Florencia Arri
Apareció en dos oportunidades durante el retiro espiritual, se mantuvo unos momentos y luego se desvaneció.
Florencia Arri
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Los setenta hombres que participaron de un retiro espiritual de Emaús el pasado fin de semana estallaron en lágrimas de emoción el sábado a las 9. La razón fue la misma: “Todos coincidimos en que veíamos la imagen de la Virgen de Guadalupe en la hostia consagrada, que permaneció por unos instantes y luego se desvaneció”. Así contó el Pbro. Olidio Panigo, quien dirigía la exposición al Santísimo al momento de la manifestación y le pidió a los presentes que guardaran reserva de lo que vieron. Pero el domingo, a las 11, en una nueva oración de Adoración la imagen volvió a aparecer, en la misma hostia y del mismo modo.
El grupo sacó fotos con celulares y la imagen se viralizó por redes sociales. En cuestión de minutos, la capilla de la casa de retiros Nuestra Señora de Guadalupe (en el edificio del ex Seminario, en Piedras 7100) recibió la visita de otros integrantes de la comunidad guadalupana que se acercaron a mirar. “Podría decirse que era un juego de sombras dentro de la hostia pero se vio con nitidez, los dos días y en diferente horario”, detalló el sacerdote.
La imagen se desdibujó con el correr de las horas, mientras se realizaba una oración de Adoración. Hoy la hostia permanece en el Sagrario de la casa de retiros y, según el sacerdote, no tiene ninguna alteración. “Hay quienes piden ver la hostia pero no tiene nada en especial, nada extraordinario”.
Una manifestación privada
Esta mañana Panigo, delegado episcopal en la Basílica, se reunió con el arzobispo Mons. José María Arancedo y le contó lo sucedido. “No es una aparición sino un signo especial para quienes participaron del retiro, no es algo que tengamos que exponer para la veneración pública porque fue algo del momento que vivieron los presentes y que después se desvaneció”, dijo el sacerdote. Panigo, a cargo de la Basílica desde hace una década, pide cautela. Pero las lágrimas que asoman denotan la trascendencia con la que vive la manifestación que narra con palabras cautas.
Entre rosarios, medallas y estampitas, Irene Mamaní atendía esta mañana la Santería de la Basílica de Guadalupe. Allí estaba el sábado a la mañana, cuando recibió la imagen en el grupo de Whatsapp del Santuario y se acercó a mirar. “Nos pidieron que no vayamos todos juntos sino en parejas o de a tres y vi lo mismo que todo el mundo: la imagen reflejada en la hostia, que se veía clarísima” expresó Irene, quien interpretó la manifestación como un mensaje para el sacerdote. “Creo que se le manifestó a él, para agradar su fe y en reconocimiento de todo lo que hace... porque siempre tiene la palabra justa en el momento preciso”, destacó.
Panigo, por su parte, pidió no caer en sensacionalismos y destacó la experiencia como una experiencia privada. “Fue algo en el momento de adoración que no es más importante que la presencia en Guadalupe todos los días, algo especial para quienes participaron, para renovar las fuerzas a partir de la situación de cada uno para volver a lo cotidiano, no cambia nada”, concluyó.