De la Redacción de El Litoral
Emotivas palabras del jefe de la Sección Perros de la UR1 para el último adiós a un custodio de la ciudad.
De la Redacción de El Litoral
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La muerte de un perro policía conmocionó a los miembros de la fuerza de seguridad de la ciudad. Jesús Von Del Dido era un ovejero alemán de 4 años que integraba la Sección Perros de la Unidad Regional 1 y con su conducta había logrado un hondo cariño en la comunidad policial.
El animal sufrió un paro cardiorespiratorio el domingo pasado y fue sepultado en las instalaciones de la dependencia policial que ocupa la Sección Perros.
“¿Por qué tanto dolor?”, se pregunta hoy el oficial principal Juan Vergara, jefe de la Sección Perros de la UR1. “¿Por qué tanta tristeza?”, piensa en busca de una explicación. “Pues porque para quienes componemos esta sección no hay animales y humanos, somos todos integrantes de una gran familia, ensaya como respuesta a tamaño misterio que provoca la desaparición física de un ser querido.
Jesús había sido donado a la policía y era uno de los 21 perros que integraban la sección dedicada a la búsqueda de personas desaparecidas y a distintos operativos de seguridad que se desarrollan en todo el departamento La Capital.
Los perros de la policía
Ahora son 20 los perros de la sección, 5 de ellos cachorros. Los perros de razas ovejero alemán, ovejero belga y rottweiler son utilizados en los operativos de seguridad, mientras que los dos labradores sirven para la búsqueda de personas y actuaron en los rastreos de los prófugos Lanatta y Schillaci, atrapados hace un mes en nuestro medio con gran trascendencia nacional.
“Hoy ha partido hacia el cielo uno de ellos, aquel que reconocía en nuestras miradas si estábamos bien o mal, alegres o tristes, aquel que sin dudarlo un instante salía en defensa nuestra sin medir los riesgos o consecuencias; el ser más fiel que hemos conocido y el cual, pese a algún llamado de atención, jamás pensaría en dejarnos indefensos”, expresó el oficial principal Vergara.
Ahora Jesús Von Del Dido descansa en paz en las instalaciones que fueran su hogar, en el que supo ganarse el cariño de los policías. Los agentes “le rindieron los correspondientes honores, porque no era un perro más, fue un amigo y compañero de trabajo, el que pasara a ser junto a los demás compañeros caídos, parte del ejercito de ángeles que protege nuestros pasos”, finalizó Vergara.