El 16 de octubre de 1940, el gobernador general de los territorios polacos ocupados, Hans Frank, dio inicio a la conformación del Gueto de Varsovia. En realidad, de su elemento constitutivo: el muro, aquello que al mismo tiempo separa y oculta a otro, que aquel que lo construye desea alejar y en lo posible dejar de ver.
Separa, como la reja de Francisco "Paco" Urondo, cuando dice: "Del otro lado de la reja está la realidad, de / este lado de la reja también está / la realidad; la única irreal / es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien / si pertenece al mundo de los vivos, al / mundo de los muertos, al mundo de las / fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o de la producción". Pero también oculta, invisibiliza, una forma más de la deshumanización, tal como retrata Jonathan Glazer en el reciente filme "Zona de interés", basado en la novela homónima de Martin Amis.
Allí, el austero muro del complejo de Auschwitz-Birkenau es el telón de fondo para que, del lado de afuera, del lado de los vivos, otros vivan sus vidas "normales", burocráticas y burguesas. Habría que analizar cuántos conflictos del mundo actual, inter o intranacionales, se tratan de ocultamientos de los unos tras un muro, mientras los otros pretenden gozar de los beneficios de una situación desigual. En el mundo de la familia Höss, sólo había que convivir con el humo, el ruido y las cenizas del crematorio, que se empeñaban en contar lo que pasaba del otro lado.
Mirá tambiénEra Peisaj de 1943Pero eso es el campo de exterminio. El campo está después. Después de la resistencia en el Gueto de Varsovia, que comenzó el 18 de enero de 1943 con la toma del predio a manos de la Organización de Combate Judía (Żydowska Organizacja Bojowa, ŻOB), y la Unión Militar Judía (Żydowski Związek Wojskowy, ŻZW). Liderada la primera por Mordechai Anielewicz; Mordechai, como aquel primo de la reina Ester que frustró los planes del visir Hamán, referente para los comunistas y los movimientos juveniles. Y la segunda por Paweł Frenkiel, de la organización Betar, que años más tarde decantaría en el Irgún y el Likud, en uno de esos giros extraños de la historia.
Pero en aquel entonces no: lo que primó fue la unidad, que permitió resistir los embates de las Waffen-SS y los infaltables colaboracionistas polacos. Porque resistir y colaborar son acciones antagónicas. Decía Ulrike Meinhof: "Protesto cuando digo que no sigo colaborando. Resisto cuando me ocupo de que tampoco los demás colaboren". "(…) Protesta es cuando digo que esto no me agrada. Resistencia es cuando me aseguro de que lo que no me agrada ya no vuelva a ocurrir", destacaba también.
Por cierto, fue Meinhof, encarcelada y muerta por ejercer la violencia en una Alemania Occidental en la que ex miembros de las SS eran personalidades destacadas, la que escribió lo siguiente: "¿Cómo fue posible Auschwitz? ¿Cómo lo fue el antisemitismo? Antes era el odio de la gente por su dependencia del dinero como medio de cambio, su anhelo por el Comunismo. Auschwitz significa que seis millones de judíos fueron asesinados y llevados a los basurales de Europa porque se estableció que eran judíos adinerados. Lo que sucedió fue que el capital financiero y los bancos, el núcleo duro del sistema del imperialismo y el capitalismo, habían desviado el odio de los explotados por los ricos hacia los judíos".
Pero nos fuimos del foco de la resistencia. Jóvenes y viejos, hombres y mujeres (mujeres combatientes como Mira Fuchrer, la compañera de Anielewicz, o humanitarias como la enfermera católica Irena Sendler, salvadora de niños): aquellos que resistieron no podían asegurarse de que aquello que vivían no volviese a ocurrir jamás. Pero podían ser libres en la posibilidad de elegir la manera de caer: "Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias, para decidir su propio camino", escribiría Viktor Frankl tras sobrevivir al campo. "Y es precisamente esta libertad interior la que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido", agrega.
"Ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir", le dijo Victoria Walsh a la partida que fue por ella y sus compañeros, antes de quitarse la vida por la propia mano, en otro tiempo y espacio. En el instante final, la libertad definitiva de aquellos combatientes, cuyo último destino era caer ahí mismo o terminar sus días en Treblinka, haya sido la de dar testimonio a las generaciones futuras, para asegurase de que todo aquello no vuelva a ocurrir. Que el hacinamiento y la desnutrición no vuelvan a ser un arma, como acontece en nuestros días: cerca, al otro lado de un muro, de algunos descendientes de quienes estuvieron antaño "del lado de adentro" de aquellos otros muros.
"(...) ¿Cómo fue posible Auschwitz? ¿Cómo lo fue el antisemitismo? Antes era el odio de la gente por su dependencia del dinero como medio de cambio, su anhelo por el Comunismo. Auschwitz significa que seis millones de judíos fueron asesinados y llevados a los basurales de Europa porque se estableció que eran judíos adinerados. Lo que sucedió fue que el capital financiero y los bancos, el núcleo duro del sistema del imperialismo y el capitalismo, habían desviado el odio de los explotados por los ricos hacia los judíos". (Ulrike Meinhof).
Concluye Urondo: "Las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como / la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia / estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia / del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro / como los designios de todo un pueblo que marcha hacia la victoria / o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse, a rescatar lo suyo, su / realidad".
(*) Mensaje leído en el acto de Conmemoración del 81° Aniversario del Levantamiento del Gueto de Varsovia, realizado en la Asociación Cultural y Deportiva Israelita Argentina I. L. Peretz de Santa Fe. Adaptación para Diario El Litoral.
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