Salomé Crespo
A las 10, el tránsito en el acceso oeste a la ciudad, por avenida Perón e Iturraspe, era un caos. Los semáforos de ambas manos del cruce están en intermitente desde la semana pasada, hace ya 10 días. Los vehículos pasan cómo y cuándo pueden, generándose situaciones altamente peligrosas, tanto para los conductores como para los peatones.
No sólo resulta alarmante el riesgo que causa la ausencia de los semáforos, sino el hecho de que habrían sido desactivados a propósito, como medida para evitar que los limpiavidrios continúen con la tarea en ese sector de la capital. Según pudo saber El Litoral, el Departamento Municipal de Electromecánica recibió la indicación —una “orden de arriba”, explicaron— de colocar los semáforos en función intermitente hace exactamente 10 días, por el período de dos semanas. A cambio, cuatro agentes de tránsito —uno por cada mano— se ocupan de ordenar la circulación, aunque esta mañana, durante una recorrida que realizó El Litoral, no había ninguno abocado a dicha tarea. Y el tránsito era efectivamente caótico y más riesgoso. Casualmente, tampoco había limpiavidrios cuando habitualmente en ese cruce se puede ver a varios.
“Hasta ayer a la tarde hubo inspectores pero después no vinieron más”, comentó Dardo, un vecino y comerciante del lugar. Las fuentes consultadas por este medio afirmaron que es la única intersección de la ciudad en la que se dejó fuera de servicio un semáforo para disuadir a los limpiavidrios. La medida se completa con la vigilancia itinerante de la Guardia de Seguridad de la Municipal, cuyos móviles patrullan la zona. Cuando detectan un limpiavidrios, le “solicitan” que se retire de la calle. También se observaron los móviles de la Guardia Municipal por la zona de la avenida Alem y 27 de Febrero, otro de los lugares que eligen los limpiavidrios.
En contraposición con esta versión, desde el área de Comunicación de la Municipalidad explicaron que desconocen los motivos por los que no funcionan. A la vez, afirmaron que “mañana estarán de nuevo habilitados”.
Cerca de las 11, un ciclista temeroso se abrió paso entre los coches. De pronto frenó a centímetros de un colectivo que apareció en forma repentina. “Hasta que acá no ocurra una desgracia no van a arreglar el semáforo. Cuando salen los chicos de la escuela Falucho —ubicada en López y Planes e Iturraspe— da miedo verlos cruzar”, expuso Ramón, un vecino de la zona, mientras contemplaba la riesgosa situación.
¿Dispuestos a todo?
Pero “muerto el perro”, no se terminó “la rabia”. A cuatro cuadras de Perón e Iturraspe, en el cruce de esta última con la avenida López y Planes, Elías de 15 años resiste la estrategia de expulsión limpiando los parabrisas de los coches. Su fundamento para estar ahí es tan sencillo como preocupante: “No tengo otra cosa para llevar la comida a mi casa”, dijo. En el mismo momento en que Elías estaba hablando con El Litoral, apareció un móvil de la Guardia Municipal. Uno de los agentes se acercó a hablar con el joven. Efectivamente le indicó que abandone la tarea. Pero lo que se vio como una escena cordial y amable llegó a ser tensa en otros momentos. Ayer nomás, los limpiavidrios habrían destrozado de un golpe el parabrisas de un patrullero de la Guardia Municipal cuando intentaban sacarlos, según contaron hoy.
“Los otros chicos están en sus casas esperando para venir. A nosotros nos dijeron que para que nos vayamos nos dan mercadería, pero yo saco unos 200 pesos por día acá”, expuso Elías como argumento de su posición. Y aclaró que están dispuestos a todo. “Si nos dan un trabajo nos vamos, pero esto es lo único que tenemos y somos muchos. Si nos sacan, le vamos a quemar todo”, amenazó Elías.