Por Enrique Cruz (h)
Enviado Especial a Mar del Plata
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El problema no es sólo que le cortan el pelo, porque es la ley que debe cumplir irremediablemente el novato de una pretemporada. El tema es cómo le dejan la cabeza. Y Mariano Mauri, sobrino del “Vikingo” Mauri, aquél muy buen marcador central que tuvo Unión allá por las décadas del 80 y 90, sufrió las consecuencias de ser el “nuevito” del grupo. Los “asesinos” esperaron el momento, dejaron pasar los días y cuando se cumplió la semana de trabajo procedieron a hacerle cumplir con esa ley inexorable en el fútbol argentino.
Mariano tiene juveniles 19 años y toda su carrera la hizo en Unión, casi desde el momento en que aprendió a caminar. Podría decirse que este chico no tiene una trayectoria deportiva en el club sino que directamente nació en la institución, porque está allí desde que tenía 3 o 4 años e iba a la escuelita. “Mi mamá era transportista del club, llevaba y traía chicos y ella fue la que me empezó a llevar a Unión. De todos modos, toda mi familia, empezando por Sergio, mi papá, siempre me acompañó porque somos todos de Unión”.
—¿Sos marcador central, igual que Jorge, tu tío?
—Ese es mi puesto y también puedo jugar de lateral por izquierda, aunque sin demasiada proyección. Como hincha del club que soy, me llena de orgullo que mi tío haya sido un jugador tan importante para la institución y que yo esté ahora ahí, jugando en su misma posición.
—¿Te da consejos?
—Muchísimo. El me dice qué tengo que hacer y cómo me tengo que cuidar. Cada vez que lo veo, siempre me cuenta cosas de su carrera y de las cosas que me pueden pasar en la mía. También hablamos de cosas del puesto, fue técnico mío en las inferiores y junto a mi papá Sergio (N. de R.: otro futbolero y de aceptables condiciones) no me dejaron nunca solo, cada vez que necesito algo están al lado mío para ayudarme. Me corrigen y me ayudan para que cometa la menor cantidad de errores posible.
—¿Dura la pretemporada?
—Durísima. Pero para eso vinimos y acá estamos todos compenetrados en trabajar mucho para aportar el granito de arena para lograr el ascenso, que es el objetivo.
—¿Quién o quiénes fueron los autores del “asesinato” en tu cabeza?
—Braian Alemán, Emanuel Brítez, Sebastián Caballero y Leonel Altamirano. Desde que llegamos me dijeron que me iban a rapar y como veía que los días pasaban y no me hacían nada, pensé que se habían olvidado. Pero me agarraron el martes a la noche y me hicieron esto que ves. Los chicos me cargan y me dicen que no me queda mal... No sé si me cargan o qué, pero me voy a rapar entera la cabeza en cualquier momento.
—¿Algún referente o alguien al que quieras imitar en tu puesto?
—Walter Samuel y Ayala son los jugadores que más me impactaron, de lo que ví. Los veo muy sólidos en la marca y eso es lo que me gusta. Si bien estoy siempre bien concentrado en la marca, pero a veces busco la posibilidad de salir jugando, aunque no es mi fuerte.
—Se fue el “Coto” Correa, que estuvo varios años en el club, y ahora está Danilo Gerlo, otro de mucha experiencia. ¿Te fijás en ellos, los consultaste?
—Si bien “Coto” no está, Danilo me ordena, me da indicaciones y si tiene que retarme lo hace. Yo lo escucho porque es lo que me corresponde. Además, porque sé perfectamente que tanto él como los otros jugadores de experiencia que hay en el plantel lo hacen de buena leche y para marcar los errores y que pueda crecer.
—¿Te ilusionás con jugar pronto o pensás que se va a dar con el tiempo?
—Si bien mi deseo es jugar pronto, sé que hay que ir despacio y esperar con paciencia la oportunidad.
—¿Qué idea te hacés del torneo de Primera B Nacional?
—Que es mucho más duro que el torneo de Primera División pero estoy muy confiado en el plantel y creo que está preparado para ascender.
—¿Cómo te imaginás que será el día en el que saldrás a la cancha con la camiseta puesta?
—Siempre me imagino ese día, el estadio lleno, la gente alentando y Unión ganando. Sueño todos los días con ese momento.
—¿Sos de darte más con los chicos cercanos a tu edad, como puede ser un Brítez, un Arce o un Caballero?
—Comparto la habitación con Franco Faría y me llevo muy bien con todos ellos pero también con los grandes. Tratamos de ir todos juntos a todos lados, no estamos separados los grandes de los chicos y somos bastante compinches. En ese aspecto, los grandes no hacen diferenciación para nada, más allá de que con algunos hay una diferencia de edad importante.