Una de las líneas de acción del programa “Calles seguras: infancias y juventudes protegidas”, que lanzó el municipio para la inclusión de limpiavidrios, comenzará a implementarse el mes siguiente. se trata de la creación de un fondo solidario, al que los santafesinos podrán aportar cuando concurran a abonar la Tasa General de Inmuebles que se emite en octubre. La próxima boleta llegará a los contribuyentes con un bono anexo de 10 pesos, cuyo pago será voluntario en el mismo momento en que cancele la tasa municipal.
El dinero recaudado irá a una cuenta —Nº 39300/09— que el municipio abrió en el Banco de Santa Fe que, a su vez, será auditada por la Fundación Ejercicio Ciudadano. “Creemos que es la mejor manera de desalentar la entrega de dinero en la calle. Lo que se recaude se destinará, por ejemplo, a la compra de materiales para los jóvenes que se capaciten en oficios”, puntualizó la secretaria de Gobierno Municipal, Adriana Molina.
Pero el fondo se conformará por otras vías que también estarán habilitadas en octubre cuando el municipio ultime los detalles para la puesta en práctica. Entonces será posible realizar a la misma cuenta transferencias o depósitos bancarios y comprar “chequeras” en el palacio municipal y en los centros de distrito, por un valor de 10, 20, 50 ó 200 pesos. En la página web de la Municipalidad, habrá cupones de pago para imprimir por la suma que determine quien quiera colaborar o realizar una donación mediante tarjeta de crédito. Finalmente, se implementará el “redondeo de vuelto” en los comercios que acuerden con la Municipalidad sumarse a la iniciativa.
Fueron incluidos 70
Cerca del mediodía del último viernes El Litoral no encontró ni un limpiavidrios en las esquinas donde solían apostarse. El horario era ideal y el tráfico intenso, muy intenso, pero no había ninguno. Ni en Belgrano y Alem donde trabajaba Marcelo David Giménez (25), el limpiavidrios que murió el 14 de agosto por las lesiones que sufrió, cuando el camión que estaba limpiando arrancó y lo llevó enganchado por varias cuadras. Ninguno se vio en la avenida Perón e Iturraspe, en los cruces de bulevar con 4 de Enero, Belgrano, Rivadavia y 25 de Mayo. En cambio, el domingo a la tardecita había cuatro en López y Planes e Iturraspe y hoy a la mañana tres más en Facundo Zuviría y Agustín Delgado.
Según un relevamiento que realizó la Municipalidad, en Santa Fe hay entre 189 y 200 limpiavidrios. Sobre ese universo se aplica el programa “Calles seguras: infancias y juventudes protegidas”, para que no vuelvan a la calle y en cambio, se adapten a una alternativa formal de empleo y capacitación. En general, son varones en edades que van desde los 8 años a los 25.
La gran mayoría llega a las esquinas de la ciudad ante la ausencia de contención familiar, expulsados de un contexto violento y tras haber abandonado la escuela. La falta de oportunidades laborales, en el caso de los mayores, también los planta en la soledad de las esquinas, durante largas horas para ganarse unos pesos. Siempre expuestos al peligro.
“El programa avanza de a pequeños pasos y, posiblemente, trascienda una gestión”, afirmó la secretaria de Gobierno Municipal, Adriana Molina. Por el momento, resultaría apresurado arriesgar un resultado sobre el plan, Ya que hace apenas un mes que se comenzó a aplicar. Justo una semana después del fallecimiento de Marcelo Giménez.
Hasta el momento, fueron incorporados en el marco del programa y mediante el plan nacional Más y Mejor Trabajo, 18 limpiavidrios de entre 18 y 24 años: 5 como ayudantes de jardinería en el Jardín Botánico Municipal; 8 como operarios de redes de saneamiento en el marco de la subsecretaría municipal de Hidráulica que, además, están siendo capacitados en la instalación de la red de agua potable; 4 como auxiliares de carpintería en la empresa Casas y Cabañas y uno como ayudante soldador en El Descansito. En los últimos casos mencionados, tienen la posibilidad de ser tomados próximamente en ambas empresas. Mientras tanto, reciben 1.600 pesos por las actividades que realizan, de los cuales la Nación aporta $ 1.100 y el resto la Municipalidad.
Otros 52 jóvenes, en su mayoría de más de 24 años, están ocupados en las tareas de mantenimiento de espacios públicos, saneamiento de desagües, construcción de cordón cuneta y de pavimento articulado. La remuneración es por el mismo monto y modalidad.
Asimismo, la Municipalidad está evaluando otras líneas de acción coordinadas con diferentes áreas del gobierno provincial. A través del Ministerio de Trabajo se sumarían en el corto plazo 18 limpiavidrios en un emprendimiento productivo. se trata de la confección de bloques de cemento para la edificación de viviendas. Otros 40, mediante el Ministerio de Desarrollo Social, conformarán grupos de trabajo que se ocuparán de la puesta en valor de espacios públicos en la ciudad. Y finalmente siete más comenzarán a trabajar en la confección de “ecoestufas”, en un proyecto de la Subsecretaría de Energías Renovables.
Mientras tanto, la Subsecretaría Municipal de Acción Social, que depende de Desarrollo Social, otorga un subsidio semanal de 200 pesos al resto de los limpiavidrios que aún no fueron integrados en alguna de las propuestas mencionadas o en nuevas alternativas de empleo.
Hábitos ausentes
Según precisó el subsecretario de Acción Social del municipio, Mariano Cejas, el objetivo del municipio es capacitar y acompañar a los limpiavidrios para que en tiempo prudencial “tiendan a la autonomía”. En ese sentido, el mencionado programa se apoya en gran medida en el sector privado. “Por eso, convocamos a las cámaras de industriales, comerciales, empresarias y a la Confederación General del Trabajo para que próximamente incluyan en sus bolsas de trabajo a estos jóvenes”, indicó Cejas.
En tanto, el equipo de calle de Acción Social, compuesto por psicólogos, abogados y asistentes sociales, realiza el seguimiento de los limpiavidrios que fueron empleados para asegurar que efectivamente cumplan con las jornadas de capacitación y de empleo. “Es necesario el acompañamiento porque en la mayoría de los casos no están habituados a un horario, a un jefe, a lo que implica un trabajo”, resaltó Cejas.
La asistencia del grupo también apunta a fortalecer el autoestima de los chicos. “Deben comprender que son capaces de hacer otra cosa. El trasfondo del grupo tiene que ver con un quiebre de la cultura del trabajo, con el abandono por parte de las familias cuando hubo, con problemas en los barrios en los que vivían”, describió Molina. A lo que Cejas sumó que, para eso es necesario “mostrarles que existe otra oportunidad que no es la calle”.