Teresa Pandolfo
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Definitivamente creo que el Frente Progresista Cívico y Social, aún con las confrontaciones y deslealtades internas que ha exhibido en los últimos días, tomó más en serio las elecciones en la provincia que las demás expresiones partidarias.
Tres fórmulas ya emergieron en el escenario: una de cuño radical en alianza con el ARI, que integran Mario Barletta y Carlos Comi. Otra que es la expresión acabada de una continuidad del gobierno de Hermes Binner, conformada por Antonio Bonfatti y Jorge Henn. Y la tercera protagonizada por Rubén Giustiniani y Ana Copes, luego del acuerdo alcanzado con el PDP y el GEN.
En las tres hay propuestas para destacar: me entusiasmó que Barletta y Comi pusieran el foco en el conocimiento y su transmisión a partir de la educación. Realmente considero que el gobierno concretó importantes avances en cuanto a las estructuras funcionales del magisterio. En la continuidad del Frente, es el momento de los contenidos como política estratégica.
Bonfatti representa el seguimiento de los equipos de trabajo de una gestión renovadora y éste es un punto a favor. El ministro pone mucho el acento en aquellos aspectos que hacen a la dignidad de la persona como las políticas de salud y de viviendas.
De Giustiniani tengo que decir que su campaña es la de un hombre de bien, desprovista de descalificaciones. No soy socialista ni tampoco comulgo con el progresismo que considera que es igual un matrimonio entre un hombre y una mujer que la unión civil de personas del mismo sexo. Tampoco comparto la despenalización del aborto.
En mi formación hay cuestiones como las citadas -la defensa de vida aún antes de nacer o de la familia como formadora de los estadios afectivos en la primera infancia y como ordenadora de la sociedad-, que pesan mucho más que otro tipo de propuesta. Giustiniani se comporta como un caballero pero en el terreno de las ideas, pensamos distinto.
Pero, al margen de las diferencias entre las fórmulas, el debate por venir es el de la alternancia partidaria dentro de un espacio de oposición al justicialismo, que nunca se institucionalizó como tal. Dentro del Frente estos tres binomios, no corren en igualdad de condiciones: la posición de Bonfatti como integrante del gabinete lo pone en una posición dominante, si hablamos en términos territoriales y de gobierno en sí. Es inocultable esta diferencia, que el propio Binner pone en evidencia.
Luis Cáceres todavía no ha dado a conocer su fórmula.
El Pro
No tengo nada personal con Miguel Torres del Sel pero la política es cosa seria. Lo comprendo desde un punto de vista humano: quien llegó a la fama también quiere la gloria.
En ese contexto deben entenderse sus deseos de cambiar la situación de pobreza, de educación, de muchos santafesinos. Que no haya pobres es una de las consignas más difíciles de alcanzar, aún en los países más desarrollados. Pero para comenzar a pensar en cómo lograr ese objetivo, habría que saber de quiénes se rodeó; quiénes compondrán su equipo, porque todavía no cuenta con él. A este diario dijo que el armado de las listas la dejaba para el Pro, partido pequeño en el territorio, que posiblemente reciba el apoyo de los dirigentes duhaldistas en la provincia.
No me gustó que Mauricio Macri desde Buenos Aires anunciara la decisión de Torres del Sel. Hace mucho tiempo que la provincia de Santa Fe es una jurisdicción federal, independiente de Buenos Aires. No necesitamos nuevos colonizadores.
Torres del Sel debería presentar una estructura propia, que aporte una señal de que algo ha podido elegir por si mismo, más allá de la decisión de dejar el espectáculo por dedicarse a política. Reitero, no hay nada personal, lo dicho es responsabilidad en la profesión que ejerzo.
En el justicialismo
En primera instancia hay que decir que el peronismo se bifurca entre quienes estarán en las primarias dentro del Frente Santa Fe para Todos y el partido 100% Santafesino, que lidera Oscar Martínez.
Bielsa, Martínez y Agustín Rossi comparten el espacio de pensamiento kirchnerista. Pero a mi juicio, es Rossi el único dirigente que tomó en cuenta que en 2011 se renovaban los cargos electivos en la provincia y paulatinamente armó una estructura. Se ha ocupado de proyectos que son estratégicos para Santa Fe como el Gasoducto Noreste o los fondos para los caminos de acceso al Nuevo Puerto. Al igual que Martínez, también le interesan las iniciativas de desarrollo local y regional. Martínez cuenta con algo de estructura pero todo en él parece más inorgánico: finalmente, ¿va solo, por fuera del PJ?
Pero la gran incógnita por estas horas será cómo cierra el espacio no kirchnerista o “tercer espacio” dentro del Frente Santa Fe para Todos. El obeidismo apoya a Omar Perotti, pero la dificultad está centrada en los reutemanistas, que parecen haber perdido el rumbo respecto de lo que significa esta elección; no sólo con respecto al Frente Progresista, sino dentro del mismo peronismo.
Carlos Reutemann confirmó ahora por su propia boca lo que en noviembre de 2009 me dejó entrever en una charla no autorizada a publicar: que no iba a ser candidato a la presidencia de la Nación.
Además, ha manifestado su prescindencia para las primarias. Si desde una óptica es respetable su decisión, considero que a veces debemos actuar a pesar de nosotros mismos, de lo que deseamos en forma personal.
Sólo Reutemann le puede decir claramente a figuras muy cercanas con aspiraciones: “éste no es el momento para ustedes” o, de lo contrario, apoyarlos internamente, y que a partir de ese momento todo lo demás se ordene.
El peronismo siempre requirió de conducción. Reutemann la encarna a su manera. Pero el militante y/o dirigente mira por él y a esto no lo puede ignorar. Porque serán dos, y no una, las batallas a librar en un mismo acto electoral. Y el senador lo sabe.