Mariela Goy
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Twitter: @marielagoy
El esténcil de la agrupación militante fue encontrado de casualidad por una alumna. El banco se expone en el museo de la Escuela Industrial.
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Un episodio cotidiano en una escuela secundaria: una goma se cae al piso y la estudiante se agacha a buscarla. En ese preciso momento, el hecho simple adquiere otro significado: en la parte de abajo del pupitre, la chica encuentra grabado un pedacito de la historia reciente de la institución y del país: un esténcil con inscripciones del movimiento Montoneros, que dataría de los años previos a la dictadura militar del ‘76.
“No nos explicamos cómo sobrevivió; quizá porque estaba en un lugar inaccesible. Durante la dictadura se borraron y limpiaron bancos y paredes de las escuelas para eliminar cualquier vestigio de militancia estudiantil”, dijo a El Litoral la licenciada en Historia, María Virginia Pisarello.
El descubrimiento salió a la luz en una clase sobre derechos humanos que la docente tuvo a su cargo en la Escuela Industrial Superior (EIS), durante un reemplazo que hizo el año pasado. “Uno de los temas que estaban en el programa era terrorismo de Estado. Fue una clase especial: vimos un video, yo me emocioné al mencionar a los estudiantes desaparecidos de la Escuela Industrial Superior, y anoté en el pizarrón las agrupaciones político-militares a las cuales pertenecían”, contó la docente.
Mientras Pisarello escribía en la pizarra, a la alumna Julieta Ferreyra le resultó familiar lo que el grupo había visto debajo de un pupitre. “Profe, esas siglas que usted está anotando, están debajo de un banco”, le dice la chica a la docente, armando revuelo en el curso 3ro. F.
La inscripción de color celeste está conformada por dos fusiles cruzados, con las siglas FAP y FAR, la palabra Montoneros debajo de la figura y la leyenda: “Por el socialismo y el hombre nuevo”. “El esténcil debe ser previo al golpe de Estado porque habla de la fusión de las Fuerzas Armadas Peronistas y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, dentro de Montoneros”, explicó la profesora de Historia.
“Fue un momento muy fuerte para los alumnos y para mí, ya que estábamos sensibilizados por el abordaje del tema en la clase”, dijo Pisarello, que dedicó tanto su tesis como su beca del Conicet a investigar sobre el exilio en épocas del proceso.
Al museo
El pupitre se trasladó al Museo de la Escuela Industrial Superior (EIS) a pedido de los alumnos y se expondrá al público durante la Noche de los Museos. “Creo que tiene un valor histórico, sobre todo, por el momento en que fue hallado: a 40 años del Golpe Militar. Si bien el grabado es anónimo, este pedacito de la historia sirve para rendirle homenaje a todos los docentes y estudiantes desaparecidos de esta institución escolar, que fueron muchos”, dijo la profesora.
En lo personal, el hallazgo tocó de cerca a Pisarello por su historia personal. “Me sacudió emocionalmente porque recordé que en aquella época en 3er. año F, había dos delegados estudiantiles: mi viejo -que está vivo- y Patricia Isasa, que hoy es la testigo clave de una causa paradigmática de los derechos humanos”.
En ese entonces, Isasa era alumna de la Escuela Industrial y participaba en la Unión de Estudiantes Secundarios como muchos de sus compañeros de estudio, cuando fue secuestrada y mantenida en cautiverio por las fuerzas represoras. “Este hallazgo es una invitación a reflexionar sobre las personas que habitaron esa institución, cuyas historias la siguen habitando, lo sepamos o no”, cerró.
Enseñar la historia reciente
La “historia reciente” sigue siendo todo un desafío para las escuelas no sólo porque en sus aulas hay familiares de desaparecidos o veteranos de Malvinas o porque la vía judicial sigue abierta, sino también porque estos hechos están alejados del tradicional tinte epopéyico con que los actos escolares celebran sucesos como la gesta sanmartiniana.
“Los docentes que nos hemos graduado en los últimos 10 años, tenemos muchas herramientas para trabajar la historia reciente en las escuelas. Después quedará a criterio de cada uno si las utilizamos o no. Este curso en particular ya estaba hipersensibilizado con la temática”, advirtió la profesora de Historia, María Virginia Pisarello.
Según consideró la docente, existen muchas vías y recursos digitales para abordar la última dictadura en las escuelas secundarias. “Aprendí de una profesora de Paraná, María Luz Piérola, que empieza las clases de derechos humanos contando su historia como detenida-desaparecida. Al principio, era algo que me chocaba porque me parecía que iba a complicar la clase, pero fue todo lo contrario. Genera un vínculo de empatía con los estudiantes que hacen posible acercarles la temática, porque para ellos, algo que ocurrió hace 40 años es como historia antigua, no les resulta tan cercano como a nosotros”, indicó.
Pisarello también reivindicó la enseñanza del docente de Historia, Luciano Alonso. “Fue profesor de la UNL y el que me formó. Siempre le dio mucha importancia al rigor historiográfico”, dijo.
La otra vía indispensable es aludir al plan económico que puso en marcha el Ministro de Economía durante la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, porque “nos permitirá establecer vinculaciones con el presente y entender que esa historia no es un hecho aislado. Es decir, abordar la historia reciente, construyendo empatía con los chicos y sin olvidar el rigor historiográfico. También la cuestión de la identidad, de los nietos recuperados, es una forma de concitar el interés de los adolescentes; suele ser lo que más los interpela”, indicó.