Historia y desenlace de un sabalero de sólo 44 años
Aarón se "durmió sonriendo": el médico le avisó que Colón era campeón
Ingresó al hospital a mediados de mayo y su enorme corazón no pudo con el maldito Covid. "Los pequeños Martín y Joaquín, sus hijos, seguirán el legado sabalero", cuenta su suegro Juan Visentini que fue dirigente de Unión en los '90.
Gentileza Su legado sabalero: Martín y Joaquín. El querido Aarón Javier Alvarez y sus pequeños Martín y Joaquín en el Cementerio de los Elefantes. Su abuelo, Juan Visentini, es de Unión pero asegura y promete que vamos a cumplir el deseo de su padre, que sigan a Colón cada vez que juegue .
Con apenas 44 años, Aarón Javier Alvarez fue uno de los tantos santafesinos que ingresó a un hospital para pelear con este maldito Covid a mediados del mes de mayo: casado con "una tatenga" como Natalia María Visentini y con dos hijos, Martín y Joaquín, "que son sabaleros como su papá Aarón", cuenta a El Litoral su suegro Juan Visentini, que no sólo es tatengue sino que fue dirigente del Club Atlético Unión en la época de esos duros años '90. Hace pocos días, primero sus pulmones y luego su corazón no aguantaron más. "Lo más parecido a cuando jugaba su querido Colón. Lo daba todo, esta vez, su vida", recuerdan emocionados en su entorno familiar.
Lo increíble de la historia de Aarón es que a los pocos días de la hazaña sabalera en San Juan, de ese viernes 4 de junio que el equipo de Eduardo Domínguez se coronó campeón del fútbol argentino por primera vez en 116 años de historia, tuvo un momento de lucidez, para abrir los ojos y poder escuchar. "¡En ese momento, uno de los médicos del hospital que lo asistía, le alcanzó a contar que Colón se había consagrado Campeón!", explican.
Familiero, de valores cristianos y esencia de buena persona. Aarón Álvarez era titular de una empresa de Informática de Santa Fe. Empresario serio y responsable; reconocido en el ambiente por clientes y colegas. Tenía como hobby, cuando podía con sus tiempos, la pesca. "En el año 2014, junto a dos amigos de la peña "Sabalero hasta el Cajón", salieron segundos en la Fiesta Nacional del Surubí, en Goya, Corrientes; entre más de 800 lanchas".
Gentileza Aarón con su inseparable amigo Lucas, con quien viajó a todos lados para ver a su querido Colón. Una historia increíble, de las tantas que dejó la pandemia y el maldito Covid en Santa Fe.
Aarón con su inseparable amigo Lucas, con quien viajó a todos lados para ver a su querido Colón. Una historia increíble, de las tantas que dejó la pandemia y el maldito Covid en Santa Fe.Foto: Gentileza
Lucas, uno de sus amigos de fierro, de esos "locos por Colón", reconstruye una de las tantas y lindas anécdotas de hace un par de años, nada más. "Era un día de semana, yo estaba por trabajo en Chajarí, provincia de Entre Ríos. Entonces, Aarón me llama y me dice: "Gordo, nos vamos a ver a Colón en Montevideo". Era ese recordado partido, con River de Uruguay, por la Copa Sudamericana. No me dio tiempo ni de pensar, me dijo ya saqué las entradas, vamos sí o sí..."y que se pudra todo por Colón", una de sus frases, la que siempre usaba".
El mismo Lucas explica que "era un martes ese partido, así que nos encontramos en una estación de servicio en Colón, provincia de Entre Ríos: yo dejé el auto ahí, Aarón llegó en la camioneta solo y nos fuimos a Montevideo a ver al Negro. Me acuerdo del día, horrible, mucho frío y lluvia. Pegamos la vuelta, llegamos a las cinco de la mañana, yo me quedé a dormir arriba del auto y él se volvió a Santa Fe. Era mi hermano del alma, parecía que nos conocíamos de toda la vida, pensábamos igual, la conexión era total. Con Colón tenemos miles de anécdotas, pero quería contar ésta. Eran las locuras que hacíamos por nuestro querido Coloncito".
"Con su amigo Lucas, viajaban a todos lados los dos y hacían cualquier locura por ver a Colón", recuerda hoy su esposa Natalia María Visentini. "Vamos cumplir el legado de Aarón, yo soy tatengue y fui dirigente de Unión. Pero sus hijos, Martín y Joaquín, que concurrían con mi yerno a la cancha cada vez que se podía, seguirán con el sagrado deseo de su padre de alentar a Colón", asegura emocionado Juan Visentini en diálogo con El Litoral.
Una historia más que dejó la pandemia y este maldito Covid en Santa Fe. En algunos casos, una lucha desigual, sin equivalencias. Como cuando juega el sabalero, los pulmones y el corazón de Aarón al límite. Esa final, que Colón jugó el 4 de junio, para este sabalero de ley arrancó a mediados de mayo cuando ingresó al hospital para pelear con el coronavirus. El cuadro se fue complicando hasta límites impensados.
Hasta que algunos días después de ese viernes histórico, logró "despertar", abrir los ojos un instante. En ese momento, uno de los médicos que lo asistía le alcanzó a decir que Colón se había consagrado campeón del fútbol argentino. Luego, lamentablemente, pasó lo que pasó con un triste desenlace. "Creemos que Aarón se nos fue durmiéndose pero sonriendo y feliz por su Colón Campeón", explican sus familiares.
Sin dudas, los pequeños Martín y Joaquín, sabaleros como su padre, serán de los primeros en ingresar al Cementerio de los Elefantes cuando la gente pueda volver a las canchas para ver y alentar a Colón. Como lo hacía Aarón, su papá.