La remarcación de precios registrada durante el primer semestre de 2012 en las góndolas provocó una caída en las ventas en el rubro de alimentos, hecho que se constató en productos básicos tales como la carne, las verduras, frutas y los lácteos.
Está tendencia fue expuesta por la consultora Finsoport, que minimizó el efecto que tiene la Asignación Universal por Hijo ante “la elevada tasa de inflación imperante, que erosiona el poder adquisitivo de los trabajadores informales y desocupados, restringiendo de ese modo su capacidad de consumo”.
Más allá de esto, la consultora dirigida por el ex viceministro de Economía Jorge Todesca avizora “el ingreso a una etapa de retracción” económica atento a la performance económica y fabril que experimentó el período enero-mayo de 2012.
Los técnicos de Finsoport advierten en este lapso “las primeras señales nítidas de contracción en la dinámica del consumo privado” y explicaron que “en supermercados se aprecia un estancamiento en la tasa de crecimiento de las ventas reales”.
Por ello, el Estimador de Precios relevado por la consultora muestra una retracción en los niveles de facturación de los supermercados, que pasó de 4,3 por ciento en 2011 a 3,9 por ciento en los primeros cinco meses de 2012.
Este dato no resulta menor tras considerar que más del 80 por ciento de las ventas que realizan los supermercados corresponden a bienes de primera necesidad, rubros compuestos esencialmente por alimentos y bebidas.
Un declive similar se verifica también en otros rubros, donde el ritmo de crecimiento de las compras en los shoppings (pasó de 8,4 a 0,5 por ciento) y en los automóviles cero kilómetro (cuyo incremento se retrotrajo de un 26,5 a un 1,9 por ciento en la comparación interanual).
El informe de Finsoport explicó que la dinámica en las ventas de los supermercados durante la primera parte de 2012 se sustentó en la relativa preservación de la capacidad de compra de los ingresos de las familias, que se alcanzó a partir de los ajustes salariales tras las paritarias y el aumento en las jubilaciones.
Más alcanza a los que menos tienen
Los especialistas admitieron que la falta de ajuste de los planes sociales “afectó adversamente” el poder de compra de los desocupados y los trabajadores informales. Según Finsoport, la sumatoria de todas estas cuestiones provocaría “una mayor ralentización en la tasa de crecimiento del consumo privado asociado a diversos factores: la probable destrucción de empleo que determinará la presente fase de declive económico”.
A esto se le sumaría “el significativo endeudamiento que presentan numerosas familias, que limita su capacidad de consumo; y la satisfacción que presenta el segmento de compra y renovación de bienes como automotores y artículos electrónicos”.
A juicio de los especialistas, esta contracción esperada para el consumo podría “atenuarse” ante la decisión de los consumidores de anticipar nuevas compras de bienes durables como mecanismo de escape al alza de precios, falta de mecanismos de ahorro y la imposibilidad de comprar dólares.
La inflación afecta al consumo y aparecen síntomas de retracción
Hay oferta pero cae la demanda. La inflación “se come” la capacidad de los consumidores a la hora de comprar -sobre todo- alimentos y bebidas.
Fuente: DyN