Carlos Reutemann (*)
El proyecto en análisis refleja un autentico unitarismo fiscal en detrimento del federalismo, esto es así, dado que estamos en presencia de una Nación con una afluencia de recursos que son distribuidos parcial y discrecionalmente a las provincias.
En ausencia de un nuevo régimen de coparticipación federal de impuestos, las provincias no vienen recibiendo el 34% del piso que deberían obtener en forma automática desde la Nación. A lo sumo, y aún incluyendo el denominado Fondo Sojero, estan en el 26% de los recursos tributarios que llegan con automaticidad a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Los estados provinciales siguen cediendo parte de sus recursos para sostener a una Anses que ha dejado de ser deficitaria, desde que este Congreso de la Nación aprobara la eliminación del anterior régimen de las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones.
La necesidad de peregrinar a Buenos Aires por parte de las autoridades provinciales en busca de auxilio financiero es una realidad que ha venido agravándose en los últimos tiempos.
Si bien las transferencias de la Nación a las provincias han crecido, el problema es la falta de automaticidad y los criterios de equidad en su distribución.
Mi provincia, Santa Fe, que he tenido el honor en dos oportunidades de gobernar, y que represento en este Senado, es una de esas provincias desfavorecidas por las transferencias discrecionales del Poder Ejecutivo Nacional.
No puedo dejar de sentirme preocupado al comprobar que en la distribución de obras públicas Santa Fe no habrá de recibir ni el 4 % del total plurianual de los próximos tres años.
Asimismo, es discriminada en innumerables programas del Ejecutivo nacional, como por ejemplo, en el de Atención a la Madre y el Niño, donde recibe el 2,3% del total nacional; el Argentina Trabaja, con el 2,4%; el de Techo Digno, con el 3,3%, siendo en este caso nuestra provincia perjudicada en la distribución, teniendo en cuenta que su déficit habitacional es del 7,7%.
Debo decir que sólo el 4% de los recursos que corresponden al subsidio a los transportes recaerán en mi provincia. La cual, también, merecería ser compensada por no haber transferido su Caja Jubilatoria, cuyas erogaciones son absorbidas con los recursos del presupuesto provincial.
Santa Fe genera buena parte de la riqueza exportable del país, y debería percibir la proporción que corresponde a su territorio. En cuanto a recursos y obras públicas, estas se prolongan en estudios de prefactibilidad o en anuncios que se imponen a las realizaciones.
Santa Fe es el segundo mayor productor de soja del país y aporta en consecuencia, un porcentaje fundamental de los ingresos provenientes de las retenciones nacionales que integran el Fondo Federal Solidario. Sin embargo, la provincia no percibe de dicho Fondo sino una minúscula parte de la distribución del mismo.
Para no abundar en mayores detalles del gasto total, que se ubica en 505.000 millones de pesos, Santa Fe habrá de recibir unos 23.369 millones de pesos, o sea el 4,63% del total, cuando su población, respecto del total nacional, es del 7,98%, según el censo poblacional de 2010.
Además, siguiendo esta línea de estudio, en el presupuesto 2012 se destinan unos $ 7.000 millones de pesos para el Programa de Desendeudamiento Provincial, en el que Santa Fe no está incluida gracias al equilibrio fiscal que supimos mantener.
Esa mesura fiscal hizo que ahora no necesitemos estar incluidos en dicho Programa. Pero ello no significa que no tengamos necesidades y que Santa Fe sea relegada a la hora de que afluyan los recursos desde la Nación.
(*) Extracto del discurso pronunciado en el Senado.