Mauro L. Muñoz | [email protected]
Miguel Ángel Zabalza disertó en la Universidad Católica de Santa Fe. El investigador y docente transmitió la idea de educar a los niños para fortalecer los vínculos con el medio ambiente, la comunidad y uno mismo.
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La Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) recibió la visita de Miguel Ángel Zabalza Beraza, investigador, catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de Santiago
de Compostela y presidente de AIDU (Asociación Iberoamericana de Didáctica Universitaria).
Su presencia se dio con motivo del Simposio Internacional de Intervención en Educación Superior, organizado por la Facultad de Humanidades. La actividad se llevó a cabo los días 25, 26 y 27 de abril con el objetivo de capacitar y profundizar conocimientos académicos a un público especializado en gestión académica universitaria.
Paralelamente, con el fin de hacer sus conocimientos extensivos a la comunidad y aprovechar su estancia en la ciudad, el día jueves se organizó la charla “Enseñar y aprender en la escuela primaria”.
Al aula 1:27, generalmente destinada para actos, se acercaron una centena de personas que conjugó una particular mixtura en entre jóvenes estudiantes y experimentados docentes. Público que dio muestras de las ansias del continuo desafío de mejorar la calidad en la educación.
A modo de lema sobre su concepción de la educación, Zabalza dijo que “a la Escuela no solamente se va a trabajar, se va a vivir”, siendo la etapa primaria “un momento especial porque el alumnado es más heterogéneo”.
“Todos los niños pasan por la etapa primaria y es donde más diferencias hay entre ellos, pero pareciera que la meta de la educación fuera generar clones”, criticó el investigador.
Debido a ello, compartió tres propósitos que deberían de ser los pilares fundamentales en cualquier instituto de primaria:
Encuentro: En el que sintetizó un “compartir con el otro y potenciar las relaciones interpersonales, tanto docentes como alumnos”.
Equipamiento por áreas: Donde destacó experiencias de distintas partes del mundo como Uruguay e Italia, ya que son de utilidad para “favorecer las dimensiones básicas fundamentales para la vida en comunidad, de una manera integrada”
Proyecto personal: El cual dé a los más pequeños herramientas en “cómo pensarse a sí mismos, teniendo una perspectiva a futuro”.
“Una niña que piense que su futuro debe estar vinculado al matrimonio, pierde en situaciones y posibilidades diferentes, que sean representativas de expectativas propias. Si quiere ser científica hay que ayudarla para que lo pueda ser”, ejemplificó.
Abiertos al territorio
La disertación se centró en dos ejes claros. El primero se correspondió a la escuela como contexto de vida y en vinculación con el territorio.
En vistas de avanzar en su explicación, usó el espacio de la Universidad para preguntar: “¿Qué espacios tienen, para ellos, los estudiantes?”. “Solo el aula y la cafetería. Es importante generar condiciones de vida, para garantizar un espacio propio. Para mejorar la calidad educativa, debemos pensar las cosas no solo desde el punto de vista profesional sino vital”, respondió.
En este punto, fue contundente respecto de las prácticas académicas. “Hacemos propuestas educativas muy cerradas en la clase”, enfatizó. Y propuso valorar a los actores y espacios de la comunidad como las plazas, museos, zoológicos, bomberos, policía. “Sin conocer dónde viven, no se llega de forma adecuada a los alumnos y ellos no refuerzan lazos con su entorno”, dijo.
De todos modos, Crítica a la pedagogía crítica “llevar los problemas a la clase. No es solamente lo malo para mejorarlo,se pueden incorporar elementos positivos del entorno. La naturaleza es la mejor biblioteca que existe ya que permite alejar lo abstracto y vincular al entorno, a la familia y la vida”
Contextos enriquecedores
El segundo eje, en el cual se sostuvo la conferencia, abarcó la optimización de los tiempos y espacios escolares.
En este sentido, el catedrático valoró que la primaria ya no se encuentre frente a la urgencia de ser únicamente lugar de aprendizaje básico como la lecto-escritura, y surja la oportunidad de afianzar otros aspectos más diversos como los citados previamente en cuanto al territorio. “Hay que generar un contexto interesante para los niños, que le sirvan de estímulos para el aprendizaje”, resaltó Zabalza.
Si bien lamentó que, con una escuela pobre, se dificulte tener una buena educación, fue cauto en centrar la discusión en el nivel socio-económico de las instituciones y su alrededor. “Un nivel de ingresos ‘rico’ no garantiza la excelencia. Por eso, centro el debate en la importancia de contextos enriquecedores y contextos empobrecidos”, sostuvo.
Ante ello, detalló al público presente las cuatro dimensiones que afectan al contexto:
Infraestructura: Como la trascendencia de la inversión económica para que “en un aula no haga mucho calor en verano y frío en invierno, haya poca luz o se caigan los techos, impidiendo dar clase”.
Organización: Donde realzó la importancia de que esté planificado, porque si no, no se trabaja igual. “Con tantas horas frente a los alumnos no hay tiempo de reordenar actividades, reunirse con otros docentes y padres”, dijo.
Cultura: A modo de amalgama social “que permita una integración más plena, a través de elementos en común”
Afectividad: Eb tanto valor central para la vida y el prójimo, siendo el “respeto mutuo, aprecio y estima lo que favorezca el clima laboral de la comunidad educativa”.
Para finalizar, remarcó la bienvenida realizada por el coro de niños, ya que “guiados por el disfrute” pueden reflejar actividades aprendidas, como el caso del canto y su variedad de ritmos.
A modo de batalla contra la desmotivación, Zabalza invitó a los presentes a generar una “visibilización de las prácticas”, que permitan destacar el aporte de experiencias que hayan salido bien o proyectos innovadores. “Se puede hacer la vida más fácil a otros si se alimentan con planteos ya utilizados, que permitan incorporar recursos y fomenten la creatividad docente”, concluyó.
Educación en concierto
Como acto de apertura, los presentes se pudieron deleitar con la presentación del coro de niños de la Universidad, dirigido por Miguel Piva. Previo a la disertación, sus integrantes se asomaban tras bambalinas para asombrarse de la cantidad de público presente que los iba a escuchar.
Tres cánones tradicionales africanos dieron inicio al canto, con la sorpresa -para los ajenos- que este ritmo además implica movimiento. Demostrando las habilidades desarrolladas en el espacio de educación musical, dentro de la casa de estudios.
Para finalizar, el repertorio incluyó la pieza de Les Choristes, reconocida película francesa de 2004. La elección del director fue justificada -con buen tino- por la temática pedagógica que trata el film.
La sorpresa resultó muy bien recibida por el público, que se encargó de transmitir su agradecimiento con su entera disposición, grabación de videos y una cerrada ovación final para los niños coristas.