El Litoral
Los ministros del gabinete provincial se preparan para asumir en el marco de un primer semestre difícil.
El Litoral
Darío H. Schueri
Como en la épica fábula de Esopo el parto de los montes, cuando el FPCyS retuvo la gobernación con el socialista Miguel Lifschitz, los aliados radicales dijeron que iban a parir el gobierno “más frentista” desde el 2007 en que comenzó a gobernador el Frente. Después de cuatro meses de mas intrigas que negociaciones, la coalición esta alumbrando un gabinete que nace con parto forzado.
En el tramo decisivo del armado ministerial Miguel Lifschitz emprendió una lucha desigual, descompensada, casi solitaria con el entonado (después de la proyección presidencial de Macri) radicalismo que, aunque dividido por sus vanidades (y veleidades), siempre se mostró espiritualmente abroquelado en su infatigable vocación de poder: “no hay caso, por más vueltas que le dimos al final nos terminaron ganando”, se escuchó en torno del Gobernador electo.
Seguramente el operador se refería a que los ahora sobregirados socios radicales pasaron todas las facturas juntas por el extenso período de cronoterapia política en que los sumió el paciente Lifschitz; atributo que casi pierde el miércoles a la noche en esta capital cuando los socios le blandieron el pliego de bases y condiciones para terminar de definir el gabinete que Lifschitz ya había comenzado a anunciar durante la mañana en Rosario.
Los radicales le pidieron al electo gobernador que respete la palabra empeñada de dos ministerios para cada sector radical (NEO, M.A.R y Universidad), y fue allí cuando debieron transmutarse en carteras ministeriales dos Secretarías de Estado: Medio Ambiente y Ciencia y Tecnología. Una para el M.A.R (Medio Ambiente) que ocupará un hombre de Reconquista; y la otra (Ciencia y Tecnología) para Universidad. El intendente José Corral (hoy líder de Universidad) estaba exultante por el logro y ponía como ejemplo que de los cinco contactos que la presidenta Cristina Fernández tuvo con nuestra provincia, cuatro estuvieron relacionados con institutos de Ciencia y Tecnología.
De esta manera, la concordia volvió a reinar en el caldeado ambiente frentista. “No pasa nada, son las discusiones típicas de los acuerdos dentro de un Frente que gobierna; nosotros discutimos poder dentro del poder”, calmó un negociador radical que ya se imagina en la misma posición discutiendo con los otros socios, los del PRO, el urgente armado del gabinete de Mauricio Macri.
Quedará ahora por dilucidar qué diputado/a socialista electo pasará al Poder Ejecutivo para que la banca que no asumirá el radical reelecto, ahora Ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, que ocupará por orden de prelación Ariel Bermúdez de la Coalición Cívica sea compensada, en este caso por el Dr. Fabián Bastía del grupo NEO.
En definitiva, los acuerdos llevaron de 12 a 14 el número de ministerios que acompañarán la gestión del ingeniero Miguel Lifschitz, repartidos equitativamente entre socialistas y radicales, con una sola Secretaría de Estado (Energía). Inmediatamente el Gobernador electo aventó comentarios insidiosos: “vamos a disminuir un 30% el gasto político”, disparó.
La jerarquización de Ciencia y Tecnología y Medio Ambiente están relacionados con el rol que el campo del desarrollo científico tecnológico tiene en los tiempos que vive la humanidad. El propio gobernador Bonfatti les pide a los empresarios que “se apropien de ésa área y la hagan suya para el desarrollo y la competitividad global de sus empresas”.
El flamante ministro de la Producción, Luis Contigiani, ya está trabajando en el diseño de un área de estadísticas para encarar una correcta gestión leyendo los tiempos del sector (tal cual lo había sugerido el presidente de Carsfe Gustavo Vionnet en una conversación junto al Ing. Lifschitz y Contigiani que relatamos en esta columna hace un par de semanas).
Contigiani tendrá además un estrecho vínculo con su par Matoso de Ciencia y Tecnología, toda vez que el campo es la agricultura de precisión, la genética animal, y la industria la innovación tecnológica.
Por su parte, la marcada preocupación de Miguel LIfschitz por el cambio climático, sus terribles consecuencias y la manera de mitigarlas controlando abusos y propendiendo a la concientización ciudadana sobre el cuidado del medio ambiente (que deberá articularse con el ministerio de Educación) serán abordadas por la nueva cartera.
La semana entrante Bonfatti girará a Senadores la nueva Ley de Ministerios para que el Parlamento la apruebe dentro de las próximas tres semanas, junto con el Presupuesto 2016 que el propio Lifschitz puntea con el “alumno dilecto del profesor Sciara”, el actual secretario de Finanzas y Ministro de Economía designado Gonzalo Saglione, dentro de un marco de “austeridad” y “cuidada administración” de los recursos, toda vez que el futuro inquilino de la Casa Gris advierte un primer semestre del 2016 “complicado económicamente”, para lo cual también necesitará que la Cámara de Diputados transforme el Ley la autorización para endeudarse por dos mil millones de pesos.
Sprint final para la elección presidencial
Tal como describíamos hace una semana, el doble estándar político del radicalismo santafesino, socios en el territorio santafesino del socialismo dentro del FPCyS, y a nivel nacional del PRO en Cambiemos, pone en una incómoda situación precisamente a los socialistas a la hora de hacer público su predilección electoral para el balotaje del venidero domingo 22.
Es así como la Mesa Directiva nacional del PS se alineó en la postura de no apoyar ni a Mauricio Macri, ni a Daniel Scioli, bajo el precepto de que “nuestra visión de país, nuestras ideas progresistas, no están representadas en ninguna las dos primeras minorías que fueron votadas en la última elección”.
Lifschitz fue más directo tras admitir que votará en blanco: “no puedo votar por ninguno de los dos candidatos; tenemos que ser coherentes como lo que hemos planteado, venimos de una confrontación política con el kirchnerismo por un lado y con el PRO por el otro, no es fácil elegir para nosotros”, gatilló. Sobremanera cuando la Dra Elisa Carrió, una de los artífices de Cambiemos le dijo en público a Miguel del Sel: “a usted le robaron la elección”. Bonfatti declaró que también votará en blanco.
El radicalismo santafesino aliado en Cambiemos, además de informarle a Mauricio Macri que fueron y serán “garantes” de su probable triunfo, redoblaron los avales advirtiendo en boca del “dirigente con futuro” (al decir del propio Macri) José Corral que la UCR "es garantía para que Macri no haga un desvío conservador", aclarando que "los radicales no somos Macri ni somos el PRO, tenemos otras miradas, no tenemos que rendir cuentas de progresismo".
Los apoderados de UNA Santa Fe, Jorge Ferrer y Miguel Kilibarda, hicieron saber que “la posición de los candidatos – Daniel Scioli y Mauricio Macri – en el debate presidencial del domingo 15 sobre estos temas, definirá el apoyo de los más de 500 mil santafesinos que votaron a Sergio Massa en nuestra provincia”.
En el peronismo confundido, gastan las valiosas horas militantes que restan hasta el 22 en insalubres pases de facturas. El “kirchnerismo duro” describe el preocupante panorama: “los compañeros que salen a militar lo están haciendo por sus propias ganas, más allá de la conciencia militante de cada uno, por el sentimiento de pertenencia, casi volviendo a la tiza y el carbón mientras otros que ya ganaron "sus elecciones" aparecen poco o directamente ya se borraron. Ni hablar de aquellos dirigentes que creen que es optativo hacer campaña y dicen que no la hacen porque nadie los llamó, caso María Eugenia Bielsa”.
Se preguntan, casi azorados “por qué ninguno de los nuestros se prende a bancar las propuestas que Scioli lanzó luego de su victoria de la primera vuelta”, y llegan a una fastidiosa conclusión: “nadie la vivió como una victoria, y los del PRO festejaron como siempre haciéndonos sentir los peores perdedores”. Siguen lacerándose con los interrogantes sin respuesta: “¿por qué nadie sale a explicar los beneficios del anunciado 82% a los jubilados que cobran la mínima? ¿Por qué nadie sale a festejar que sólo van a pagar impuesto a los altos ingresos los que cobren más de 30.000 pesos de bolsillo? ¿Ni que tampoco el aguinaldo va a estar expuesto a esto? ¿Por qué ni siquiera los compañeros a los que les gusta hacerse amigos de las patronales agropecuarias salen a bancar la anunciada baja en las retenciones?”.
Lo cierto es que la estrategia del miedo de unos y la destreza de la sátira de los otros han logrado banalizar una elección histórica.