¿Hay más palomas y menos gorriones en las ciudades? La pregunta nació de la observación de las primeras en los parques, en los jardines o de simplemente con mirar los edificios de altura donde posan. Pero, realmente, ¿estamos frente al retroceso de algunas especies de aves y ante el avance de otras? De ser así, ¿cuáles serían sus causas?
“Se trata de la paloma ‘Dorada’, también llamada ‘del monte (Zenaida auriculata) , que llegó a las zonas urbanizadas por la destrucción del monte, que era su hábitat natural”, responde Adolfo Beltzer.
Beltzer es doctor en Biología e investigador del Instituto de Limnología- Conicet-UNL, ubicado en El Pozo, y respondió la consulta de El Litoral desde su residencia en Paraná.
Relata que la paloma “Dorada” es más pequeña que la paloma casera (Columba livia) - tradicionalmente visitante de las catedrales y edificios públicos-, que es de mayor porte, plumaje gris perla y verdoso en el cuello.
“La paloma ‘del monte’ tiene el pechito color rosa viejo y sus alas son grises, con manchas negras redondeadas. Es nuestra paloma nativa y fue declarada plaga en su hábitat natural por los daños que producía al sorgo”, explica el biólogo.
Al ir desapareciendo el monte donde vivía; buscó un “hábitat de alternativa” y se ha adaptado muy bien a lo urbano. Beltzer reconoce que “son un riesgo” porque en los jardines donde hay presencia de árboles altos o robustos pueden formar colonias grandes, que luego resultan difíciles de controlar.
Por su parte, el doctor Martín de la Peña explicó que la mayor cantidad de palomas también se debe a que “se reproducen todo el año. La ‘Dorada’ -explica- pone sólo dos huevos pero tiene un alto porcentaje de nacimientos. Otros pájaros tienen su período de reproducción sólo entre octubre y enero”, indicó.
De la Peña dice, además, que en la ciudad no están sus enemigos naturales como los halcones o los búhos. En el campo también quedan menos, pero en las áreas muy pobladas prácticamente no se los encuentra.
Para el ornitólogo otro factor que colabora es la enorme capacidad que poseen para adaptarse a otros hábitats. En este sentido explicó que algunos pájaros sólo hacen colonias en árboles autóctonos, en tanto que la paloma “Dorada” también hace nido en pinos y otros especies arbóreas exóticas.
El control
Volviendo a las palomas, Beltzer refiere que su deyección es destructiva para molduras, estatuas e inclusive para la pintura de los autos y en cuanto a las técnicas para combatirlas explica que en algunos lugares se utilizan mallas de trama muy fina para evitar que ingresen y provoquen daño. Esto ocurre, por ejemplo en la Casa de Gobierno de Santa Fe donde el año pasado se colocaron estas mallas.
Otra forma de control es mediante las artes de la cetrería, práctica que se utilizó en Sauce Viejo con los dormilones. “Estos son aves nocturnas que comen insectos en vuelo y pueden ingresar en las turbinas de los aviones”, dice el biólogo. En tanto en muestra ciudad, en las adyacencias del Palacio Municipal se apeló a la presencia de gavilanes como efecto disuasivo frente a las palomas, pero en los hechos no se observaron mayores efectos.
Al comentársele que el Ayuntamiento de París, el año pasado, había encarado una política de control en la que por un lado se concientizaba a la población para que no alimentara a las palomas y por el otro, se habían instalado en los jardines y espacios públicos pequeñas casita-palomares. Allí, mediante la cooperación de asociaciones civiles, con el cambio de la ubicación de los huevos, se limitaba la reproducción. El propósito era recuperar el equilibrio biológico nuevamente. Ante este tipo de medidas, Beltzer respondió: “Esas son técnicas del Primer Mundo, habría que hacer más palomares para tratar de controlarlas de esa forma”.
Gorriones
En tanto, Beltzer consultado acerca de la menor cantidad de gorriones indicó que efectivamente por ejemplo en Paraná y en otros lugares, se observaban menos ejemplares de esta especie pero más chingolos, “que es competitivamente superior al gorrión”, aclara.
Explica que el gorrión se trajo de Europa. “Hay tres teorías: una, le atribuye a Sarmiento la iniciativa; otra a Biecker - quien luego daría su nombre a la fábrica de cerveza- y como en la Aduana no le autorizaron pasar las jaulas, decidió abrirlas y dejar libres las aves, y la tercera, que llegaron en algún barco”.
Relata que el chingolo es parecido al gorrión pero con copete. “He seguido viendo gorriones pero en poblados pequeños y no en grandes cantidades”.
Bletzer sostiene sostiene que en Paraná no sólo se observan palomas sino también otras especies como “zorzales, calandrias, aves del ambiente natural que antes no se veían en el ambiente urbano y que ahora lo están haciendo por la pérdida de su propio espacio”.
Es taxativo cuando dice que “la culpa es del hombre que sigue desmontando para sembrar y producir sin mirar las consecuencias futuras sobre el ambiente en que deberán vivir nuestros hijos y nietos. Mire el fracaso de la Cumbre de Copenhague -comenta- donde al igual que años atrás en Kioto, el gobierno de Estados Unidos no se comprometió producir cambios en sus sistemas de producción”, dice Beltzer.
De la Peña indica que en Esperanza donde vive, puede observar también otras variedades de pájaros: “muchos cachilos o chingolos y cardenales -que eran especies del monte-; también carpinteros y picapalos. En tanto, los picaflores y las tacuaritas -dice- siempre estuvieron en las áreas urbanas”.
Para este ornitólogo no hay una explicación de por qué las especies están buscando su hábitat en la ciudad, “no hay estudios sobre ello”, precisa.