El gobierno de Japón anunció hoy medidas extraordinarias para frenar la emisión radioactiva en la planta nuclear de Fukushima, 240 kilómetros al noreste de Tokio, como rociarla desde mañana con resina sintética, difundió hoy la agencia local Kyodo.
La maniobra apunta a que la resina sintética, que se disuelve en agua, fije e inmovilice las partículas radiactivas para evitar que sean arrastradas por el viento, informó la agencia alemana DPA.
Autoridades y expertos nucleares discuten "toda posibilidad" para poner bajo control la planta averiada, dijo antes el portavoz gubernamental, Yukio Edano. También hablaron de cubrir los reactores con una especie de tejido para evitar la emisión de radiación.
Debido a la alta radiactividad, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) recomendó hoy mismo la evacuación de Iitate, una localidad de 7.000 habitantes -a unos 40 kilómetros al noreste de la planta- donde los expertos midieron una radiación demasiado alta.
No obstante, el organismo internacional no tiene amplias competencias en la seguridad nuclear y sólo puede recomendar medidas a sus Estados miembros, pero no ordenarlas.
La planta colapasó por el sismo de 9 grados Richter y el posterior tsunami, el 11 de marzo. Recientes mediciones elevadas de yodo 131 en el mar son en general un indicio de una creciente radiación: los niveles en el océano ante Fukushima superaron en 3.355 veces el índice permitido.
Tras mediciones propias, la organización ecologista Greenpeace advirtió también de serios peligros para la salud de los habitantes y recomendó una ampliación de la zona de evacuación de los actuales 20 a 40 kilómetros. El peligro es sobre todo alto para niños y mujeres embarazadas, señaló Greenpeace.
En la localidad de Tsushima, a unos 35 kilómetros de la instalación nuclear, se midieron hasta 100 microsievert por hora, cifra que, según Greenpeace, implica que el límite anual de exposición máxima para seres humanos se puede alcanzar en ocho horas.
El gobierno japonés afirmó que no quiere que ninguno de los seis reactores de Fukushima I vuelva a operar. "Está claro si uno piensa en las circunstancias sociales", explicó Edano.
La administradora de la planta, la energética Tepco, no descartó en cambio que los reactores 5 y 6, que aún están en capacidad de funcionar, vuelvan a trabajar. La empresa sólo quiere por ahora desactivar definitivamente los cuatro primeros bloques, dañados irreparablemente.
En tanto, los técnicos que trabajan en la instalación empiezan a dar cada vez más señales de cansancio y entre ellos crece el miedo a sufrir daños de salud crónicos, según declaraciones de un directivo de una firma contratada al diario "Asahi Shinbun".
Según expertos, el proceso para descartar definitivamente una posible fusión de núcleo puede tardar meses.
El presidente de Tepco, Masataka Shimizu, tuvo que ser hoy llevado a un hospital. Según Kyodo, Shimizu, que no había comparecido en público durante más de dos semanas, sufrió una subida de presión y tuvo mareos.
En Japón circulaban desde hace días rumores de que podía haber huido al extranjero o incluso haberse suicidado por la catástrofe atómica. Tepco aclaró que los cuatro primeros bloques de Fukushima I aún no están controlados definitivamente.
El clima empezó hoy también a causar preocupación, ya que se prevé que el viento, que soplaba hasta ahora hacia el océano, cambie de dirección, con lo cual las partículas radioactivas podrían llegar a Tokio. Se espera, sin embargo, que el viento vuelva a cambiar de dirección el jueves.
El gobierno nipón analiza introducir un horario de verano -que no adoptó hasta ahora como otros países- para permitir el ahorro de energía a grandes compañías, mientras ya fue racionado el suministro eléctrico en varias regiones.
Expertos temen una escasez de energía a largo plazo, con consecuencias negativas para la economía del país.
Télam