Enrique Cruz (h) - Enviado Especial a Mar del Plata
Uno no sabe hasta dónde podrá llegar la carrera de Germán Conti, Agustín Somaglia y César Meli. El tiempo se encargará de decirlo. De lo que podemos estar seguros, es que este verano 2013 no pasará desapercibido para ninguno de ellos.
Son los tres debutantes en una pretemporada. Y como no podía ser de otra manera, recibieron su “bautismo”. Porque se puede debutar en Primera y nadie “atenta contra la integridad física” de ningún pibe, como le pasó a Meli contra Independiente.
Pero hacer por primera vez una pretemporada es otra cosa. Y las cabezas de estos chicos que llegan con toda la ilusión a cuestas la sufren: irremediablemente terminan pelados, como les pasó a los tres que, “casualmente”, comparten la habitación.
Somaglia, incipiente talento
Agustín Somaglia empieza hablando de su padre buen jugador- y dice que “lo veía jugar de chico, pero lo recuerdo sucio y pegador” (risas). Tiene 18 años y la noticia de que se venía a Mar del Plata se la dio Mario Sciacqua, cuando estaba disfrutando del verano y las vacaciones en una quinta. “Hace 6 años que estoy en Colón, jugué antes en Ateneo Inmaculada porque fui a esa escuela de chico y de todos los técnicos saqué un poco. El que me trajo y me enseñó muchas cosas fue Walter Mamani, pero también el Chino Aquino y Mario Sciacqua me marcaron”, dice Somaglia.
Si bien en los ensayos futbolísticos jugó de volante por izquierda, le gusta la función de enganche. “Sensini me puso en la posición de Mugni y de Luque. Lo miro mucho a Lucas porque es un gran jugador. Y de los más consagrados, me gusta mucho Riquelme. Todavía no le tiré un caño a ningún compañero (risas). Hablando en serio, trato de ir tranquilo, despacito y con mucha humildad”, señala el zurdo y hábil jugador, que pegó el salto desde la cuarta a la Primera con apenas algunos partidos en el banco de la reserva.
El “Caña” Conti
Muchos hinchas sabaleros deben recordar a aquel flaco longilíneo que llegó a la institución en 1985, de la mano de Federico Sacchi, después de haber realizado una estupenda temporada en Argentino de Rosario en el torneo de la B. Se llamaba Raúl Belén y se quedó algún tiempo en Colón, haciéndose dueño de la camiseta número 6.
Hoy, el “Caña” Belén ha tenido una “reencarnación futbolera” en Germán Conti, el flaco que también llegó proveniente de Ateneo, donde jugó un año y hace seis años que está en Colón, al igual que Somaglia, con quien se conoce desde chico porque tienen la misma edad.
“No lo conozco a Belén, pero muchos en el club me dicen ‘Caña’ jodiéndome por mis características físicas. Soy marcador central y puedo jugar de primero o segundo marcador central”, cuenta Conti, que reveló quiénes fueron los encargados de producir este “asesinato de cabezas”: “En mi caso fue Tito Ramírez, porque abrí la puerta y estaba él, no pude hacer nada. El otro que lo ayudó fue Bernardello. ¿Iván Moreno?, no, aunque parezca mentira era uno de los que no quería que nos pelaran”, dijo el “Caña” Conti.
Sobre algún referente en su puesto, dijo que se fija mucho en los movimientos y la capacidad de Ronald Raldes. “Soy un admirador de él, me parece un defensor estupendo”, dice en forma terminante el juvenil defensor que ya jugó en reserva varios partidos.
Meli, un todo-terreno
César Meli tuvo su debut en cancha de Independiente y no le pesó. Juega de volante central, en una posición donde además de Bastía y Prediger, están Bernardello, Marcos Fernández y hasta la posibilidad de que Iván Moreno y Fabianesi juegue en ese lugar, como lo hizo y fue desequilibrante durante 20 minutos del encuentro ante los Rojos en el Libertadores de América.
“Todos los puestos son competitivos y sé que tengo tres o cuatro jugadores por delante, pero con sacrificio y dedicación podré ganarme un lugar”, comienza diciendo Meli, quien también pondera a Aquino como responsable de su crecimiento futbolístico. “Yo jugaba en Salto, la ciudad donde nací, en Buenos Aires, y cuando era chico me fui a la Academia de Griffa en Rosario. Hace cuatro años, el Chino me trajo a Colón. El estaba en la primera, no estaba en inferiores, pero me vio y me trajo a Colón”.
Al igual que los otros dos, que se fijan mucho en Mugni y Raldes en su puesto, Meli también señala a Bastía y a Prediger como “referentes”. “Me gusta meter, recuperar la pelota pero también me gusta jugar, trabajo para ser lo más completo posible”, cuenta el pibe, que admite que le cuesta mucho dormirse temprano. “A las 11 y media de la noche estamos en las habitaciones, pero no nos dormimos a esa hora. Vemos la tele, usamos la computadora o el celular, pero recién nos dormimos como a la 1. A veces nos levantan temprano. El otro día, cuando hicimos triple turno, nos levantaron a las 6 y media de la mañana, pero hay días en los que nos dejan dormir hasta las 8 ó 9”.
Somaglia, Conti y Meli son tres jóvenes y buenas promesas que no hacen más que ratificar el buen trabajo de las inferiores de Colón. No es casualidad que se vea a tantos chicos surgidos de las canteras e integrando este plantel. Bailo, Lovera, Conti, Castillo, Curuchet, Alario, Luque, Mugni, Graciani, Meli, Somaglia, Mehring y Marcos Fernández que están con el juvenil, Comachi (que se quedó en Santa Fe pero ya integró el banco de suplentes ante Independiente), Jourdan, Callejo y algún otro que se puede escapar a la memoria, son los chicos que representan la esperanza y la ilusión sabalera. “La gente pide que ponga a los chicos”, nos decía Sensini en el mano a mano exclusivo que mantuvo con El Litoral. Y es bueno que haya una respuesta de parte de ellos como la que hoy están dando en mayor medida los Mugni, Curuchet, Luque y Graciani- para que se sostenga esa política que Colón viene implementando desde hace algo más de cuatro años.