieza y termina así; que más allá de algunas canciones (que tienen bastante el estilo de Rata, que no están “fuera del disco) el material es bastante parejo. Por eso, mucha gente que no escuchaba Rata o no le impactaba, lo está teniendo en cuenta y les llama la atención.
—Hay unidad en los tempos y otras cosas.
—Exacto.
—Se grabó en Brotheryn Studios en California y se mezcló en Buenos Aires en Romaphonic. ¿Cómo fue el proceso (de la composición al disco)?
—Una vez que decidimos con el mánager hacer un disco independiente, dejar de intentar con una compañía discográfica, empezamos a trabajar en febrero del año pasado en una casa en las afueras de Buenos Aires. Empezamos con los ensayos: yo compuse las canciones en ese lugar, las probamos, algunas ideas ya las tenía (muy pocas) pero la mayor parte se hicieron ahí. De una manera bastante dinámica, en un par de semanas el material estaba hecho.
Eso marcó la tendencia de lo que iba a ser esto, bastante vertiginoso: una gira por los Estados Unidos grabando el disco. Fue un trabajo duro, la gira se extendió un poco más y eso hizo que no volviéramos con el disco terminado. Se grabaron algunas cosas en Buenos Aires, se mezcló y se masterizó.
—Es el primer disco que graba Danilo. ¿Cómo se ve reflejado en el material?
—Más allá de las aptitudes musicales de cada integrante, las direcciones marcan claramente los trabajo de cada uno: eso incluye la voz, la batería, el bajo y la guitarra.
Creo que Danilo cumplió con su trabajo: es un buen instrumentista. La música de Rata demanda protagonismo en ciertos momentos y en otros no, y quizás este disco no sea uno en donde más se usen los teclados.
—Es un disco más de guitarras...
—Es bastante más de guitarras, pero también se buscó un sonido bastante interesante desde los órganos Hammond y algunos teclados que emulan sonidos de guitarra. Eso ha dado un resultado muy natural, bien metálico. Un trabajo muy correcto, que se nota en vivo.
Independencia
—El arte de tapa fue realizado por Claudio Bergamin, y es una estética algo novedosa en las portadas del grupo. ¿Cómo lo eligieron?
—La tapa tiene un sistema lenticular, los dibujos cambian cuando la movés. Es una idea que yo venía teniendo hace rato y no podía concretar, muchas veces las compañías lo complicaban.
A Claudio lo conocía de la Internet, me lo recomendaron, vi ilustraciones suyas que son geniales. Además es rockero, músico y fanático de Rata: se daban todas las condiciones. Realmente, creo que en dos conversaciones ya había podido plasmar la idea que le pasé. Hay que felicitarlo porque es un trabajo alucinante, sobre todo cuando uno tiene en sus manos el packaging original. No sé si alguna vez una banda en la Argentina ha sacado una tapa con este sistema.
—¿Cómo es apostar a un nuevo disco en estos tiempos tan particulares de la industria?
—La vida de un artista es una constante apuesta. Uno puede no estar de acuerdo con la forma en que se maneja la industria, que está cada vez más lejos del rock. Vende productos prefabricados o inventados, al que muchas veces le ponen la palabra rock, que está muy mal y que este disco sale a defender bastante. Estamos convencidos de que la palabra rock se utiliza de una forma grosera para vender productos y captar chicos.
Hay ciertos ideales y ciertas formas de vida que se van unificando y casi te arrastran a lo que debés hacer. No todo es dinero: hay muchas cosas que son mucho más importantes, y Rata siempre pensó en eso. Que nosotros tengamos éxito es una consecuencia del trabajo, nunca priorizamos el éxito por sobre los resultados artísticos.
Dar buenos conciertos, hacer buenos discos: es lo que nos diferencia de otras bandas.
En vivo
—¿Cómo viviste la presentación oficial en el Luna Park, el pasado 12 de septiembre?
—Increíble, un show casi perfecto, todo funcionó en su lugar. Se hizo un buen trabajo, muy intenso: lo cuidamos desde lo musical a lo visual y lo técnico. El resultado fue un show a la altura de cualquier banda internacional.
Creo que de eso se trata: lograr que cada vez que el grupo se mueva mostrar dónde está parado, y realmente lo del Luna fue muy bueno, estoy muy contento.
—Varios ponderaron la química tuya con el público, en especial en temas instrumentales como “Batalla Persa” (el del nuevo disco). ¿Cómo es esa conexión entre el instrumentista y la audiencia?
—Es como un triángulo que se genera entre la música, yo y la gente. Eso se retroalimenta y va metiéndonos a todos en ese circuito de energía en que se maneja la música. Es muy difícil explicar lo inexplicable (risas), porque tocar en ciertos estados espirituales es cuando podés juntar todo eso y llevarlo hacia afuera, que es lo que recibe la gente. Es muy lindo disfrutarlo, tanto de un lado como del otro, y a mí me llena de alegría que la gente pueda sentir eso.
Quizás ésa es mi misión: transmitir lo que la música quiere que haga. Porque nosotros pensamos que somos los que mandamos, pero somos lo que tenemos la sensibilidad de leer lo que nos dice la música, no es al revés (risas).
—¿El setlist de la gira es parecido?
—Sí, muy parecido. Lo que sucede es que en el Luna se tocó más de tres horas, deja de ser un tiempo adecuado para las giras; es demasiado, sobre todo para el cantante.
Así que aggiornamos eso. El show no resultó largo, cuando nos dimos cuenta ya estábamos terminando la primera parte para pasar a los bises, que era el último 20 % del show.
Identidad musical
—Hace poco dijiste en una nota que “la música no miente” ¿Querés ampliar el concepto?
—Te puedo escribir una letra que no soy o no siento. Ahora que pueda tocar algo que te mueva o no, ahí hay una gran diferencia. No sé cuántas bandas de la Argentina podrían resistir sacarles las letras y escuchar su música nada más. ¿Cuánta emoción quedaría en lo que pasa? Creo que Rata es exactamente al revés: las letras acompañan a la músicas, aunque alguna sea interesante. Pero nunca son el centro, lo importante. Hoy está muy de moda, desde hace un tiempo, “la poesía de las canciones”. Pero si las canciones no están acompañadas de buena música no me interesan: para escuchar poesía prefiero a Neruda.
Hoy mucha gente se emociona bastante con las letras y no le da tanta importancia a la música. Pero creo que una banda de rock tiene que ser sólida sobre todo en su parte musical: no conozco ninguna banda internacional grande que sólo tuviesen buenas letras, sí bandas geniales que además las tienen.
Creo que Rata está donde está a través de sus canciones, de su ejecución en vivo con una banda que se sube a tocar y dar todo de la manera más profesional que podemos y toda la energía que tenemos. Pero gustos son gustos: hay gente que prefiere las frases abstractas a una banda sonando. Pero son fenómenos muy locales; Rata es internacional por su música. Hay muchas bandas argentinas a las que se les complicaría tratar de hacerles entender a cualquier latinoamericano qué está diciendo (risas). Y hay cosas que son bastante casuales, curiosas, y tienen que ver con cuestiones sociales. Rata es música nada más. No sé si está bien o mal: es lo que es.
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