A menos de dos semanas de asumir la presidencia, Donald Trump tiene su primer enfrentamiento con la Justicia de Estados Unidos. Es que a poco de conocerse el decreto para impedir el ingreso de musulmanes al país, dos tribunales dieron paso libre a quienes hayan llegado en el día de hoy (domingo) con un visado válido.
La decisión, que parece sólo el primer capítulo de lo que se proyecta como una larga batalla judicial, fue adoptada casi en forma simultánea por dos jueces. Uno en Nueva York y otro en Virginia.
Ambos lo hicieron ante presentaciones de abogados de entidades defensoras de los Derechos Humanos que, desde temprano, vienen batallando contra lo que consideran un atropello presidencial contra el derecho constitucional.
Las dos decisiones, que significan un fuerte quiebre en la pretensión de la Casa Blanca, se conocieron apenas poco después de que Trump dijera a periodistas que su decreto estaba marchando "perfectamente bien" en todos los aeropuertos.
"Ustedes lo han visto, todo funciona muy bien", dijo el magnate. Los periodistas lo consultaron justamente porque, ya, para entonces, había protestas y caos en aeropuertos del país y del extranjero.
Lo que se conoce es que la jueza Ann Donnelly, de Nueva York, paralizó las deportaciones de los ciudadanos que se encontraban detenidos en estaciones aéreas por efecto del decreto de Trump.
Caso al mismo tiempo se conoció otra disposición similar de un magistrado de Virginia, que dispuso el acceso de ciudadanos que tuvieran derecho de residencia. Esto es, que estuvieran en posesión de una "Green Card", tal como se conoce a la tarjeta que reconoce ese derecho.
Se trata de un serio revés judicial para el presidente que viene gobernando a golpe de decreto y que asegura que "puede hacerlo todo solo", como sostuvo ante legisladores republicanos.